30 de Noviembre

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Hoy no voy al instituto: apenas diviso la verja, media vuelta, tuerzo a la izquierda y

me alejo. Es mi cumpleaños y me merezco

alguna distracción, a pesar de que me

siento culpable.

La verdad es que es mi primer

cumpleaños sin ti y no tengo ganas de ver

a nadie. Incluso la abuela se ha dado

cuenta, porque esta mañana, cuando entró

en mi dormitorio, me dio un fuerte abrazo

sin decir palabra. Sólo después, en la

cocina, me preguntó qué quería que me

regalara. No me había comprado nada por

temor a equivocarse, me dijo, y prefería

que lo eligiese yo. El problema es que no

sé lo que quiero, de manera que le dije que

me lo pensaría y lo único que le pedí fue

una bonita tarta para el sábado, porque

Angela y Claudia vendrán a casa para

celebrarlo juntas. Han sido las primeras en

felicitarme, llamaron a las siete de la

mañana y se autoinvitaron a visitarnos el

fin de semana: cumplir dieciocho años es

todo un acontecimiento, me dijo Angela, no

puede pasar así como así. No fui sincera,

les di las gracias y le dije a la abuela que el

sábado comeríamos juntas.

Es un día soleado, de manera que lo

primero que hago es ir al bar de la plaza a

desayunar; luego doy un largo paseo por la

playa. Como a partir de hoy soy mayor de

edad, no me preocupa que puedan verme y

contárselo a alguien, ¿a quién, además? Es

una sensación extraña, de repente me

siento demasiado libre. No me gusta, tengo

la impresión de que podría perderme y ya

no volver.

Hace un tiempo precioso y en la playa

se está de maravilla. Intento no pensar en

nada, ni en el instituto ni en casa, pero

cuanto más me esfuerzo más se acrecienta

en mí un sentimiento de soledad. Al cabo

de media hora regreso a la ciudad en la

vespa. Entro en el Oviesse y paso allí una

media hora, me pruebo varios vestidos y un

par de camisetas, pero no estoy de humor,

así que salgo sin comprarme nada. Acto

seguido, voy a una perfumería y curioseo

entre los perfumes, los cosméticos y todo

cuanto una chica puede ponerse en la cara

para parecer más guapa. Las

La lluvia en tu habitación *Paola Predicatori*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora