9. Falta de costumbre

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—Buenas tardes, ¿qué tal? ¿Sería tan amable de decirme si este timbre corresponde al apartamento de Jeon Jungkook? Ya es la quinta vez que me equivoco.

Sonreí.

—No, se ha equivocado otra vez.

—¡Ah, Koo, eres tú! —percibí su alivio al reconocer mi voz—. ¿Por qué no atiendes el teléfono? Te llamé tres veces.

—Lo siento, casi siempre lo tengo en silencio.

—Aish... —resopló—. ¿Puedes bajar a recibirme, por favor?

—¿De verdad te equivocaste cinco veces? —reí.

—Apresúrate antes de que me arrepienta y me vaya, Jeon.

Colgué la llamada del portero y tomé las llaves para salir. Mientras bajaba por el ascensor, sentía los nervios a flor de piel por el simple hecho de vernos de nuevo.

No demoré en estar en la planta baja.

—¿Qué haces? —pregunté cuando salí y me encontré a Jimin con los ojos fijos en el portero eléctrico.

—Ya que no atiendes el teléfono, intento memorizar cuál es tu timbre para no cometer el mismo error dos veces.

—Cinco veces.

Me miró con una ceja levantada.

—Estás chistoso hoy.

—O de buen humor por volver a verte.

Jimin simplemente sacudió la cabeza y entró al edificio. Estaba abrigado con una bufanda, gorro de lana y guantes. Tenía las mejillas sonrojadas y los ojos cristalizados por el frío. Llevó sus manos hasta su boca para calentarlas con su aliento y luego las frotó.

—El clima es terrible —me dijo—. No creo que pueda quedarme por mucho tiempo. Taehyung me pidió que volviera temprano porque está pronosticada una tormenta para la medianoche.

—¿De veras?

Dirigí la mirada al cielo. Este mantenía la misma capa de nubes que había en la mañana, pero ahora estaban teñidas de un gris oscuro que acompañaba a las bajas temperaturas.

—Tal vez tendríamos que haber dejado esto para otro día.

—Acabo de llegar y ya quieres que me vaya.

—No es eso. —Agarré su muñeca para llevarlo al ascensor—. Tan solo pienso que, de haber sabido que tendríamos este clima, te habría dicho que vinieras mañana.

—Los domingos no puedo —descartó—. A Taehyung le gusta que estemos todos juntos ese día, lo llama su «domingo familiar». Aunque no tenga mucho sentido, considerando que vivimos bajo el mismo techo y nos vemos todos los días, es algo especial para él y no hemos faltado ni una sola vez en los últimos cuatro años.

—Se oye como algo bonito.

—Lo es —afirmó—. A veces nos acompaña el hermano de Tae, pero casi siempre está ocupado con sus cosas de la empresa y los papeles de su padre y bla-bla-bla. Nunca entiendo de lo que habla, pero asiento y finjo que lo hago cuando lo tengo de frente. —Se miró en el espejo del ascensor y se quitó el gorro para peinar su cabello hacia atrás—. Hoseok también trae invitados. Amigos suyos. Es divertido hablar con ellos porque son peculiares, ya sabes, personas interesantes con oficios extraños. Nunca sé de dónde saca a esas personas.

—¿Y tú? ¿A quién llevas?

—A nadie —respondió como si fuera obvio—. ¿A quién podría llevar? No tengo familia ni tampoco tengo amigos.

Virtus 🛼 | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora