No pegué ojo en toda la noche, así que me quedé tirada en la cama con el cuerpo dolorido. Rápido, le envíe un mensaje a Ethan contándole lo que había pasado. Me sentía un poco idiota por pensar que yo sola podía vencer a la sombra, pero al mismo tiempo, me daba un poco de esperanza. Parece que la sombra no era tan invencible como quería aparentar, al menos por ahora.
Era temprano y todos en casa estaban dormidos o con la cabeza hecha trizas por la juerga de anoche. Me levanté a duras penas y bajé al salón. Necesitaba algo de comer, así que decidí pasar el día en casa sin hacer nada.
Estuve media hora intentando alcanzar la caja de cereales. ¡Maldito armario! ¿En qué estaban pensando al hacerlos tan altos?
Me pasé la mañana comiendo cereales frente a la tele. Mis padres, como estaban en el mismo plan que yo, pasamos la mitad del día en plan familiar, charlando y poniéndonos al día.
Ya habían pasado varias horas y Ethan seguía sin dar señales de vida. ¿Se habría quedado en coma etílico o algo así?
Marta, por otro lado, no paraba de mandarme mensajes sobre ese sueño otra vez. Le respondí haciéndome la sorprendida, pero noté que esta vez estaba más alterada que de costumbre. ¿Debería contarle toda la verdad?
Con la preocupación encima, me volví a la cama, donde planeaba pasar el resto del día. Mi madre me preparó una infusión. Le extrañaba verme así, sobre todo porque no me había bebido ni una copa anoche. Pero bueno, poco a poco me fui sintiendo mejor, el cuerpo se me estaba recuperando y la pesadilla se había esfumado. Pero lo que sí me inquietaba era la ausencia de noticias de Ethan.
Al día siguiente, mi primera acción fue revisar mi teléfono en busca de respuestas por parte de Ethan. Sin embargo, en lugar de mensajes suyos, solo me esperaba una llamada perdida. La confusión se instaló en mi mente. ¿Por qué me llamaba en lugar de responder a mis mensajes? Nada tenía sentido.
Mientras tanto, Marta continuaba escribiéndome con insistencia, urgiendo a que quedáramos. Después de comer, decidí encontrarme con ella en un pequeño parque cerca de su casa. La idea de llamar a Ethan más tarde ya estaba fija en mi mente, él se estaba haciendo de rogar más de lo normal.
Nos encontramos en el parque, y Marta estaba nerviosa. Se notaba en la forma en que jugueteaba con su cabello
Me saludó con un deje de impaciencia, y yo le devolví la sonrisa, una pequeña mesa junto a los árboles se convirtió en nuestro refugio improvisado.
—Mia, necesito hablar contigo. ¿Recuerdas la pesadilla de la que te hablé? —preguntó Marta con seriedad.
Asentí, dando paso a que compartiera lo que la preocupaba.
—Pensé que era una tontería, pero cada vez se siente más real, y no sé cómo quitármela de la cabeza. Te lo cuento porque eres mi mejor amiga, y, además, no te ofendas, pero a ti te van estas cosas —explicó con nerviosismo.
La observé sin saber exactamente qué decir
—¿Pero estás segura de que esa pesadilla es real? —inquirí, sin poder evitar la expresión de incredulidad en mi rostro.
—¡Claro que sí! Además, al día siguiente siempre me levanto con falta de energía, como si algo me quitase todas las ganas de ponerme de pie. Es todo muy extraño.
Mientras Marta compartía sus inquietudes, mi teléfono sonó, anunciando la llamada de Ethan. Esta vez decidí contestar.
—Dame un momento, Marta —me alejé para hablar con él, notando de inmediato que algo iba mal.
—Hola, Ethan. ¿Cómo te va todo? Estaba preocupada.
La voz de Ethan sonaba quebrada, y parecía estar al borde de las lágrimas.
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Guardianes de los sueños
FantasyUna misteriosa novela que sigue a Mía, una adolescente con un poderoso don onírico heredado. Cuando una antigua oscuridad amenaza con despertar, Mía se embarca en una búsqueda para desentrañar su legado familiar y detener la sombra que la persigue e...