Los planes para que el videojuego saliera al mercado internacional iban mejores que nunca, tanto así que se rumoreaba que recibiría su aprobación dentro de seis meses.
Como cada año, la empresa organizaba una fiesta para celebrar la buena temporada de trabajo y un próspero año nuevo. En esta oportunidad había más emoción que otras veces, pues todos se mantenían expectantes con los buenos presagios. Noches de sueño perdido y sin descanso se veían gratamente recompensadas.
Esta sería la primera vez que iría con alguien que no sea Seokjin o Yazmine. Era costumbre entre nosotros culminar la noche fumando en un lugar apartado de la multitud —sin importar que a ninguno le gustara realmente fumar—, ya que habíamos descubierto que si tus colegas veían un grupo de tres con cara de pocos amigos mientras se pasaban un cigarro de mano en mano, lo más probable es que no quisieran acercarse a conversar.
Sin embargo, esta vez no sería como las anteriores y podía saberlo por el peso de la mano que sostenía en ese momento.
—Estoy un poco nervioso —me confesó mi cita al adentrarnos en el elevador. Pulsé el botón que nos llevaría a la azotea y comenzamos la subida.
—Son todos agradables —repliqué, aunque lo cierto era que no pasaba de conversar con colegas de mi mismo piso—. Les caerás bien.
—Eso espero.
—Tranquilo, Minnie.
Asintió con la cabeza y miró hacia el frente.
—¿Ellos saben que...? —Aclaró la garganta—. ¿Saben que estás saliendo con un chico?
—No.
—Oh. Está bien. —Soltó mi mano de inmediato y se alisó la ropa—. Entonces diremos que soy tu primo, así nadie sospecha nada.
«¿Mi... primo?».
Incliné la cabeza y fruncí el ceño. ¿Por qué teníamos que fingir ser familia? ¿Acaso no quería que los demás supieran que éramos algo más que amigos?
—No voy a decir eso.
—No hay problema, Koo —contestó—. Si tan solo te dieras una idea de la cantidad de citas que he tenido con hombres enclosetados... La lista sería interminable.
¿Eh?
—Espera, espera, espera. —Detuve el ascensor a medio camino—. Primero, no gracias. No necesito conocer esa lista interminable de los hombres con que has salido. Y segundo, te equivocas. No vivo en ningún clóset porque, para comenzar, nunca estuve en uno.
Jimin levantó las cejas, sorprendido.
—¿Es eso posible?
—Por supuesto, y para mí es tan fácil como pensar que los heterosexuales no pasan por esa etapa de reunir a su familia en la mesa y confesar que les gusta el sexo contrario. Entonces, si ellos no pasan por eso, ¿por qué debería hacerlo yo?
—No es tan simple como lo cuentas, Jungkook. Hay mucha gente reprimida porque vive o se relaciona con entornos homofóbicos, y lo digo porque yo estuve en esa posición por mucho tiempo.
—Lo sé. —Acerqué mi mano a su rostro y acaricié su mejilla—. No pongo eso en duda, amor. Hablo desde mi experiencia personal y de cómo veo yo este tipo de cosas, pero eso no quiere decir que piense que salir del clóset es algo sencillo.
Para empezar, me di cuenta de que era bisexual cuando tenía quince años. Recuerdo estar sentado frente a la televisión y pensar que el príncipe Caspian de Las Crónicas de Narnia tenía un cierto encanto. No fue difícil suponer que algo pasaba cuando se llevaba por completo mi atención con cada escena. Busqué información del actor en internet hasta el punto que pensé que era algún tipo de obsesión, pero se me pasó rápido cuando, un par de meses después, comencé a sentir algo raro en el vientre cada vez que uno de mis compañeros me tocaba. Era muy extraño en un principio, ya que era semejante a lo que sentía cuando la niña más bonita del colegio me dirigía la mirada. Era todo una mezcla de nervios, sudor, palpitaciones aceleradas y el despertar de mi amigo entre las piernas. Era un adolescente con las hormonas revolucionadas, así que el descubrimiento de mi sexualidad estuvo acompañado con el de mi cuerpo y las reacciones que ambos sexos tenían en mí.
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Virtus 🛼 | Kookmin
FanfictionLas promesas de amor no sirven de nada si de por medio solo hay mentiras. Jungkook no puede volver a confiar, se ha aferrado a la traición y a la creencia de que es alguien que no puede amar ni ser amado. Sin embargo, en un día como cualquier otro...