Capítulo 31

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Capítulo dedicado a MaquisBlackK


Capítulo 31 | "Un dulce"

Corinna Barone

Corrí entre las personas que se interponían en mi camino por los pasillos del hospital, con el único objetivo de llegar al destino que necesitaba. Escuchaba las maldiciones de las personas a las que empujaba con la única misión de poder llegar hacia el final del pasillo.

Lágrimas descendían por mis ojos mientras mi vista recorría con rapidez los números sobre las puertas de las habitaciones, con el objetivo de encontrar la que necesitaba.

Le pedí a todas las deidades que conocía que por favor no fuera lo que yo creía, que realmente no fuera lo que yo pensaba, hasta que finalmente llegué.

Habitación 235.

Me petrifiqué justo en el marco de la puerta, sin poder creer lo que realmente veía, mi pulso se aceleró con fuerza, podía sentir a mi propio corazón retumbar sobre mi pecho y mis manos temblar de manera incontrolable a los lados de mi cuerpo.

Pero fue su voz, la que finalmente fue como una bocanada de aire fresco, como un respiro al alma, como un estabilizador.

— ¿Cora?

Un sollozo escapó de mi boca sin poder controlarlo mientras crucé la habitación de hospital, apartando a las enfermeras que permanecían en la habitación sin importarme nada, sólo llegar a ella y sentirla entre mis brazos.

— Cos.

Su cuerpo se sentía un poco frágil entre mis brazos que con fuerza se aferraron a mí, o yo me aferré a ella, no lo sé. La apreté contra mi cuerpo con el afán de poder tenerla cerca lo más físicamente posible, como si así pudiéramos convertirnos en una sola persona, como si pudiera eliminar toda la distancia entre nosotras.

— Nunca vuelvas a asustarme así — gruñí, apartándome finalmente de ella y acunando su rostro entre mis manos.

Estaba terriblemente pálida por los largos días en el hospital, la herida de su operación ya casi había sanado del todo y pronto podrían retirar el yeso que retenía uno de sus brazos.

Cosima sonrió, haciendo que sus ojos castaños brillaran con la misma pureza que sólo podría caracterizarla a ella.

— ¿Cuánto tiempo he dormido, Cos?

— No mucho — le sonreí, dejando un beso en su frente — Pero ahora estás aquí.

— No recuerdo mucho de ese día — se quejó.

— No necesitas recordar nada, Cos.

Un carraspeo a nuestra espalda hizo que Cos volteara, sonriendo con fuerza con las dos presencias tras de mí.

Principessa.

Las voces roncas de ambos hermanos consiguiendo hacer sonreír a mi hermana, quien volteaba fascinada hacia ellos.

— ¿Han cuidado a Cora mientras no estuve? — chillo feliz, ambos gemelos asintiendo.

— Debemos llevar a la señorita Barone a más estudios —habló el doctor.

Solté a Cosima, aunque la vida me doliera un poco por ello, la dejé ir, con la sensación eufórica de que nunca más tendría que hacerlo.

Ella estaría bien.

Flor ImperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora