16.- Estaba cerca de lograrlo

53 12 1
                                    

—¿Quién es el bebé más hermoso del mundo? —dijo Shang QingHua, jugando con Mo Xi—. ¡Tú lo eres!

El bebé soltó una risotada alegre, y de nueva cuenta el señor de cumbre se preguntaba cómo este bebé risueño se convertiría en un niño silencioso y hosco. Bueno, en realidad sí sabía, pero decidía fingir demencia al respecto. Tal vez era por la herencia de su esposo, pero en gran medida se debía a las desgracias de su vida pasada.

Shang QingHua no dejaba de apreciar las constantes similitudes de sus hijos con los padres: podía identificar en Mo Ran algunas características suyas, como esa personalidad extrovertida que el venerable Avión-juju se había visto obligado a reprimir en su vida como un respetable omega de la época actual, además de una gran habilidad para la cocina y para inventar cosas que les permitieran salir bien librados de los apuros. Mo Xi, por otro lado, era tranquilo y silencioso como Mobei-Jun. Sabía que, mientras que Mo Ran sería impulsivo, Mo Xi sería metódico.

Eran como el yin y el yang: sus diferencias se complementaban entre sí.

Xun Feng sacó a Shang QingHua de su concentración al traer a Mo Ran a su lado. El señor de An Ding acercó al niño para tenerlo junto a su gemelo, dejando que cada uno le rodeara un dedo con sus respectivas manitas. Fue en ese momento de perfecta armonía entre él y sus hijos, que cerró los ojos y comenzó a meditar. Durante el viaje de regreso, había leído el manual que Jiang Fuli le vendió, en el cual se indicaba una manera de enlazar con los cachorros por medio de la cultivación.

En esencia, era similar a la relación con aromas, en el que el alfa dejaba parte de su aroma en sus cachorros para que le reconocieran por medio de éste; la diferencia recaía en que el enlace se llevaba a cabo por medio del intercambio de energía: el beta dejaría una parte de su energía espiritual en el interior de sus hijos mientras tomaba una parte pequeña de la energía de sus cachorros, la cual se cultivaría en su núcleo dorado. Mientras se cultivaba en conjunto, la relación crecería del mismo modo que un enlazamiento normal.

Dado que Mo Xi y Mo Ran eran muy pequeños, Shang QingHua debía hacer la transferencia de energía lentamente, por lo que se enfocó en ello. Se concentró tanto en ello, que cuando terminó estaba completamente agotado, pero aún así se dedicó a cultivar hasta que uno de sus gemelos lloró pidiendo comida.

Mientras alimentaba a Mo Ran, se dio cuenta de que su primer intento de enlace había funcionado. Su intento para enlazar con sus cachorros estaba funcionando, estaba cerca de lograrlo así que debía seguir adelante.

Cuando Mobei-Jun llegó, Shang QingHua sostenía a Mo Ran con un brazo y a Mo Xi con otro, mientras le dictaba cosas a un aprendiz al que claramente le costaba trabajo seguirle el ritmo. De vez en cuando, Shang QingHua lo detenía para hacer correcciones y recordarle mantener la pulcritud de su letra para que las indicaciones sean legibles. Cuando terminó, el aprendiz se fue saludando al demonio en voz baja, y éste se acercó a su consorte tomando a Mo Ran en brazos. Aunque amaba a sus hijos por igual, el demonio de hielo no podía evitar tener cierta inclinación hacia su primer hijo.

Se recordó a sí mismo que no debía dejar que eso afectara la crianza de los gemelos.

—QingHua, debo hacerte una petición —dijo Mobei-Jun.

El tono serio de su rey hizo que QingHua se mantuviera en silencio, expectante. Mobei-Jun carraspeó, como si de ese modo quisiera hacer tiempo para poner en orden sus ideas, y después dijo:

—Te hice caso. Acepté la reunión con el señor de Ciudad Fantasma, pero él tiene una condición.

—¿Y cuál es esa petición? —preguntó Shang QingHua.

—Que la reunión se llevara a cabo aquí.

Si Shang QingHua no hubiera tenido un bebé en brazos, se habría dejado caer al suelo presa de un ataque de risa nerviosa. ¿El señor de Ciudad Fantasma quería ir a su humilde pico? ¿Por qué? Sin embargo, calmó sus nervios recordando lo que estaba en juego aquí. Debía serenarse y seguir adelante, ya que esto había sido su idea y la alianza con la Ciudad Fantasma era primordial para él.

Si las cosas no resultaban como él lo esperaba, ese reino terminaría por ser su refugio.

—Dawang puede contar contar con ello —le aseguró Shang QingHua.

La fabulosa transmigración de Shang QingHuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora