Mi eternidad eres tú [𝐄𝐢(𝐌𝐚𝐥𝐞) 𝐱 𝐘𝐚𝐞 𝐌𝐢𝐤𝐨]

XXXV.

El día de la boda parte 2.

Ya son un aproximado de más de las 8 de la mañana todos los invitados se encuentran en sus puestos de sillas respectivas de cada uno, el sacerdote mantiene estancia para la espera del novio y la novia.

En este panorama vemos a Barbatos ajustandole el kimono de Ei pero le situaba en sus hombros una respectiva capa que había hecho el dios de la libertad con el poco tiempo de anoche.

Venti: Wuala! Cómo nuevo Ei!

Ei: Es increíble este diseño Venti te lo agradezco mucho.

Venti: Ahora viejo amigo es hora de que vayas a casarte ya se hace tarde.

Ei: Claro que si no hay problema.

Venti: Adelante vamooos!

En el santuario Narukami se ve alguna de las Miko nerviosa no por qué Yae no sale de la habitación sino por la presencia casi imponente de La Arconte Geo Morax quien se encuentra a la espera de la Kitsune para poder llevarla al altar.

Zhonglia: Tranquilas yo solo estoy a la espera de la novia es todo.

Al cabo de unos momentos la puerta es abierta y se le ve la expresión de Zhonglia un tanto alegre de ver a la Kitsune aún no se notaba como luce con exactitud solo se ve una ligera silueta del vestido.

Zhonglia: Estás radiante, el novio estará contento de verte ahora vamos tienes un matrimonio que atender y un hombre maravilloso a quien corresponderle hoy.

Han transcurrido algunas horas el novio ya se encuentra en el altar y por supuesto se le notaba impaciente¿Dónde estará la novia? Se preguntan algunos mientras hacen la espera de esta que llegue.

Ayaka quien mantenía su mirada hacía atrás a cada momento está se levanta y así todos los presentes estarían de pie.

Fue allí donde algunas flores de cerezo eran lanzados por Sayu quien estába delante de la novia caminando detrás de Sayu estaba Kirara la cual trae las sortijas de matrimonio y finalmente la novia Yae Miko acompañada de la Arconte Geo.

Ei estando en el altar recibe las sortijas con la pequeña almohada y finalmente también recibe a la novia quien luce radiante y encantadora con ese reluciente vestido blanco.

Ei: *en silencio mirando a Yae*

Yae: *miraba a Ei sonríente*

La ceremonia comienza fue una linda aclaración y dedicatoria de bendiciones por parte del sacerdote para Ei y Yae pero llegó el momentoas decisivo la toma de votos.

Sacerdote: Yae Miko¿Acepta usted al gran Shogun Raiden como su hombre para serle fiel leal cuidarlo y respetarlo en la salud y en la tempestad hasta que la muerte los separe?

Yae: Si padre acepto!

Sacerdote: Gran Shogun Raiden Ei ¿Acepta usted a la sacerdotisa Yae Miko como su mujer para serle fiel leal cuidarla y respetarla en la salud y en la tempestad hasta que la muerte los separe?

Ei: Si padre por supuesto que acepto!

Sacerdote: Los votos han Sido tomados pero como última cosa que aclarar, si alguien se opone a esta boda que calle ahora o calle para siempre.

Eso sin duda al oírlo el Shogun lleva su fría y Electricante mirada a los demás espectadores a ver quién de verdad se iba a oponer inclusive estaba Kujou Sara observadora desde la puerta del templo la cual ni se acercó a dónde estaba la ceremonia.

Sacerdote: Entonces si nadie se opone yo como el título de sacerdote los uno aquí y ahora como marido y mujer por el resto de la eternidad gran Shogun puede besar a la novia.

Ei: *miraba a Yae feliz* Miko.

Yae: Ei...

Rápidamente Ei toma el rostro de Yae para poder así darle un cálido y profundo beso en sus labios mientras que el resto de los espectadores e invitados se levantan y aplauden.

El intercambio de votos llenó el salón con palabras de amor eterno y promesa de lealtad, sellando así la unión entre el emperador y la sacerdotisa. Los aplausos y vítores vibraron en el aire, celebrando la boda de dos almas destinadas a estar juntos por toda la eternidad.

La ceremonia culminó con una lluvia de pétalos de cerezo que se desprendieron de las ramas decoradas, creando una capa rosa efímera sobre los enamorados. Los corazones de Ei Raiden y Yae Miko latían al unísono, sabiendo que su amor trascendería las fronteras del tiempo y los desafíos del destino, forjando un nuevo camino hacia la grandeza y la unidad.

Estos dos después de tanto tiempo han demostrado que el amor siempre siempre tendrá espera si se sabe a quien amar y corresponder en el momento adecuado.