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By Tom

Pasé días, semanas, meses, hablando con Bill. Él era un chico divertido, sensible, preguntón, miedoso, cariñoso..

Yo sabía todo de él, pero él no sabía nada de mí.

Llegó el día de nuestro cumpleaños, 1 de septiembre.
Quería sorprenderlo comprandole algún muñeco o chocolate, o simplemente un regalo.

Salí de ese cuchitril llamado casa y fuí a una tienda que estaba ahí cerca.

-¿Qué necesitas pequeño?- Pequeño sera su culo. Parecía ser de esas viejas pirujas que odian sus vidas.

- Hola. ¿Tienes algún regalo que me alcanze con esto?- Mostré mis 11 euros. No eran míos, ¿y qué? Prefería gastarlos en un regalo a que fueran gastados en cigarros o drogas.

- Uuh, regalo, ¿ah? ¿Es para una noviecita?

- Que le importa.- La vieja me miro con los ojos bien abiertos.

- Con esto te alcanza...Una camarita de fotos y unos stickers para decorarla.

Mmm.. A Bill tal vez le guste. No veo las horas de verle su carita de felicidad.

- Dame eso por favor.

- Aquí tiene. Que lo disfrute.- Noté como la vieja rodeo los ojos. ¿Que se cree?

- Atienda mejor para la próxima, piruja.

- ¿¡Qué dijiste niño!?

Salí corriendo de la tienda riendome.

Llegué al cerezo que separa mi casa de la casa de Bill. Habían niños jugando ahí, y no me llevaba tan bien con ellos..

- Uuh, miren quien vino.- Era Jene. Él venía acompañado con su amiguito.

- ¿Qué pasa rubiecito?

- No me digas así, maricón.

- ¿Maricón de donde?

- No te hagas. Vi que andabas muy de cariñoso con Bill.

- Aja. ¿Y ser buen amigo me hace marica?- El rubio se quedo callado.

Vino su amigo, un cabeza de zanahoria.

- ¿Y que traes ahí, nenaza?

- ¿Te tiene que importar lo que trae "la nenaza"?

- Andas muy de respondón.. Abre la bolsa.

- ¿Sabes que te voy a abrir? Te voy a abrir bien el culo.

El cabeza de zanahoria me saco la bolsa de las manos y se lo dió al cerdito rubio.

- A ver..Uy, una camarita y unos stickers bien de niña. Te afecto juntarte con Bill ¿Eh?- Parecía que estos niños tampoco se llevaban bien con Bill.

- No metas a Bill. ¿O sabes lo que va a pasar? Te tirare en el barro como el cerdito que eres. Después, tiraré a tu amiguito si es que no te deja votado y luego te sacaré el dinero que tienes en los bolsillos, imagino que hace unos minutos tu madre te dió tu mesada, ¿no?- El cerdito se toco los bolsillos del pantalón.

- Dame la bolsa, cerdito.- Él no obedecio. Miré al cabeza de zanahoria dando señal de que se largara.

- ¿Ves? Tu amiguito si obedece. No como tú.- Le pegué un puñetazo en la mejilla. Él estaba adelante del cerezo, y cuando retrocedió se tropezó y calló en el barro que había quedado de la lluvia de ayer. Seguro se había golpeado la cabeza, pobrecito, estaba llorando.

- Upsi.. Lo lamento mucho cerdito..- Me acuclillé hacía él sacándole la bolsa que protegía la cámara, los stickers y también le saqué su mesada. - Ojalá tengas suerte sacándole el barro a la ropa.

Fuí a mi casa donde vi a mi padre durmiendo en el sofá, nada nuevo.

Me dirigí a mi habitación y me fije que la cámara y los stickers estuvieran bien.

- Todo bien..¿Cómo estará Bill? No lo vi en todo el día.- Le murmuré a Scotty, me tocaba cuidarlo a mí hoy.

Él perrito movió su cabeza a un lado.

- ¿Tú dices que le gustará?

Él chucho movía la cola. Lo traje hacía mí y lo empecé a acariciar.

- Scotty..Como te quiero, amiguito.

Nenaxss

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