La luz de un nuevo día entrando por la ventana logró despertarme. Pestañeé y bostecé para quitar la pereza, pero cuando quise estirarme, me di cuenta de que mi brazo estaba atrapado debajo del cuerpo de Jimin.
Él seguía acurrucado contra mi pecho. Su respiración era acompasada y serena. Parecía seguir bajo los efectos de un sueño profundo, por lo que ni siquiera se percató cuando me removí para adoptar una posición más cómoda.
Sus labios estaban abultados como si hiciera un puchero y sus mejillas se veían levemente rosadas por el calor que le conferían las sábanas y mi cuerpo. Despejé un mechón de cabello que caía sobre sus ojos y lo peiné detrás de su oreja con cuidado de no despertarlo.
No tenía idea de si Jin ya había vuelto. No había escuchado el sonido de la puerta de entrada, pero tampoco tenía idea de qué hora era. Calculaba que eran alrededor de las siete de la mañana porque esa era la hora en que solía despertar todos los días. Aún así, no me molesté en alcanzar mi celular para ver si tenía razón o no, y dejé correr el tiempo en silencio.
Las ventanas empañadas me dejaban saber que afuera hacía más frío que ayer y que hoy tendríamos que usar ropa más abrigada. El invierno se estaba haciendo desear en pleno otoño, aun cuando las hojas seguían cambiando su color.
Jimin se removió y escondió la cabeza en la curva de mi cuello para ocultarse de la luz que llenaba el cuarto.
—Buenos días —dijo, con la voz ronca por ser las primeras palabras del día.
—¿Dormiste bien?
—Todavía tengo un poco de sueño, pero hoy es... es... —Se sentó de repente y abrió los ojos con pánico—. ¡Hoy es domingo de familia! ¡¿Qué hora es?!
Me reí y estiré el brazo para agarrar mi teléfono.
—Nah, es temprano —dije, y le mostré la pantalla.
No volvió a recostarse, sino que agarró sus cosas y comenzó a desvestirse frente a mí. Le di la espalda, sintiendo el rostro caliente. Entendía que ahora había más confianza, pero no sabía que teníamos tanta.
—Oh, lo siento —se disculpó—. Es la costumbre.
—¿Costumbre? —Enarqué una ceja y lo miré de reojo. Ya había terminado de vestirse y ahora estaba colocándose los zapatos.
—Taehyung duerme conmigo a veces —contó—. Le gusta abrazarme en las noches cuando se siente triste, lo cual pasa bastante seguido porque no tiene la atención de Yoongi. —Se puso de pie—. Cuando se despierta no quiere soltarme, así que no me queda otra opción que cambiarme frente a él. Además, ¿qué podría ocultar? Ambos somos chicos.
—¿Y a Hoseok? —pregunté—. ¿Por qué no es a él a quien abraza?
—A Hoseok no le gusta hacer cucharita.
Cucharita.
Empujé la parte interna de mi mejilla con la lengua y asentí.
—Ah.
—¿«Ah»? —repitió con una sonrisa. Luego negó y se mordió el labio inferior—. Voy a ir al baño, con permiso.
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Virtus 🛼 | Kookmin
FanfictionLas promesas de amor no sirven de nada si de por medio solo hay mentiras. Jungkook no puede volver a confiar, se ha aferrado a la traición y a la creencia de que es alguien que no puede amar ni ser amado. Sin embargo, en un día como cualquier otro...