Hoy llegué hasta la puerta del instituto,
pero al final no entré. Me pasé la mañana
fundiendo la tarjeta regalo que Angela y
Claudia me dieron por Navidad. Volví a
casa y escondí las bolsas en el garaje y
luego, por la tarde, aproveché que mi
abuela se había acostado y lo subí todo. Si
me hubiese visto con tantas bolsas me
habría acribillado a preguntas y me habría
visto obligada a confesarle que había hecho
novillos.
He comprado unas cosas preciosas que
jamás me pondré: un par de zapatos de
salón con tacón, un vestido ceñido de lana
y seda y un pañuelo rosa pálido. Me los
pruebo y me miro en el espejo: parezco al
menos diez años mayor. Una de esas
jóvenes tan sofisticadas a las que, hasta
hace un año, me habría gustado
parecerme. Ni siquiera sé si me gusto.
Tengo la sensación de que ya no me veo.
El vestido me cubre media pierna y los
zapatos me obligan a caminar
contoneándome de manera nada natural.
¿Por qué habré comprado estas cosas?
Vuelvo a meterlo todo en las bolsas y las
escondo bajo la cama, como objetos viejos
e inútiles. Una tristeza abrumadora me
oprime el pecho, y entonces, venciendo el
miedo a salir, voy a nadar y nado hasta
quedar exhausta. De vuelta en casa, me
pongo el camisón y me tumbo en la cama.
Lo último que pienso, antes de sumirme en
el sueño, es que vivo tratando de escapar
de una jaula.
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La lluvia en tu habitación *Paola Predicatori*
Teen FictionA sus 17 años, Alessandra ha vivido una de las experiencias más dolorosas: el cáncer se ha llevado a su madre y ahora se encuentra entre la aceptación de una pérdida insoportable y un agudo sentimiento de abandono. Al reincorporarse a la escuela, en...