Capítulo 4 "Bandera roja"

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Candela y Eugenia llegaron lo antes que pudieron, ambas se habían ido a un retiro espiritual en la india y estuvieron incomunicadas, seguramente creyendo que yo debía estar bomba en mis vacaciones con Iván, pero no, ni bien se enteraron se volvieron volando, literalmente volando.
-¡Lali!-Candela me abrazó y angustiada hizo fuerza para no llorar, eso me puso igual de sensible-no voy a llorar, no quiero que vos llores
Eugenia sí se puso a llorar, me abrazó y terminamos las tres quebrados, llorando en silencio hasta calmarnos.
-Es algo obvia la respuesta, pero necesito saber como estas La-Eugenia me miró firme a los ojos y me tomó de la mano.
-Los primeros días hecha mierda y ahora... sigo sin entender lo que pasó-suspiré y mi voz siguió entrecortada- haciendo todo lo posible para finalmente caer e intentar ir superándolo, al momento, porque superar la muerte y el haberlo visto pálido.. lastimado..
Otro quiebre emocional me hizo llorar
-Mi vida-Candela beso mi mejilla agarrando con su mano la mano que me quedaba libre- sé que es muy pronto para decírtelo, pero ninguna angustia es para siempre, en algún momento vas a terminar con el proceso y vas a soltarlo
-Pero no quiero soltarlo-las miré seria a las dos- sé que tengo que hacerlo... Pero no quiero...
-¿No queres y podes? No dijiste no puedo..-Eugenia y su observación-Lali-me llamó, elevó sus cejas y negó con la cabeza.
-No hablemos de eso ahora, es el pasado, Iván se acaba de morir hace poco tiempo-la miré mal- y quiero recordar lo lindo
-Amiga-Candela elevó el tono de su voz e hizo una pausa- nosotras vinimos y nos pusimos a llorar no por Iván, ¡por vos La! Porque sabemos que seguro te sentís rota, ¡el idiota de Iván nunca mereció tus lágrimas! Era un idiota,te fue infiel, de vez en cuando te levantaba la mano
-¡No me fue infiel! ¡NUNCA!-aclaré enojada- y lo de la mano.. una cachetada y ya, a veces por un enojo tonto o estrés se te puede soltar la cadena
-Lali-Eugenia tomó aire y se puso a buscar algo en su celular, me mostró la pantalla-ÉSTE ES EL MORETÓN DE TU OJO-cambió de foto- Y ÉSTE EL MORETÓN DE TU CULO-hizo una pausa y suspiró- y puedo seguir... puedo seguir...
-¿Quieren que lo recuerde por eso? Me dio mucho más de lo que ustedes creen-elevé mis cejas y me crucé de brazos, me entraron las ganas de llorar.
-Lali te amamos, siempre te dijimos que Iván era una bandera roja andante, vos te aferraste a él y lo convertiste en el centro de tu mundo, NUNCA te mereció-finalizó.
Mi respiración se aceleró y lo supe, me estaba por agarrar un episodio de ansiedad, mis amigas me abrazaron a tiempo, y colapsé, lloré, creí ahogarme, temblé, terminé sofocada y agotada.
-Ya pasó-Eugenia besó mi frente.
-Voy a empezar terapia-las miré y se me formó un puchero, estar vulnerable era una mierda- mis papás me vienen insistiendo para eso, y sé que ustedes seguro van a recomendarme lo mismo
-Nos conoces bien-Candela asintió y besó mi frente de forma protectora otra vez.
Mis amigas no volvieron a tocar el tema de mi novio, pidieron comida para cenar, comí obligada y cuando se fueron después de preguntarme cincuenta veces su necesitaba que se queden, al estar sola me agarraron nauseas, sentía mi estómago revuelto, las emociones estaban haciendo que me sintiera desbordada.
Me tiré en mi cama y recordé uno de esos momentos en los que Iván era cariñoso conmigo y después el momento exacto en el que me golpeó tan fuerte el trasero que el dolor me hizo terminar llorando, pero enamorada no lo vi cómo algo malo, porque estábamos en un encuentro sexual en modo sadomasoquista, y me lo tomé cómo un exabrupto.
La respiración se me aceleró e impulsivamente llamé a una persona que seguramente estaba igual de mal que yo, al atenderme solté un suspiro.
-¿Hacías algo?
Silencio.
-No... ¿Estas llorando?-adivinó.
-Más o menos.. Juan Pedro, ¿podes venir?
Otro silencio... creí que iba a decirme que no.
-Voy, aunque sea madrugada
-¡¿Qué?!-salté desconcertada y evidentemente eran las tres de la mañana- perdón..
-Yo tampoco me duermo rápido, y estas mal, no te sientas culpable por nada-suspiró- ahí voy
Me cortó la llamada y sorprendida volví a revisar la hora, ¡¿cuando se hizo las tres de la mañana?!
Esperé y no dejé de pensar en las fotos que me mostró Eugenia, cuando sonó el timbre volví a la realidad.
-Hola-me saludó Juan Pedro- Mariana-me mostró una botella de vino-¿hacemos una sesión de terapia entre copas?-elevó sus cejas.
Poco convencida por su propuesta asentí con la cabeza.
En vez de sentarnos en el sillón del living le hice señas para salir al pequeño patio.
-Mejor acá, necesito tomar algo de aire-me senté en una silla de playa frente a él, Juan Pedro agarró su llavero que tenía un destapacorcho- que útil
-La verdad que sí-asintió y me dio la botella- el honor es tuyo
Agarré la botella y tomé un trago grande, después se la di a él e hizo lo mismo.
-Hoy vi a mis amigas después de mucho y.... Estuvieron, lloramos... pero ellas no lloraron por mi perdida lloraron por mi-hablar de lo que nunca quise hablar seguramente iba a ser algo importante- mi novio llegó a mi vida y la iluminó... todo fue amor.. pasión... charlas graciosas y..-mordí mis labios comenzando a ponerme nerviosas- una cachetada boluda en el medio de una discusión, un golpe de nalgas en una buena noche, un golpe.. un golpe fuerte en mi ojo por error, por error me golpeó el ojo-defendí los hechos, porque seguramente Juan Pedro iba a insinuarme que Iván no estaba siendo una buena persona- mucho amor... muchos buenos momentos... muchas tardes mirando atardeceres en los Lados de Palermo... y... ese día en el que algo se fue de control-mis ojos se aguaron- estábamos pasándola bien cómo cualquier pareja y me... me sostuvo del cuello con sus mano por unos minutos... y se me fue yendo el aire.. me besó... y.. y eso fue todo-suspiré.
-Mariana...-Juan Pedro me miró serio, iba a juzgar mi historia, lo noté en sus ojos- vos... ¿sufriste violencia doméstica?
Y ahí todas las cosas que me dijeron mis amigas adoptaron un nombre, negada a que sea eso negué con la cabeza.
-Mariana-me llamó- ¡¿y lloras a esa mierda de ser humano?!-se indignó.
-No sabes NADA de mi historia con mi novio-me reí irónica, lo ataqué.
-Sé lo suficiente cómo para decirte que estaba haciéndote mal Mariana-sus ojitos se pusieron tristes-¡¿cómo carajo es que no lo ves?!
-No entendes el amor Juan Pedro... él me amaba, yo lo amaba... esas cosas eran.. un problema suyo de ira, estaba siendo tratado pero a veces-mentira, Iván nunca fue diagnosticado con un trastorno de ira.
-No conozco toda tu historia con ese sujeto, pero no merece tus lágrimas Mariana-me miró firme y apartó las lágrimas que se me habían deslizado por mis mejillas con sus manos, no dejó de mirarme.
-No tengo idea de porqué te llamé-agarré la botella de vino e hice un fondo blanco, casi me terminé la botella, Juan Pedro me la sacó de la mano a tiempo y se cayó al suelo, se hizo añicos-¡genial! Ahora la mancha de tinto no se va a ir nunca
-¡¿Cómo te preocupa eso y no lo que me contaste?!-siguió serio.
-¡PORQUÉ NO QUIERO RECORDARLO ASÍ!-me quebré, la respiración se me aceleró e hice un ejercicio para calmarme, recién ahí mi tono de voz se volvió menos alterado- quiero llorarlo, porque cualquier persona en mi situación lloraría al amor de su vida, e Iván era el amor de mi vida... por lo menos nuestros primeros años, ÉL me enseñó lo que es amar... lo que es el amor verdadero.. el me animó a terminar mi carrera cuando dudé de mi, de si era lo suficientemente buena
Mis lágrimas siguieron cayendo, y Juan Pedro me las limpió hasta que dejé de llorar, de un momento a otro se puso de pie y me hizo ponerme de pie, y me abrazó, rodeó mi cintura con sus brazos y ese gesto tan íntimo no se volvió incómodo, en realidad fue cálido.
Me rendí y me dejé abrazar, sin llorar, con el pecho doliéndome.
-Creo que vos necesitas sanar en vez de hacer un duelo por ese idiota-Juan Pedro se apartó un poco para volver a mirarme a los ojos.
-No...
-Shhh-me calló y besó mi mejilla dejándome sorprendida- me parece que nunca conociste lo que es el verdadero amor, amor no es lo que me describiste, eso fue una relación abusiva y fuiste completamente sumisa... y lo negaste.. te negaste el que estaba mal todo lo que hizo él
-No sigas-le paré el carro y tapé su boca con mi mano-¡¿y qué sabes vos de amor?!-lo desafié fastidiada.
-Que no es eso Mariana... Yo no sabía de amor, y sí lo conocí, y no es nada de eso que me contaste-elevó sus cejas sin dejar su seriedad de lado.
-¿Qué pretendes que haga o te diga por esto?-solté un suspiro sintiéndome completamente sensibilizada.
-Que reconozcas que tu ex era ALTA bandera roja-no dejó de mirarme a los ojos- y que veas lo positivo, ahora sos finalmente libre para vivir tu vida de manera libre
-Y sola...-me quebré.
-Y sola... Aprender a vivir sola, según lo que me contaste solías vivir bastante sola antes de conocerlo
-Pero al conocer el amor... después de eso nunca más queres estar solo, seguro me entendes
-Entiendo eso, pero lo que te dio ese sujeto no fue amor
-¡Estas juzgando mis sentimientos!-me enojé.
-Estoy haciéndote ver las cosas cómo son para que dejes de llorar y sigas con tu vida, por sí vas a poder seguir con tu vida, yo no... por lo menos no tan fácil
Sus ojitos se volvieron tristes.
-Rotos...-lo miré a los ojos sin dejar de estar segura- ambos estamos rotos Juan Pedro, sean las circunstancias que sean ninguno va a volver a ser feliz, por lo menos no de manera tan fácil
-Mariana podes decirme Peter-soltó de la nada.
-Y vos podes decirme Lali-elevé mis cejas.
-Lali, podemos brindar por el futuro... y porque ojalá nos pueda permitir volver a ser felices
-Pero el vino está roto
-¿Tenes alguno?
-Creo que sí..-me alejé para entrar a mi casa, no lo vi a Peter entrar, cuando me giré el tenía dos copas en sus manos- que rápido
-No, no soy una persona rápida
-¿No que antes de conocer a tu novia eras un infiel?
-¿Acaso estas juzgándome?-se rió con ironía.
-Sí..
-Igual sí, era infiel, ponele, fui infiel con mi primera noviecita de la secundaria, no era nada serio, no estaba enamorado, y de más grande no tuve nada serio... hasta Marina-suspiró y se quedó sumido en sus pensamientos,
-¿Abrís la botella de vino?-se la di y Peter suspiró, asintió con la cabeza.
Tomamos varias copas, después fumamos marihuana y nos pusimos a ver una película cliché, ambos lloramos por el amor que se tenía la pareja central y volvimos a descorchar otro vino.
Nos tomamos unos shots de vodka, comimos chocolates y las empanadas que sobraron de la cena con mis amigas.
Me recosté sobre la cama sin abrirla, y a mi lado se desplomó Peter, nos quedamos mirando el techo y él se rió.
-¿Acaso tenes cinco años que colgaste estrellitas que brillan en la oscuridad en el techo?-me jodió.
-Iván las odiaba-me reí nostálgica- pero a mi me gustan, cuando era chica y me quedaba a dormir mis compañeras tenían estas estrellitas, mi mamá no me dejaba ponerlas para no arruinar la pintura, pero ahora que soy adulta puedo hacer lo que quiero-me encogí de hombros y nos quedamos en silencio.
-Lali-me llamó, giré mi cara y quedamos demasiado cerca, mi nariz se chocó con la suya, ¡¿cuando pasó?!
-¿Peter estas tan drogado y loco por el alcohol cómo yo?-lo puse a prueba.
-Meh-se rió fuerte y sí, definitivamente estaba tan alegre y desinhibido cómo yo- ¿si hacemos alguna estupidez crees que lo recordaríamos más tarde?
-¿Qué queres hacer Mariana?-se rió de manera estúpida.
-Nada... bueno... quiero relajarme y olvidarme de tanta mierda, aunque ahora que intento pensarlo no me acuerdo mucho de lo que hice hoy..-la verdad que sí.
Cuando volví fue porque Peter chasqueo sus dedos delante de mi cara, e hice una inocente estupidez, solo porque todo me daba igual, y porque necesitaba sentir algo similar a lo que tanto extrañaba.
Choqué torpemente mi boca con la de Peter y terminé estática...
Volví a rozarla y de un momento a otro terminé besándolo, él se quedó estático sin corresponderme.

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