El respaldo de la cama golpeaba contra la pared, hacía eco en mi cuarto y se mezclaba con nuestras respiraciones agitadas y el resorte del colchón.
Le gustaba tocar mi cuerpo y recorrerlo como si quisiera memorizarlo. Enterraba sus uñas en mi espalda y dejaba un beso por cada centímetro de piel caliente.
Se aferraba fuerte con las caderas, sin intención de querer dejarme ir, pero no sé daba cuenta de que ese tampoco era mi plan. Estaba dispuesto a hacerle entender que yo no era como los demás, que nunca lo dejaría en banda.
No estaba seguro del momento en que sucedió, pero sabía que estaba entregado a él en todo aspecto y que no estaba arrepentido de tal decisión.
Era excitante verlo así, con sus ojos aguados, sus mejillas sonrojadas y los labios hinchados; con su pelo desparramado sobre la almohada y con las raíces mojadas debido al sudor y el deseo de no frenar ni siquiera un segundo. Su espalda se arqueaba para mí y me lo entregaba todo, lo cual me incitaba a repetir cada movimiento con más fuerza y profundidad que el anterior.
Una y otra vez.
Y otra vez.
Y otra.
Y otra.
Así, hasta que lo único que podía oír era su voz pronunciando mi nombre como una plegaria a su santo en devoción.
«No puede ser», ese fue mi primer pensamiento del día cuando me encontré con una carpa extendida en medio de mis pantalones.
De todas las cosas que podría haber imaginado, un sueño húmedo era la última opción en mi lista. Mi propia cabeza estaba en mi contra, ¡me hacía soñar con locuras!
Me levanté para tomar una ducha fría para bajar la erección, pero me era imposible no pensar en el cuerpo de Jimin. Recordaba todo como si hubiera sucedido en la vida real: sus uñas clavadas en mi espalda, su voz ronca pidiendo que sea gentil, el calor de la habitación, la manera en que se movía para recibirme por completo y... Bueno, no me quedó más opción que ponerme a trabajar en mi problema entre las piernas.
Salí de la ducha con las mejillas sonrojadas y el cuerpo caliente a pesar de haber utilizado agua helada en otoño.
Eran las siete de la mañana, por ende, muy temprano para empezar el día un sábado. El sol apenas empezaba a colarse por las rendijas de la ventana y el aire se sentía fresco en contacto con mi piel húmeda.
Reprimí las ganas de poner los ojos en blanco cuando pasé por la puerta de Seokjin. Anoche lo había escuchado volver con alguien, no supe con quién, pero era bastante deprimente saber que mientras él tenía sexo, yo lo soñaba.
«¿Eh? No, no, no. ¡No!». Un escalofrío recorrió mi columna.
Por supuesto que no quería hacer nada de eso en la vida real. Los sueños eran solo eso, sueños. No debía tomar en serio lo que creaba mi imaginación. ¡No significaba nada! Era completamente ridículo creer que podía haber un mensaje oculto detrás de las creaciones alocadas del subconsciente.
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Virtus 🛼 | Kookmin
FanfictionLas promesas de amor no sirven de nada si de por medio solo hay mentiras. Jungkook no puede volver a confiar, se ha aferrado a la traición y a la creencia de que es alguien que no puede amar ni ser amado. Sin embargo, en un día como cualquier otro...