¿Qué hago a las ocho y media de la
mañana en la playa bajo un cielo plomizo
con alguien a quien apenas conozco y a
quien nadie llama por su verdadero nombre
desde hace años? Tal vez tengan razón los
demás y sea un medio delincuente,
aunque, pensándolo bien, de ser así la
noche del Mouse no me habría ayudado. Un
cabrón no se molesta en llevarte a dar una
vuelta por la playa y después te acompaña
a casa cuando te encuentras mejor. Un
cabrón se habría comportado como
Giovanni y me habría dejado allí plantada.
Por eso me siento cohibida y no sé qué
decir. No debería haberle contado lo que
dicen de nosotros en clase, fue una
estupidez. Tal vez ahora piense que me
gusta. Quizá sea justo eso. ¿En qué
piensas, Cero, mientras andamos sin
hablar, tú con tu cigarrillo y yo mirando ora
el cielo ora la punta de mis zapatos? Siento
un extraño hormigueo en el estómago,
pero no tiene nada que ver con que no
haya desayunado, sino con la emoción.
Quizá sea mejor que no hablemos; cuando
estoy tan nerviosa me tiembla la voz y
esbozo unas sonrisitas de lo más estúpidas
para disimular.
La primera vez que besé a un chico
estaba emocionada a más no poder y
temblaba como una hoja. Recuerdo que le
dije a Francesco que tenía frío con el rostro
apoyado en su hombro y que él me abrazó
fuerte, aunque no sirvió de nada, porque
seguí temblando. Por suerte estábamos en
invierno y hacía tanto frío que no podía
sonar a falso. En cambio, la primera vez
que hice el amor había bebido un poco y
fue mejor. Habíamos viajado a Roma y en
el hotel donde nos alojábamos conocimos a
unos chicos de Florencia. Marco me gustó
en cuanto lo vi, era un encanto y me hacía
reír. La primera vez lo hice con él, y me
alegro de que fuese con alguien a quien no
he vuelto a ver. No me pareció nada del
otro mundo, pero quería saber cómo era,
pues todas mis amigas (casi todas) lo
habían hecho y cuando sacaban el tema
me sentía idiota.
Marco se mostró amable (bastante) y
afectuoso, pero era un desconocido, y
ESTÁS LEYENDO
La lluvia en tu habitación *Paola Predicatori*
Novela JuvenilA sus 17 años, Alessandra ha vivido una de las experiencias más dolorosas: el cáncer se ha llevado a su madre y ahora se encuentra entre la aceptación de una pérdida insoportable y un agudo sentimiento de abandono. Al reincorporarse a la escuela, en...