Me hallaba en silencio, cerca de la casa de mi abuela, junto a este chico, en un tranquilo sendero en las afueras de Villasantos. Mis pensamientos eran un torbellino, tratando de procesar todo lo sucedido y decidiendo qué pregunta formular primero entre las muchas que bullían en mi mente.
Entonces, él rompió el silencio
—Ah, por cierto, me llamo Ethan, Ethan Summers
— Yo me llamo Mía —dije, estrechando su mano. Acto seguido, señalándolo con un dedo, le pregunté—Ahora explícame, ¿qué estabas haciendo en el bosque y por qué decidiste ayudarme?
Ethan me miró y explicó —Sinceramente, no lo sé. Llevo días con la cabeza inquieta, me ocurren cosas raras y... no lo entenderías. Fue como un sexto sentido, algo me decía que debía ir allí.
Solté una risa burlona ante la respuesta de Ethan, pero parecía que él pensaba que yo era tonta. ¿Cómo podía subestimarme de esa manera?
—¿Que no lo entendería?— respondí con un tono sarcástico. —Lo único que no entiendo es por qué apareces en mis visiones
Mi voz reflejaba mi frustración y confusión. Estaba enojada y quería respuestas claras.
Ethan se giró para mirarme, su rostro reflejaba asombro ante mi reacción. Podía ver en sus ojos que no esperaba esa respuesta por mi parte.— Antes has dicho eso mismo, ¿tú también has tenido visiones?—me preguntó Ethan,
—...sí, y aparecías tú en ellas, pero nunca se te veía el rostro. No sé por qué...—respondí, sintiéndome inquieta por la extrañeza de aquellas visiones.
Ethan parecía aún más perplejo.
—Yo también tenía visiones, pero en ellas no aparecía nadie... solo un extraño símbolo en un colgante que...—intentó explicar.
Mis pensamientos se agolparon cuando recordé la escena de la biblioteca.
—¡Claro! ¡Por eso arrancaste la hoja del libro de la biblioteca!— le interrumpí, tratando de conectar las piezas de un rompecabezas que parecía no tener sentido.
— ¿Cómo sabes eso?
—Visiones. No lo entenderías
Una ligera carcajada escapó de Ethan, y yo, perpleja, me puse de pie, enfrentándolo.
—Pero... ¿cómo es posible que tengas poderes en la vida real? No lo entiendo— murmuré,
—Oye, Mia, no estoy entendiendo nada, la verdad. ¿De qué va todo esto? Mi familia siempre ha tenido poderes, pero visiones, ¡eso nunca había ocurrido antes!— exclamó Ethan, aún intentando descifrar la situación inusual.
— ¿Eres de Villasantos? — pregunté, buscando una posible conexión entre nuestras experiencias.
Me miraba con una mezcla de nerviosismo y timidez, respondiendo con la voz un tanto entrecortada
—No, soy de Monteclaro, aquí mismo, cruzando el sendero, o bueno, también hay una carretera que...
Mis pensamientos divagaron mientras hablaba.
—Ah, conozco ese lugar. A mi padre le encantaba pasear por esas montañas— le comenté, tratando de mantener la conversación en calma y relajada. Ethan tenía cierta gracia, lo que resultaba curioso teniendo en cuenta su propia inquietud.
Entonces, su pregunta me tomó por sorpresa
— ¿Eres un poco dispersa cuando hablas, no?
Mantuve la mirada fija, luchando por no parecer tan desconcertada ante su pregunta
— ¿Aún conservas la hoja que arrancaste de la biblioteca? —le pregunte
—Sí, la tengo guardada en casa, he estado investigando sobre ello, ¿quieres que la busque?— respondió Ethan con un dejo de incertidumbre.
¿Debería confiar en él? Todo había pasado tan rápido que mis pensamientos se enredaban. Miré el reloj, el tiempo se agotaba y necesitaba regresar a casa.
— ¿Te parece si nos vemos mañana aquí a la misma hora? Se está haciendo tarde y si no me marcho, mi abuela pensará que me ha pasado algo...
—Oh, sí, claro... sin problema— respondió Ethan, su timidez apenas disimulada.
Nos despedimos de manera un tanto torpe, y mientras me encaminaba a casa, sentí la inquietud de lo que acababa de ocurrir. Aceleré el paso para llegar pronto a la casa de mi abuela.
Una vez allí, me apresuré a subir a mi habitación y registrar cada detalle en mi libreta de notas, no quería que se me escapara nada.
Al llegar al piso de arriba, mi abuela se sorprendió al verme
—Querida, no te había oído llegar, ¿cómo has estado?
— Ay, abuela, bien, bien... tengo algo que contarte— respondí con un nudo en la garganta
Descendimos al piso inferior, mientras mi abuela se adentraba en la cocina para preparar la cena. Aproveché ese momento para contarle lo sucedido en el bosque, narrándole sobre la presencia inquietante que vi y sobre Ethan.
— Abuela... ¿hay más personas con dones o tal vez con poderes diferentes?
Mi abuela se volvió para mirarme.
— ¿A qué te refieres con eso?
— Bueno, el chico del que te acabo de hablar, ahuyentó a la sombra con sus manos, ¡tenía poderes, abuela!
Mientras intentaba explicarle a mi abuela lo que había presenciado en mi visión, una mezcla de confusión y desconfianza se reflejaba en sus ojos. Era evidente que no me creía y eso me desconcertaba profundamente.
¿Cómo podía dudar de mí cuando estaba segura de lo que había visto?
—Abuela, te aseguro que no fue una simple visión—insistí— No llevaba el collar puesto en ese momento, no había forma de que pudiera haberlo imaginado
Mi voz temblaba ligeramente, frustrada por su incredulidad.
—Mía, siempre debes llevar ese collar contigo, especialmente ahora con todo lo que está ocurriendo
Sus palabras me sacudieron y pude percibir la preocupación genuina en su rostro arrugado.
La seriedad con la que mi abuela hablaba del collar me intrigaba aún más. Sentí que había mucho más en juegoDecidí dejar el tema por el momento y continuar con la cena, pero en mi interior ardía la necesidad de descubrir la verdad.
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Guardianes de los sueños
FantasyUna misteriosa novela que sigue a Mía, una adolescente con un poderoso don onírico heredado. Cuando una antigua oscuridad amenaza con despertar, Mía se embarca en una búsqueda para desentrañar su legado familiar y detener la sombra que la persigue e...