Un te amo con olor a lavanda.

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Actualidad

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Katara 🪻

Desastre eso es la definición de Katara.

Tarde. Voy tardísimo al trabajo, le dije a Athena que era mala idea tomar copas un domingo, sabiendo que tendría una junta importante al día siguiente. Y aquí estoy yo un Lunes a las siente cuarenta, corriendo hacia el elevador de la oficina de mi jefe.

¿Que tanto son cuarenta minutos de retraso?

No es nada

¿Verdad?.

Mi cabello corto se me pega a la frente y ajusto mis gafas, con el reflejo del elevador me ayudó a verme más "presentable"lo cuál veo lejano. Los minutos pasas y mi ansiedad aumenta, reviso mi teléfono en busca de algún mensaje de Harry pero no hay ninguno, el pitido del elevador me hace reaccionar, alzó la cabeza y salgo del elevador acomodando mi vestido rosa el cuál  es uno de mis favoritos, lleva varias flores cosidas hechas a mano «un regalo de flor», salgo a toda prisa en busca de la oficina más grande de esta empresa cuya  puerta es de color negro.

Se suponía que tenía que estar aquí a las siete de la mañana para firmar la renovación de mi contrato y ascenso, pero a la señorita se le ocurre llegar tarde. Me frustra, yo soy la persona más "responsable" posible.

Tocó la puerta con el corazón en la boca, trato de mantenerme tranquila « no creo que me despida, No es tan malvado. » hago un puchero con tan solo pensar que podría despedirme, necesito el empleo y ese ascenso, el dinero es algo que no puedo dejar de ganar.

— Adelante — la voz profunda de mi jefe me hace sacudir la cabeza, suspiró y tomo la manija de la puerta abriéndola lentamente.

Y ahí está él causante de mis dolores de cabeza, cansancio, frustración y mal humor. Mi jefe, luce imponente sentado en su silla tras su gran escritorio de color caoba y su pared de libros, todo aquí es tan elegante tan pulcro huele tan bien aquí dentro, una coleada de aire fresco me azota y me obligó a observar toda la oficina, encontrándome con dos hombres más, uno es Alberto amigo de mi jefe y el otro es el padre de mi jefe el señor Benjamín Harper Sus miradas son dirigidas hacia mi y las piernas me quieren fallar.

— Buenos días — me habla Alberto obteniendo mi atención por un momento.

— Buenos días. señor — respondo el saludo con una sonrisa y me dirijo a mi jefe.

— Cincuenta minutos tarde..— me dice con voz dura, sin siquiera mirarme.

«Esta más que molesto»

— Discúlpeme, pero aún podemos....

— Aquí está el contrato — me habla el padre de mi jefe, llevándose mi atención. Es un hombre imponente el cuál denota seguridad total en cada cosa que hace, te hace temblar con solo mirarte.— pero, si quieres firmarlo, solo firma sin más .

Me quedo procesando sus palabras y al comprenderlas haciendo.

— Está bien, necesito el trabajo y el aumento — digo recordando mi necesidad económica.

— Perfecto — me pasa la pluma y me pasa los papeles.

Volteo a ver a mi jefe y este sigue sin verme a los ojos, ignoro el presentimiento y me enfoco en firmar los papeles. Trato de leer el contrato pero un gruñido de desaprobación me detiene.