Capítulo 9

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— ¿En esta puta casa nunca hay nadie que te reciba?

La voz de un hombre hizo a Ander levantar la vista del libro que tenia frente a él, extrañado, este se levantó, caminando fuera del comedor, viendo la espalda ancha de un hombre alto, cabello lacio y rubio. — ¿Y tú quien eres? — Ander preguntó, haciendo al hombre darse la vuelta, mirándolo de arriba a abajo, iba a responder.

— Ander, ¿qué... Qué haces aquí? — La chica se detuvo al ver a su hermano parado frente a Ander, quien la miro confundido, esperando una respuesta.

— ¿No fueste tú la que me grito ayer ordenandome que viniera? — El rubio dijo, mirándola con molestia, viendo los alrededores de la casa. — Al menos le quitaron ese horrible café a esa pared, ya parecía casa de campo. —Este dijo, tomando su maleta, dándole un vistazo al ruloso qué seguía viendo la escena con confusión. — Soy su hermano por si no te ha contado de mi, lo que, deduzco, es cierto... ¿Tú eres?

— Es mi novio, y estamos estudiando, así que mejor vete a la habitación de invitados, y no molestes ¿de acuerdo? — La chica pidió, haciendo al más alto hacer una mueca, odiaba qué le hablara de esa manera, pero lo entendía, él se lo había ganado.

— Claro, manda a tu hermano a la habitación de invitados, maldita ingrata. — Este se quejo, comenzando a subir las escaleras para dirigirse a las habitaciones. — Un gusto conocerte chico, ojalá saber tu nombre antes de que me vuelva a largar.

Ander lo vio desaparecer, sintiendo como el aura en la casa cambiaba completamente, mirando a su novia, noto como esta ponía una mano en su rostro, murmurando algo que no entendió antes de que esta lo viera, sonriendole un poco incomoda. — Lamento eso, no tenían idea de que vendría hoy.

— ¿Esta aquí por lo de tu padre?

— Sí, al ser el único que no esta ligado como tal a la familia, tiene abogados y dinero suficiente a su mano, yo no puedo hacer más que esperar. — Esta dijo, con algo de tristeza. — A mi padre no le hará mucha gracia tampoco.

— ¿No?

— Él y Max no tienen la mejor relación. — Explico la chica mientras se dirigían de nuevo a la sala. — Mucho menos porque Max se ha ganado su título por su cuenta y es algo que... Bueno, a mi padre no le convence mucho.

— ¿Su título de príncipe? Pero es su hijo, ¿no debería sentirse orgulloso?

— Claro, si no fuera porque es prácticamente su competencia. — La chica contó, tomando un poco de fruta antes de ponerla frente a Ander, quien abrió la boca para que esta lo alimentará. — Pero por el momento, es el único que puede ayudarme, así que, tendrá que aceptarlo le guste o no.

— Qué caliente te escuchas diciendo eso.

— Te recuerdo que hay visita.

— Lo hicimos en una fiesta, ¿qué es tu hermano a casi cien personas?

...

— Levántate.

— Mierda, ya voy. — La chica se quejo con su hermano al escucharlo hablarle fuerte, suspirando mientras caminaba detrás de él hacia la oficina de su padre, este le hizo una mueca de silencio, esta asintió, sentándose en el sillón que había en el lugar.

— Bueno. — Su hermano hablo al teléfono, había sido informado por el único mayordomo qué habia quedado en la casa, que habían hablado para sobornarlos, por lo que este quería que la menor escuchara. — Sí, ese soy yo... ¿Ciento ochenta mil?

La chica frunció el ceño al escuchar eso, moviéndose al lado de su hermano, quien parecía ya estar molestandose. —... No, escuchame tú a mi, infeliz. De ese dinero no vas a ver ni un centavo, no me des ese puto reloj... — ¿Él reloj? Valentina pensó, antes de mirar a su hermano de nuevo. —... Pero tú no vas a volver a ver la luz del sol por un largo tiempo cuando me enteré quien eres ¿de acuerdo?... Porque cometiste un error, amenazaste a un De León, así que, aporvecha tus días de libertad... Porque de que te encierren me encargo yo.

𝐋𝐈𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora