Capítulo 3

17.2K 1.1K 287
                                    

Capítulo 3 | "La debilidad de los Blackwolf"

Elian Blackwolf

El golpe que impacta contra mi mandíbula me hace maldecir por lo bajo mientras esquivo el siguiente y le impacto un golpe a mi adversario en el estómago.

Veo como mi oponente escupe un poco de sangre al suelo mientras yo limpio el hilo de sangre que sale de mi boca con una sonrisa, aunque bueno, la diversión sólo llega hasta ahí.

— ¡Elian Blackwolf! — maldigo cuando la voz de mamá inunda el gimnasio y todos los hombres que alentaban la pelea se alejan despavoridos ante la presencia de mi madre, dejando sólo el sonido de sus tacones — Baja de ahí de una buena vez, ¿cuántas veces tengo que decirte que dejes de pelear en la jaula?

— Ya casi acababa con él.

— Sigue soñando, niño — se burla mi oponente.

— Connor, baja tú también — le ordena mamá.

Sí, papá es mi oponente.

Ambos suspiramos frustrados mientras bajamos del ring y mamá nos regaña sobre no pelear entre nosotros, no porque le moleste que nos lastimemos, si no que hoy mamá tenía la esperanza de actualizar las fotos familiares, alega que no tenemos ni una foto familiar en que alguno de nuestros padres o sus hijos tengan la cara llena de moratones, que siempre son ella y Ekaterina las que tienen que maquillarnos nuestros golpes y en algún punto dejo de escucharla y me río cuando papá le hace muecas a su espalda.

— Se supone que Ekaterina vendrá esta noche y ninguno de ustedes dos estará presentable si siguen peleando— no voy prestando atención hasta que mamá se voltea y sus filosos ojos azules tan fríos como los míos me escanean — Y más te vale que me digas donde está tu hermano, Elian.

— No lo sé — miento.

— Ya, vale, vuelve a intentarlo — me reta con la mirada, no importa que mamá sea mucho más baja que yo, dado que le saco casi dos cabezas de altura, tampoco importa que en los últimos años mi cuerpo haya incrementado en musculatura o que ya sea un adulto de veinticuatro años, siempre me doblego ante mamá.

— Lo traeré a tiempo para la cena.

— Más te vale.

Mamá camina de nuevo mientras tironea de papá y desaparecen por la puerta del gimnasio.

Corro escaleras arriba entrando en mi antigua habitación, dado que ya no vivo en la mansión de mis padres, duchándome rápidamente mientras elimino todo el sudor de mi cuerpo y la sangre. Me pierdo momentáneamente en las cicatrices que adornan mis nudillos de las miles de peleas en las que me he metido sin incluir mi entrenamiento para ser lo que soy ahora, el líder de mi organización aquí en España.

Lidero de la mano con mi hermano gemelo, Edmund. Quien ahora está metido en una pequeña misión y yo debo solucionarla antes de mamá se entere y nos mate a ambos. Lideramos la organización juntos, está claro que nuestros padres vigilan nuestros pasos y contantemente seguimos sus consejos sobre la organización, pese a que ahora Edmund y yo somos los líderes no quiere decir que las opiniones de mis padres no tengan peso, esta sigue siendo su organización.

Pese a que mi hermano y yo dirigimos y somos la cara de la organización, mis padres aún tienen la última palabra en algunas cosas. No es que nos moleste mucho, normalmente solemos coincidir con lo que es mejor para la organización.

Mi hermana menor, Ekaterina, decidió tener un papel más segundario, por decisión propia, dijo que estar en todo el foco de atención no le apetecía, prefería un puesto más versátil que le permitiría viajar constantemente, por lo que Ekaterina es la segunda al mando.

Flor ImperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora