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Ya habían pasado dos semanas desde que comenzó octubre, apenas comenzaba el día 15.

Lynn y Hannah iban muy bien, se trataban muy lindo, se notaba que se gustaban mucho mutuamente, lo que emocionaba a sus amigas.

Y Hannah ya estaba cansada de Eduardo, no podía seguir con esa farsa, así que decidió hablar con su madre.

Hannah: ¿Entonces no estarás aquí?

Ama: No Hannita, saldré desde el viernes hasta el lunes.—Dijo ella desde el otro lado del celular, estaban en una llamada.

Hannah: Es qué... quiero hablar con mamá, ya sabes, sobre tu sabes quien.

Ama: ¿Sobre Lynn o sobre Eduardo?

Hannah: Pues... prácticamente ambos, y ¿que tal que me saca de casa o algo? si tú no estás aquí no tendré a donde ir...

Ama: Uy... y tienes razón... no confío para nada en Beatrice.

Hannah: A ver, se que mamá es un poco muy difícil, pero es nuestra madre después de todo, tiene que entender, al menos espero que lo haga... o tendré que dormir debajo de un puente.

Ama: ¿Y si te quedas con la abuela?

Hannah: Si pensé en eso, pero está en San Francisco con la tía Berenice.

Ama: Ufff... sabes que si por mi fuera estaría ahí para ti, pero es por el trabajo, si no no podré llevarte al concierto de Taylor Swift.—Hannah sonrió ante esto.

Hannah: Lo sé, no te preocupes, estaré bien.

Ama: Eso espero... te amo hermanita, cuídate, ¿si? te llamo después.

Hannah: También te amo, adiós, ten un bonito día.

Ama: Hannah, ya casi es de noche.

Hannah: Dije, ten un bonito día, bye.—Ama rió.

Ama: Adiós cuchurrumina.

La rubia colgó y suspiró, ahora solo tenía que esperar a que su madre llegara del trabajo para poder hablar con ella.




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Hannah estaba sentada en end esquina de su cuarto, abrazando sus piernas.

Estaba nerviosa.

¿Te imaginas crecer en una casa donde no puedes ser tú misma sin que te golpeen? Pues esa fue la infancia de Hannah.

Una vez tiró un vaso de cristal de los estantes por querer alcanzar un paquete de galletas. Su madre la golpeó hasta ver la cara de su hija sangrar.

Eso era lo que la dejaba dudando si debía hablar con su madre o no.

Tal vez sea mejor idea hablar con papá...

Pensó ella, aún que no era mala idea, nunca hablaba con su padre.

Literalmente nunca, el trabajaba incluso mucho más que su madre, así que no tenía caso intentarlo con el.

Decidió poner música para relajarse.

Se puso sus audífonos y la playlist de Taylor Swift en aleatorio.

Comenzó a reproducirse "Seven" del álbum de folklore. (Si no saben el contexto de la canción, escuchen desde el minuto 1:22)

Al escuchar la intro de la canción, la rubia se desesperó más y prefirió apagar la música.

No muchos minutos después, escucho la puerta de su casa abrirse, sintió que se le detuvo el corazón.

Oh, Hannah || Lynn Loud.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora