Capítulo 30

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La pareja estaba en clase, ambos prestando atención a las actividades que estaban en la pizarra, cuando Rebeka salio del salón, ambos la miraron antes de volver su atención al profesor, sin embargo cuando esta comenzó a gritar, todos volvieron a ver la interacción de Azucena y la chica.

—...¡Qué se entere todo el puto Dios, que a mi me echan a la puta calle, pero que si tus mamis pagan una beca y dan dinero, no te echan aunque seas un puto asesino!

Valentina y Ander siguieron a Guzmán y Samuel cuando estos salieron del salón, escuchando a Rebeka con más claridad, viendo la escena y como la mayor intentaba hacerlos volver al salón de clases. — Es que no la pueden echar.

— No la echamos, se va voluntariamente.

— ¿Y donde se firma? — Valentina preguntó, mirando a Azucena, acercándose para pararse al lado de Rsbeka, la mirada confundida de la mayor cayo en ella. — ¿Donde se firma para irse?

— ¿De qué hablas?

— De que si Rebeka se va, me voy yo también. — El asentimiento de Samuel llego después, Guzmán y Ander le siguieron, sin embargo, lo que sorprendió a muchos, fue la voz de Nadia seguirles la corriente.

Cuando la mujer dijo que intentaría más para evitar sacar a la chica, la roja sonrió, tomando la mano de Ander, quien la acerco a él mientras miraba a su madre, quien lo mandaba de nuevo a la clase. — Tienes suerte de que mi madre tenga tanto corazón, porque otra persona nos hubiera sacado a la calle.

Cuando Valentina iba a entrar al salón, la mano de Rebeka la detuvo, esta le sonrió, la chica con tacones le devolvió el gesto, pasando un brazo por sus hombros. — Vamos, tenemos que-

— ¿Puedo hablar con ella un momento, Ander? — El chico las miro, sin mucha confianza, pero asintió, sonriendole a su novia antes de caminar dentro del salón, la roja miro a la chica frente a ella, quien la movió un poco lejos de la puerta, esta moto a sus lados. — Necesito tu ayuda.

— Ay, eso suena a problemas.

— De hecho, necesito que me ayudes a meterme en problemas.

...

— Mierda, no, espera, dejame quitarme los zapatos. — La chica dijo, deteniendose a medio camino, Rebeka la miro, quitándose los zapatos antes de buscar donde dejarlos.

— Sí, dejalos aquí, que te roben más de doscientos dolares. — Rebeka dijo, tomando los zapatos, metiendolos en su mochila antes de tomar su mano, haciéndola correr a su casa.

Sí, Rebeka quería que la ayudara a entrar a su casa.

Cuando ambas llegaron, Rebeka casi lanza a la otra chica sobre la puerta, de no ser porque esta le dijo que sabia hacerlo por su cuenta. — Te recuerdo que me crié en el barrio de Samuel, entrar a una casa no es nada nuevo para mi. — Ambas chicas escalaron hasta que estuvieron del otro lado, corriendo dentro de la casa hasta que llegaron al sótano donde, según ella, tenia el dinero.

Después romper cada sofá del lugar, ambas miraron el lugar con desesperación porque no encontraron nada, suspirando mientras se recargaba en la pared, Valentina miro el saco de box frente a ella, viendo el duro cuero del mismo. — Hija de puta, dejo a su hija en la calle después d-

Valentina no la escucho, tomando la navaja que esta llevaba en su pantalón, interrumpiendola, cuando esta estaba a punto de meter la navaja en el saco, la morena la detuvo. — No, ¿sabes lo caro que es esto? No con mi saco.

— Rebeka, es lo unico qué falta por romper aquí, a menos que quieras ir a buscar un trabajo volteando hamburguesas, me vas a dejar romper este saco. — La chica dijo, mirándola, la morena hizo un puchero antes de ser empujada por Valentina, la otra chica aprovecho ver a la más alta caer al suelo lista para apuñalar el cuero del mismo antes de que una mano en su pierna la hiciera caer.

𝐋𝐈𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora