20.- Finalmente los tuvo en sus brazos

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Los meses pasaron volando entre trabajos y demás imprevistos. Para el séptimo mes de gestación, Shang QingHua se encontraba en un estado de reposo casi absoluto, ya que sus propios discípulos se encargaban de todo en la cumbre para que él no se molestara por tener que trabajar, nada de eso: a él solo lo molestaban cuando había algo realmente difícil y nadie sabía qué hacer. Pero tampoco lo dejaban participar, sino que solamente le pedían consejos.

En ese estado, todo lo que el buen hermano Avión hacía era disfrutar las vacaciones. Jugaba con sus hijos, recibía visitas y escribía cositas que vendería después. Mobei-Jun solía quedarse todas las noches a su lado, luego empezó a aparecer desde la tarde y, para las últimas semanas, pasaba prácticamente todos los días a su lado. Disfrutó de ver a Mo Ran y a Mo Xi dar sus primeros pasos, escuchar sus primeras frases fluidas, vivir en familia tranquilamente, y disfrutar de todo lo que tenía antes de volver a trabajar.

Lo único que empañaba su felicidad era que no habían encontrado a Linguang-Jun. Hua Cheng había puesto a su disposición todos los recursos que tenía, Mobei-Jun había enviado a varios de sus demonios a recorrer el lugar, pero hasta el momento no habían tenido éxito. La búsqueda seguía, claro, pero no dejaba de sentirse inquieto. Su esposo, el demonio de hielo, no tenía síntomas de envenenamiento, y eso en sí mismo era una buena señal. Si lo que temía sucedía, al menos tenía el consuelo de que mantendría a su esposo a su lado. Y tendrían el respaldo de Hua Cheng.

Todos esos pensamientos se esfumaron cuando, una noche, un dolor antinatural que no debía ser de esta tierra lo acometió. Sintió como si lo estuvieran partiendo a la mitad, y el dolor fue tanto que soltó un grito tan fuerte que todo An Ding se despertó. Sabía el origen de ese dolor, y eso le hizo entrar en pánico.

—¡Trae a Mu QingFang! —le gritó a un alarmado Mobei-Jun—. ¡No alcanzo a llegar a la cumbre!

—Pero...

Mu QingFang no estaba, pero en su pánico lo había olvidado: el hombre había salido rumbo a Chonghua para encontrarse con Jiang Fuli. Era algo que solía hacer. ¿¡Pero entonces quién lo iba a atender ahora!? La respuesta llegó pronto: Lin Xia, acompañada por Xun Feng y otras dos discípulas entraron, echaron fuera a todo el mundo menos a Mobei-Jun y se hicieron cargo del asunto. La labor había sido ardua, casi riesgosa, pero al final todo había salido bien, y la pareja recibió a otros dos bellos gemelos.

Pero esta vez, eran un niño y una niña.

Y a diferencia de su vida anterior, Shang QingHua no corría peligro de muerte, por lo que pudo sostener a sus bebés apenas se los entregaron. Finalmente los tuvo en sus brazos, y disfrutaría de esa cálida sensación.

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Una disculpa por la repentina desaparición, pasaron cosas.

No cosas calamitosas físicas como que alguien me atropelló o algo así JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. Pasa que en diciembre perdí a una amiga muy especial para mí, y fue como que hasta estos momentos su pérdida me pegó más así que mi mente dijo "disconnect" y desconectamos.

Pero trataré de retomar mi ritmo de publicación.

La fabulosa transmigración de Shang QingHuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora