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Pare mi caminar hasta que por fin pase el jardín que rodeaba la casa, la fachada de la casa era muy elegante tenía todo tipo se tonalidades de color café en lo que parecían ser ladrillos, la puerta era color negro y me acerque para tocar la puerta.

Talle mis ojos dando un gran bostezo, anoche debí de haber dormido mucho antes para recuperar más energía, miré a los lados esperando que alguien me abriera la puerta, no se oían voces en el interior de la casa esperaba que Max no me hubiera hecho venir en vano a esta casa. Comencé a mover mi pie algo desesperado, no tuve tiempo ni de desayunar para llegar puntual, volví a darle algunos golpes a la puerta con más fuerza para que alguien se dignara por fin a abrir la puerta. Pero no hubo respuesta nuevamente haciendo que mi paciencia se empezará a agotar, volví a tocar de forma desesperada, si no me contestaban regresaría a mi casa.

Me di la vuelta y antes de siquiera dar otro paso la puerta se abrió. —Buenos días, siento mucho la tardanza en abrir.

Abrió la puerta una chica de cabello rojo que lo tenía amarrado, sus ojos eran verdes, la chica frente a mí tenía la misma altura que yo. Llevaba una camisa color blanca que acentuaba su figura, un pantalón negro y unas botas, regrese para regresar el saludo.

—Buenos días, perdón por la insistencia, pero tenía una reunión con el joven Verstappen. — Dije amable, la chica se hizo a un lado, dándome paso para entrar a la casa.

—Adelante, ahora mismo el joven Emilian está en una reunión con su padre, pero los puedes esperar, no tardarán mucho, acompáñame.

No pude soltar una pequeña risa al escuchar que le dice Emilian, ahora lo llamaría de esa forma para molestarlo. La pelirroja camino al interior de la casa y yo la seguí desde atrás, miré a todos lados del lugar, el piso era blanco parecía que apenas se había terminado de pulir, podía ver mi cara en el reflejo de lo limpio que está. Había unas grandes escaleras que llevaban al segundo piso, pero nosotros seguimos de largo hasta parar frente a una puerta de color negro, en ese lugar había un cuadro con la foto de toda la familia, en esa foto todos parecían aún más jóvenes. Mirando la foto parecían una familia de esas que salían en los comerciales o catálogos donde promocionan una familia feliz y perfecta.

—Puedes tomar asiento, en unos minutos saldrán de la oficina.

—Muchas gracias. — Tome asiento en la silla que estaba a un lado de la puerta.

No había muchas cosas que observar a parte de la foto, comencé a jugar con mis dedos esperando que no se tardará mucho Max. Mire mi ropa, no sabía muy bien que tenía que utilizar para mi primer día de trabajo, no tenía idea como se tenía que ver un asistente, me decidí en agarrar los primero que tenía a la mano y se viera decente. Mucha de mi ropa ya era vieja o solo mi armario consistía de conjuntos sencillos, entre todo lo que tenía decidí ponerme una chamarra de mezclilla y una playera negra que encontré, junto a un pantalón negro.

Escuché algunos gritos venir del interior de la oficina, lo que me tomó por sorpresa, no podía entender muy bien lo que decían, pero podía estar cien por ciento seguro que había una pelea en el interior. La tentación me estaba ganando y recorrí un poco más la silla tratando de acercarla para poder entender que por lo que peleaban padre e hijo. Distinguir una de las voces que es la de Jos, parecía molesto por los gritos que se lograron escapar y como yo casi no era chismoso volví a acercar un poco más mi silla.

—¿Quién te dejó entrar? — Escuche una voz que me parecía conocida, gire y me encontré a el alfa que llevaba por nombre Leclerc, lo barrí con la mirada,

—Tengo una junta con Max.

—Y eso te da excusas para escuchar conversaciones ajenas. — Dio dos grandes zancadas hasta ponerse frente a mí con los brazos cruzados.

Say You Are Mine?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora