XIX: Amores del pasado

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La abuela y yo quedamos en silencio durante un buen rato,fue ella quien decidió romper el hielo, desviando su mirada hacia mí con una sonrisa cómplice.

— ¿Ethan llegó bien a casa? —preguntó con esa sabiduría que parecía trascender lo ordinario.

Me sonrojé ligeramente, a veces olvidaba que mi abuela también poseía dones que desconocía.

— Esto... abuela, te lo puedo explicar —comencé, pero mi abuela me interrumpió con un gesto de la mano mientras tomaba un sorbo de su té.

— Al menos dime que conseguisteis descifrar algo, querida.

Me quedé perpleja por un momento, solté un soplido y me recosté.

— Pues la verdad, avanzamos, pero muy lento. Sigo sin entender por qué esa sombra aparece y desaparece, qué es lo que quiere y, lo más importante, ¿por qué no soy capaz de llegar más allá con mis poderes?

La abuela sonrió levemente ante mi expresión de frustración.

— Querida, te he dejado descansar unos días, pero creo que es hora de que volvamos a los entrenamientos. También presiento que la sombra está más cerca que nunca.

Aunque no estaba segura de que fuera la mejor idea, decidí contarle sobre mi pequeño logro de esta mañana, cuando Ethan se marchaba.

— Abuela, esta mañana conseguí hacer algo, pero no sé cómo. Logré entrar de alguna manera en la mente de Ethan y comunicarme con él como si fuera telepatía o algo parecido.

La abuela me miraba con cada vez más asombro. Se levantó ágilmente y se dirigió al salón.

— Abuela, ¿a dónde vas? —pregunté, intrigada por su reacción.

Seguí a mi abuela hasta su mesa llena de libros, con una mezcla de emoción y preocupación. Cuando abrió el libro que guardaba la historia de nuestros dones, sus palabras resonaron en la habitación.

— ¡Aquí está! Este mismo poder lo consiguió tu tía abuela, y es el mismo don que utilizó para derrotar a la sombra.

Mis ojos se abrieron con asombro

— Abuela, creo que tenemos que hablar sobre eso. Conoces a Ethan, ¿verdad? Es el chico que te mencioné, el de las manos.

La mirada de mi abuela pasó de sorprendida a reflexiva, como si los recuerdos del pasado se agolparan en su mente.

— Pero, querida, eso no puede ser. La familia Summers desapareció hace mucho tiempo.

— Pues parece ser que no... —murmuré

Una lágrima solitaria escapó de los ojos de mi abuela, y su rostro mostró una mezcla de nostalgia y pesar.

— Abuela, ¿estás bien? Necesito entender qué relación hay entre nuestras familias, necesito saber cómo derrotar a esa cosa.

Mi abuela se dirigió al sofá, indicándome que la siguiera con el libro en la mano. Con apenas tres días antes de Nochevieja y la obligación de regresar a mi hogar, sentí la urgencia de descubrir la mayor cantidad de información posible.

— Mía, supongo que ya habrás descubierto que hace un tiempo, nuestra familia no era la única que poseía dones oníricos. Durante años convivimos con la familia Summers. A diferencia de nosotros, ellos tenían poderes en la vida real, y nosotros, en los sueños. Éramos la combinación perfecta.

Un suspiro escapó de sus labios

— Con la última derrota de la sombra, hubo muchas pérdidas. Fue una de las batallas más dolorosas y sangrientas hasta el momento. Perdimos a muchos seres queridos, incluido Alexander.

Guardianes de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora