𝐋𝐈𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑𝐒

Capítulo 24

— Realmente no esperaba verte aquí de nuevo.

— Creame detective, yo poco esperaba verla de nuevo.

Hace cinco meses.

La voz incrédula de su padre la hizo sentir ansiosa, su mano tomaba su vaso de limonada, tratando de detener el temblor en la misma, cuando el hombre termino la llamada y al miro, esta supo lo que había pasado. — Lo soltaron, ¿cierto?

— No han encontrado las suficientes pruebas.

La chica negó, sonriendo con gracia, mirando a la nada por un segundo, esta llevo su bebida a su boca. — No, no han encontrado el trofeo.

— ¿Solo por eso?

La chica asintió, tragando con fuerza su bebida. — Es el arma homicida, sin él, aunque le digamos donde lo tiene escondido, no pueden hacer nada.

— ¿Crees que él lo haya sacado? — La chica miro a su padre, negando de inmediato, sabiendo que Polo no se arriesgaría a ser visto tocando algo que lo dejaría al descubierto.

— Pero claro, él no tiene que mancharse las manos, como cada uno de nosotros.

...

— ¿Por qué no nos habíamos enterado que estaba fuera?

— Por la misma razón que no sabíamos que estaba dentro... — Valentina llego al salón, captando las miradas del mismo grupo de siempre, su cabello habia crecido un poco más, ahora llegaba a su pecho, tenia unas hondas, y ahora, tenia un color rojo vino, dándole un bonito toque a su blanca piel.

Saludando a Carla, la chica dejo su mochila en la mesa donde se sentaría con Ander, y donde Guzmán estaba sentado, cuando la chica vio como este tenia la intención de tocar su bolsa, lo detuvo. — Si la tiras al suelo, yo te tiro los dientes. — Esta dijo, mirándolo fijamente.

Había escuchado lo que le habia dicho a Ander, y aunque esta había trato de explicarle, nada habia funcionado, y ella entendía que los odiara, que les tuviera asco, pero no iba a permitir que la intimidara, esas semanas que tuvo para recapacitar cada cosa que hizo, se dio cuenta que no había mucho por lo que sentir pena.

Samuel y Nano, la habian chantajeando, sabiendo que era ella, que era su familia, solo por unos billetes.

Marina, aun sabiendo que su familia estaba en riesgo, decidió seguir con su plan de irse con un hombre solo porque quería ser una rebelde.

Ella no había matado a Marina, ella no la había tocado, lo que había hecho era tomar ese reloj que le regresaría la paz a su familia, incluso, a los Nunier, quizá lo ocultó, sí, pero al final del día, quien tenia la culpa de morir por una estupidez, había sido Marina.

Todo por un simple reloj y unos billetes.

— No deberías comportarte así, ¿sabes? Deberías quedarte callada, como sabes hacerlo. — La chica le sonrió a Lucrecia, sentándose en su asiento, saludando a Ander cuando este llegó a su lado, notando lo cansado qué se veía.

— Bueno, al menos ella hablo, otros lo sabian y se quedaron callados como putas. — Guzmán dijo, mirando a Ander, Lucrecia dirigió su mirada al chico, quien tenia la mirada perdida mientras escuchaba todas las palabras del grupo.