13.- Las cosas no siempre eran lo que parecían

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Fue una sorpresa para Shang QingHua ser invitado a una de las reuniones de la familia real. Una parte suya pensó en negarse terminantemente pero las palabras de Mo Qingchi lo hicieron retractarse de su intención inicial.

—Es un invitado de Chonghua, y sus enseñanzas han ayudado a los ministerios. Sería un desaire que no asistiera. Tómelo como un banquete de despedida.

Así pues, Shang QingHua llegó al palacio real acompañado por Mo Qingchi. Tal como había previsto, la reunión había sido completamente aburrida y, con una sorprendente ironía, Shang QingHua se encontró a sí mismo extrañando las reuniones en la corte del Desierto del Norte. Por lo menos allá los demonios se tomaban la molestia de hacer las reuniones más entretenidas para que pudiera prestarles más atención. Sin embargo, su aburrimiento se disipó cuando una pareja entró al lugar y las personas más cercanas al señor de An Ding comenzaron a cuchichear.

—No quisiera estar en el lugar de la señora Zhao, de verdad —dijo alguien en voz baja.

—Pobre mujer, pensando que sería reconocida como la madame Murong de la casa Wangshu, y no es nada más que el hazmerreír de la corte —dijo alguien más.

Shang QingHua se acercó sigilosamente, se sentó al lado de estas dos personas y dijo:

—Eso sí es tener mala suerte. ¿Qué pasó?

Si bien estos dos sujetos sintieron desconcierto, les agradó poder hablar con alguien del chisme y procedieron a explicar: Murong Xuan había estado cortejando a una chica proveniente de la ciudad de Lin'An, pero cuando ella desapareció repentinamente se vio obligado a aceptar a la joven heredera de la familia Zhao. La mujer se casó estando completamente segura de que Wangshu-Jun estaba enamorado de ella y no fue así.

—Wangshu-Jun le dio un hijo porque era lo que se esperaba, pero no volvió a acercarse a ella —terminó el relato aquel sujeto—. Y ahora a ella nadie la toma en serio.

—Está tan frustrada que se ha desquitado con su doncella —añadió la otra persona—. A tal grado que incluso la desfiguró, presa de la rabia. Es una salvaje.

—Terrible, terrible —dijo Shang QingHua.

Sin embargo, las cosas no siempre eran lo que parecían y él sabía la verdad detrás del comportamiento salvaje de la señora Zhao. Sabía también que, para este momento, Murong Xuan estaba en sus últimos meses a causa de una enfermedad de la sangre sin cura aparente. No podía hacer nada por él, pero sí por su hijo; el hijo mayor del que nadie sabía nada.

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Shang QingHua se acercó a la mansión Wangshu en uno de sus momentos libres. Sabía, gracias a Shi Yan, que Murong Xuan se la pasaba fuera de casa todo el día, con tal de evitar a su mujer; así que podía encontrarse a solas con la señora Zhao y proponerle algo. Hacerle una propuesta que no podría rechazar, pensó el hermano Avión como un mafioso henchido de poder.

—Un placer verla, madame Murong —dijo Shang QingHua con una reverencia.

Para su sorpresa, no solo se encontraba la señora esposa, sino también la doncella desfigurada. Madame Zhao señaló hacia ella con resentimiento y dijo:

—Ella es la verdadera madame Murong.

—No me atrevería —dijo la doncella, bajando la cabeza.

—¿Qué lo trae por aquí? —preguntó madame Zhao.

—Vengo a hacerles una propuesta a ambas —dijo Shang QingHua—. Una que les permitirá vivir en paz.

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YYYYYYYYYY

¡Feliz Año Nuevo, mis amores! Espero que se lo hayan pasado de maravilla y que todos nuestros propósitos se cumplan <3

La fabulosa transmigración de Shang QingHuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora