8.- Otro enemigo había aparecido a la vista

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Shang QingHua se encontraba en el palacio, trabajando con Shi Yan, cuando Duan YiHan corrió a su encuentro llevando un sobre consigo.

—Lo envían de la cumbre An Ding —dijo, despidiéndose con una reverencia.

Shi Yan no pudo evitar una pizca de desasosiego mientras Shang QingHua abría la carta. El ministro temía que algo hubiera pasado y su compañero de trabajo tuviera que regresar a la montaña Cang Qiong antes de lo previsto. La expresión sonriente de Shang QingHua le indicó que no había problema y el señor de cumbre solo dijo:

—Es de mi esposo. No se preocupe.

Mobei-Jun no era mucho de escribirle cartas, por lo que el mero hecho de que lo hubiera hecho ahora solo para decirle que lo extrañaba lo había puesto de muy buen humor, de tan buen humor que enfrentó la pesada jornada laboral con una sonrisa de oreja a oreja. Durante todo el día, se la pasó de un lado a otro enseñando a los ministros como clasificar la gran cantidad de papeleo que manejaban de una forma más eficiente para poder tenerlo todo en orden y a la mano, para poder hallar lo que necesitaran más pronto.

Y fue en un descanso cuando, disimuladamente, Shang QingHua preguntó:

—¿Cómo está su familia?

Para su sorpresa, el rostro severo del ministro se iluminó con una sonrisa y dijo:

—La salud de QingXuan ha mejorado bastante. Su hermano no ha dejado de cuidarlo cada vez que tiene tiempo. Todas las noches se asegura de alimentarlo debidamente, ¡incluso lo ha exigido en más de una ocasión! —en este punto, Shi Yan negó con la cabeza, añadiendo—. Sé que debería ponerle un freno a WuDu... pero simplemente ese hijo mío es mi debilidad. Y ese carácter inflexible suyo es una clara prueba de que será un digno sucesor. En caso de que decida seguir mis pasos, claro.

"Ay, señor, ¿cómo le digo?", pensó Shang QingHua, pero mantuvo la boca cerrada. En su primera vida, Shi WuDu se había ido a la secta más poderosa del reino superior que había alcanzado el nivel más alto de cultivación, estando a un paso de la inmortalidad. Tras la muerte de su hermano, el posterior suicidio de su madre a causa de la depresión y la ejecución de su madre concubina, había roto toda relación con su familia al considerar a su tía la causante de su desgracia. Que no estaba tan errado, pero no iba a ahondar en detalles.

Pero, eso no necesariamente iba a pasar ahora, ¿verdad? El destino podía cambiar, tenía que hacerlo. Shang QingHua estaba basando todos sus planes en la fe de que podría cambiar su destino, el de sus hijos y el de todos a su alrededor. Por lo pronto, le complacía saber que Shi WuDu había hecho caso de sus palabras, lo que aseguraba la salud de Shi QingXuan. Tras este breve descanso, ambos volvieron al trabajo.

O bueno, ese era el plan.

—¿Qué significa todo esto?

Había otro ministro en la sala, que veía con desaprobación el desastre que quedó luego de reordenar todos los archivos. Shi Yan dio un paso adelante, alzando los brazos en gesto de tregua, y dijo:

—Cuñado, no te inquietes.

Shang QingHua miró con sospecha al sujeto, que volteó en su dirección visiblemente molesto.

—¿Quién es él? —preguntó Hua PoAn, señalando a Shang QingHua, quien se presentó inmediatamente, lo que provocó que el ministro chasqueara la lengua con desdén mientras su cuñado intentaba razonar con él.

Shang QingHua mantuvo la distancia, sin bajar la guardia, aprovechando que otro enemigo había aparecido a la vista para comenzar a tomar cartas en el asunto. El resto de la jornada laboral se llevó a cabo con Hua PoAn como su nuevo invitado. Aunque había tenido un trabajo extenuante, Shang QingHua todavía tenía la energía mental suficiente para divagar en sus propios pensamientos.

En la otra vida, Hua PoAn también había sido ejecutado al atentar contra Shi MingHua, acusándola por mandar a la horca a Hua Gui, su única hermana. Su hijo, Hua BiNan, se había reunido con el hijo de su tía, y ambos habían comenzado a planear su venganza contra la familia Shi en particular y contra toda Chonghua en general. Ambos habían usado a Mo Ran como su punta de lanza, logrando sumirlo en la oscuridad y la desesperación, lo que terminó por llevarlo al lado demoníaco.

Shang QingHua no dudaba que Hua PoAn era un idiota sediento de poder que solo había usado la muerte de su hermana como excusa para sacar su verdadera naturaleza a flote, la misma naturaleza perversa con la que había contaminado a su hijo. Y mientras pudiera mantenerlos a los dos lejos de su familia, estaría más que satisfecho. En cuanto a Shi MingHua... ya había comenzado a hacer uno que otro preparativo para ella.


La fabulosa transmigración de Shang QingHuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora