Capítulo 1: "La brújula"

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La ceremonia terminó y los presentes fueron yéndose uno por uno, el hombre que estuvo a mi ldo en todo momento seguía quieto.
-Ey... lo mejor es salir a tomar aire-comenté.
Él se volteó y me miró a los ojos desconcertado, cómo si no supiera quién era yo, aunque la verdad era esa, él no sabía quién era yo.
-Soy Lali, bueno Mariana-me presenté poco animada.
Asintió con la cabeza.
-Juan Pedro, aunque en realidad me dicen Peter-soltó un suspiro y lo intentó, el regalarme al menos una pequeña sonrisa- y creo que es una gran idea
Se adelantó y comenzó a caminar para salir del establecimiento, lo seguí sin un rumbo exacto, a nuestro alrededor seguían siendo visibles los destrozos, los escombros de varios edificios y casas derrumbadas.
-No se donde ver paz, todo me recuerda a..-la voz se me quebró.
-Me pasa lo mismo-coincidió- pasaron dos semanas la gente sigue triste, decaída y vacía, me cuesta mucho mirarlos a los ojos, pero cuando lo hago sólo noto el vacío
-Yo ni puedo mirarlos-se sinceró y suspiró- creo que lo mejor es que vuelva a mi amado Buenos Aires, pero hay algo que no...-se quedó en silencio por unos segundos- ¿irme sin mirar atrás y abandonar este lugar?
-Es difícil, es obvio que es difícil pero yo siento algo distinto, quiero volver, escapar de esta realidad de mierda, y que al volver.. todo haya sido una puta pesadilla-suspiré- en mi cabeza mi pareja se enojó por una estupidez conmigo y se tomó un vuelo a Buenos Aires, él sigue vivo
Quiebre, el quiebre en mi interior me dolió.
-La realidad Mariana es que ninguno de los dos sigue vivo, ni mi pareja ni tu pareja, y a lo mejor tenes razón, hay que volver, pero no esperando algo que no va a poder ser-me miró de reojo e hice lo mismo.
-Entonces... ¿volverías?
-Sólo si tengo la fuerza suficiente para hacerlo, sólo me veo incapaz
-¿Si yo vuelvo volverías?-duda existencial, él dudó y después asintió.
-Aunque tal vez a la semana vuelva tendría que volver, ver a mi familia, abrazarlos.. ellos están preocupados por mi, saben que mi novia no está más en este plano, y quieren hablarme, pero todo este puto tiempo no pude.. puede que este sea ese momento, por lo menos para poder enfrentar a los que me quieren-sonó esperanzado e intenté sonar de la misma manera.
-Voy a sacar pasajes de regreso, si realmente queres volver voy a necesitar tus datos, que me des tu DNI, tu pasaporte y tu tarjeta, cada uno va a pagarse lo suyo eh-lo advertí y asintió con la cabeza-¿estas listo?
-No estoy listo, nunca voy a estar listo, pero lo tengo que hacer, tarde o temprano lo voy a tener que hacer
Con mis manos temblando de lo deprimente de la situación saqué los pasajes.

No tenía valija, simplemente un bolso con algunas mudas de ropa y pocos recuerdos de las vacaciones que terminaron de la manera más trágica y épica posible, Juan Pedro tampoco tenía valija, una sola mochila con una brújula colgando del cierre, al parecer llevaba menos cosas que yo.
Después de pasar por migraciones esperamos, dimos vueltas por el aeropuerto inquietos, en silencio hasta que llamaron a los pasajeros de nuestro vuelo.
Nos subimos, nos pusimos los cintos de seguridad y una azafata explicó el procedimiento de escape en caso de urgencias.
-¿Y si salto?-Juan Pedro interrumpió mis pensamientos por uno suicida.
-Van a detenerte, en Japón un tipo abrió la puerta del avión en pleno vuelo y lo metieron preso-elevé mis cejas serias- y si queres morirte nadie que está acá tiene porque verlo
Fui demasiado cruda.
-No pensaba en matarme, pero ahora que lo pienso es una MUY buena idea-ironizó molesto.
Su humor cambió repentinamente y el mío terminó igual de cabreado.
Las azafatas nos trajeron comida y prácticamente ninguno de los dos comió y habló.
-¿Qué ganas con ignorarme y bromear con un tema tan serio cómo la salud mental? ¡¿Acaso crees que yo no quiero matarme?! ¡Yo también quiero abrir la puerta del avión y tirarme! Pienso eso hasta que se me viene en la cabezo que mi novio no querría eso.. el que también muera-malditas lágrimas que se escaparon de mis ojos, las facciones de la cara de Juan Pedro se relajaron y apartó algunas de mis lágrimas que se deslizaban sobre una de mis mejillas.
-Definitivamente no es un tema para hablar ahora, y perdón si te hice sentir mal, claramente estoy mal, y claramente vos también estás mal
Lo miré profundamente empatizando.
-Terapia, lo mejor va a ser ir a terapia, yo con una terapeuta y vos con otra-ser razonable no era una cualidad muy mía que digamos.
-Eso-coincidió- y tenemos que comer, por lo menos algo
-Algo-asentí enfáticamente.

El viaje fue una mierda, se me taparon los oídos y se me hincharon las piernas, también me agarró dolor de cabeza.
Aterrizó el avión y mareada caminé, tambaleándome, el efecto del calmante que me tomé me tenía aún drogada.
-¡Lali!-mi mamá Patricia se abrió paso entre la multitud y desesperada me abrazó fuertemente, empezó a llorar por mi e hice fuerza para no llorar, mi papá Germán también se unió y no dejó de susurrarme "estas bien, todo va a estar bien".
Mis piernas se aflojaron y al voltearme Juan Pedro me saludó con la mano, iba a irse y al parecer nadie lo había venido a recibir.
-¿Y tu gente?-me acerqué preocupada.
-No les dije que vine, prefiero tomarme unos días solo en mi casa y después verlos
-Es tu decisión...-hice una pausa pensativa- pero puedo llevarte, bueno mis papás pueden llevarte
Juan Pedro lo pensó y me sorprendió aceptando mi propuesta.
Le tuve que resumir a mis papás quién era Juan Pedro, en pocas palabras otro ser humano que perdió a un ser muy amado, mis papás empáticos lo saludaron se manera amable y se ahorraron las preguntas desubicadas.
Juan Pedro se aferró a su mochila y al llegar a la puerta de su casa nos agradeció por el viaje, estaba por saludarlo con un beso en la mejilla pero me esquivo, no se dio cuenta y me esquivo, apurado abrió la puerta y una vez en la vereda volvió a saludar pero agitando su mano.
Le sonreí cómo pude y él me imitó, mi papá puso en en marcha el motor y el auto arrancó.
Cansada intenté recostarme en el asiento trasero y vi algo, una brújula, la brújula que Juan Pedro tenía colgando en el cierre de su mochila, ¿sería una señal para volver a verlo y dárselo? Tal vez al no tener su brújula consigo se podría sentir perdido.
Me guardé la brújula en el bolsillo de mi campera, mis papás me hablaron en el plan de animarme y me dejaron en la puerta de mi casa.
-¿Te acompañamos?-mi papá me miró y negué con la cabeza-¿necesitas un abrazo?
Asentí, los abracé y me bajé del auto, una vez frente a la puerta del hogar respiré profundamente, introduje la llave y la giré, mi primero que hice fue soltar mi bolso al suelo y entrar, y volví a cerrar la puerta, comencé a llorar, sola, en silencio y con la única luz que entraba, la del tragaluz del techo, ese enorme ventanal que siempre mirábamos las noches de luna llena con mi pareja.
Saqué la brújula de mi bolsillo  y leí Lanzani, el apellido de Juan Pedro, y me perdí en mis pensamientos, mis reflexiones.
Una brújula te ayuda a orientarte, a encontrar el camino, puede ser muy útil durante caminatas o si estás navegando, ¿pero porqué tendría Lanzani una brújula colgada en el cierre cómo un llavero?
Me quedé con la idea de la metáfora profunda, ese objeto podría tratarse no solo de un objeto, de un elemento simbólico, yo también necesitaba una brújula, un eje que me guíe y no me deje perdida, girando en círculo y sola.
Sola... Convivir de ahora en más con la soledad, ¡que mierda!

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Hola gente! Cómo están? Estuve bastante desaparecida porque básicamente estoy a mil, estudiando y escribiendo mucho para realizar entregar, y no tengo el suficiente tiempo para escribir cosas mías, noves para compartirles, estos últimos días me volvió la necesidad de escapar de lo cotidiano y volver a las noves laliter.
Desde ya les aviso que no voy a poder actualizar en todo tiempo, pero cuando pueda le estaré dando vida a este nuevo proyecto💚
Gracias por leerme!

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