5.- El primer movimiento había sido hecho

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Mo Qingchi resultó ser una persona amable, de buen temperamento y moral recta. Realmente las habladurías de su carácter no le hacían justicia.

—Shang Daozang, vengo por parte del emperador para invitarlo a Chonghua —dijo, para sorpresa de Shang QingHua, que preguntó intentando disimular:
—¿Hay algún motivo en específico?
—La organización de su cumbre es algo que muchos han tomado de ejemplo —respondió Mo Qinchi—. Su Majestad desea implementar algunas de sus medidas en sus ministerios y desea que sea usted personalmente quien le enseñe. Si usted no tiene ningún impedimento, claro.

Shang QingHua sonrió, con una idea en mente.

—Por supuesto que no —dijo—. Solo deme una semana para asegurarme que la secta seguirá trabajando como de costumbre, y nos encontraremos en Chonghua.
—Por supuesto.

De ser otras circunstancias, Shang QingHua estaría celebrando por todo lo alto la oportunidad que se le había presentado. Pero, realmente, tenía que trabajar.

•••••

Los días pasaron volando. Shang QingHua se había entretenido tanto con sus pendientes, que casi se olvida de su compromiso de no ser porque Xun Feng se lo recordó.

—¿Quiere que empaque las cosas de los niños? —preguntó la muchacha por la noche.

Shang QingHua la miró sin saber de qué estaba hablando, y ella le recordó su viaje a Chonghua. Recordó que ni siquiera había hecho su propia maleta y negó con la cabeza; pero antes de que pudiera decir nada, Mobei-Jun apareció repentinamente (fiel a su costumbre) y dijo:

—Los niños se quedarán conmigo.
—Entiendo —dijo Xun Feng, dando media vuelta para irse.
—¡Xun Feng! —llamó Shang QingHua, añadiendo en cuánto la chica volteó hacia él—. Dile a Duan YiHan que ella viene conmigo. Tú te quedarás con mi esposo para cuidar de los niños.

Xun Feng asintió, y se fue. Mobei-Jun frunció el ceño y dijo:

—No me gusta Duan YiHan.

En la vida anterior, Mobei-Jun le había dicho exactamente lo mismo, la noche antes de su muerte; y Shang QingHua había tratado de apaciguarlo diciendo que era su instinto de alfa protector hablando y que la asistente era una buena mujer, sin darse la oportunidad de escucharlo. ¿Cómo podría imaginar lo que ella haría? Era un error que no pensaba cometer de nuevo. 

—¿Qué es lo que no le gusta a Dawang? —preguntó.
—No me gusta la forma en la que trata a Mo Ran —dijo Mobei-Jun llanamente—. Lo mira como si fuera el reemplazo de su hijo fallecido.

Shang QingHua se puso en alerta con esas palabras y su mirada se fue hacia la cuna, donde Mo Ran y Mo Xi dormían.

—¿Has visto algo que yo no? —preguntó.
—Ella habría huido de no ser por mis demonios vigilantes —respondió el demonio—. Por eso no la quiero cerca de mis hijos.
—Dawang no tiene de qué preocuparse —dijo Shang QingHua—. Tomaré cartas en el asunto.

Su resolución de abandonar a Duan YiHan en Chonghua se hizo más fuerte. Pero no era una mala persona, así que se aseguraría de que terminara en una buena familia como pago por el tiempo que cuidó a su hijo. O también… podría conseguirle una pareja. ¿Y quién mejor que Mo Qingchi para ello? Así mataría dos pájaros de un tiro.

De manera imperceptible, el primer movimiento había sido hecho, y de ese primer paso dependería todo lo demás.

La fabulosa transmigración de Shang QingHuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora