Seokjin me miró de reojo mientras me quitaba los abrigos y luego volvió a prestar atención a la computadora frente a él.
—Hasta que al fin llegas, dijiste que volverías en una hora y volviste en dos. Ya me estaba preocupando.
—No vas a creer lo que me pasó. —Me acerqué para ver qué hacía—. ¿Por qué haces esto ahora?
—Quería revisar el trabajo de ayer, pero los códigos son incorrectos. Están todos mal. Trato de corregirlos.
—Qué sorpresa. —Me ubiqué en la silla frente a él.
—¿Quién hizo esta porquería? —murmuró.
—Tú.
Seokjin elevó las cejas e infló sus mejillas.
Ayer había hablado con Yazmine sin parar por horas mientras trabajaban, por eso mismo no era raro que los códigos estuvieran mal. Cuando ambos se juntaban, no había forma de apartarlos y se convertían automáticamente en tonto número uno y tonto número dos.
—Mantén a Yazmine lejos de mí mañana.
—Haré lo que pueda.
—Gracias. —Juntó sus palmas como un ruego—. En fin, dime qué fue lo que te pasó.
—Estoy herido —señalé la curita en mi frente.
Frunció el ceño.
—¿Te caíste?
—Algo así.
Comencé a contarle la mañana de locos que tuve, desde el choque en Central Park hasta la parte en que mi cabeza casi fue aplastada por una maceta.
—Lo bueno es que su puntería apestaba, así que no llegó a golpearme.
Mi amigo se sumergió tanto en mis palabras que no me dio ningún consejo de esos que suele dar cada tanto. No supe si eso era bueno o malo, por lo que preferí quitarme la duda.
—¿Qué te pasa?
—Estoy confundido. —Hizo una mueca y acunó su rostro entre sus manos—. ¿Por qué te llevó a su casa en primer lugar?
—Yo no quería, fue un poco a la fuerza. —Su expresión decayó, por lo que me apresuré a seguir contando—: ¡Pero porque entró en pánico! Dijo que las heridas en la cabeza eran cosa grave y que no quería cargar con una muerte siendo tan joven, lo cual es absurdo si tenemos en cuenta que solo fue un raspón. Mira.
Me quité la curita y se inclinó hacia adelante para ver.
—Me hago cortes peores cuando me afeito.
—¡Exacto! —le di la razón—. Pero él insistió y ya no pude decirle que no. Me agarró del brazo y me arrastró hacia su edificio.
—Sé cuál es —dijo—. Pensé que lo reconocerías también.
—¿Por qué lo reconocería?
Abrió la boca y titubeó un poco.
—Porque es llamativo, solo las personas famosas o de renombre se alojan allí. Pagar uno de esos apartamentos es prácticamente imposible.
—Ni me lo digas... Absolutamente todo lucía costoso.
—Entonces debe ser alguien importante —murmuró, pensativo.
—Uno de ellos parecía ser un campeón internacional de patinaje —conté—. Hay una repisa llena de méritos, trofeos de primer puesto, medallas y diplomas. Era impresionante.
—¿Recuerdas su nombre? Podríamos buscarlo en internet.
—Uhm... —Me levanté de mi silla y me ubiqué detrás de él para ver su pantalla. Seokjin abrió una nueva pestaña y dispuso sus manos para escribir, pero el nombre se había ido por completo de mi cabeza—. ¿Hanbin?
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Virtus 🛼 | Kookmin
FanfictionLas promesas de amor no sirven de nada si de por medio solo hay mentiras. Jungkook no puede volver a confiar, se ha aferrado a la traición y a la creencia de que es alguien que no puede amar ni ser amado. Sin embargo, en un día como cualquier otro...