Un te amo con olor a lavanda.

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Harry 🍂

Horas antes

Llevo meses buscando la manera de no necesitar una mujer a mi lado. Pero mi familia y la empresa me lo exigen.

"si quieres la empresa entonces cásate y estaré seguro de que tendré nietos"

"necesitas una mujer en tu vida"

"una mujer te pondría un alto" " necesitas sentar cabeza"

" esto le dará más prestigio a la empresa, además serás el foco público".

Miles de comentarios similares recibo  diariamente, todos con un mismo objetivo: casarme y tener hijos. No soy una persona vieja ni mucho menos, es solo que mi vida liberal no les da la confianza para que yo sea el dueño directo o mejor dicho total de la empresa y manejarla a mi criterio que según ellos sin esposa no lo tengo.  Realmente no me importa lo que piense la empresa o el mundo, pero ¿Y si realmente necesito a alguien?. Tengo meses por no decir años solo, he estado con varias mujeres solo por placer, ningúna de ellas llegaba si quiera a saber mí nombre o mi vida privada. Ya tuve a una persona que me dejó al borde del abismo y no planeo repetir la historia.

— Buenos días — saludé a mi familia mientras me acercaba a la mesa dónde ya se encontraban todos listos para desayunar.

— Buenos días, hijo — respondió mi madre sonriente.

Servían el desayuno y yo solo me sumergida en mis pensamientos, cosa que hago diariamente. Todos parecían hacerlo lo mismo que yo o eso pensé por qué mi padre alzó la vista y la clavo  en mí.

— Hoy te acompañaré a la empresa, tengo algo qué hacer — me habló mi padre de pronto y enseguida lo mire, él no se paseaba por la empresa seguido de hecho nunca lo hacía, era extraño que hoy quisiera hacerlo — contigo.

Enfatizó una vez que miro mi confusión.

— Bien. Y ¿qué es eso qué tenemos qué hacer? — pregunté curioso mientras mordía una de las tostadas, tratando de no hacer vidente mi nerviosismo.

— Se que Katara renovará su contrato — su sola mención me hizo fruncir el ceño, ¿Y él como sabía eso? — y quiero estar presente.

Esto no era normal él buscaba algo más y yo lo descubriría.

— Harry, ¿crees que puedas invitar a Katara a casa?, escuché que es buena escribiendo talvez y me ayude con mi historia que presentaré el fin de año en la escuela. — Marcela mi hermana menor me habla y no se por qué diablos hoy a todo el mundo se le ocurre hablar de ella.

— Mmhj — murmuré sin ganas de seguir la conversación

— Sería bueno volver a verla, hace tanto tiempo que no la vemos. ¿Desde hace cuánto? —mi madre  se queda en silencio un momento y yo trato de comer lo más rápido posible — vaya hace ya varios años que no la vemos, ¿Cierto cariño?

— Así es, pero no se preocupen. La veremos más seguido — responde mi padre  mirándome fijamente.

— Termine, te espero en el coche padre. — no espero respuesta salgo huyendo del comedor.

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El camino en coche era asfixiante, se que quería decir algo pero no sé atrevía y yo ya no lo soporto más.

— Si vas a decir algo, solo dilo, maldita sea — me ve mal por mi "vocabulario"

— Ya que lo comentas, dime. ¿Qué te párese Katara? — su pregunta es extraña.