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—Ya les dije a los dos que estoy bien. — Intente levantarme de mi cama, Carlos actuó inmediatamente deteniendo mi movimiento haciendo que volviera a recostarme.

—No te dejaremos ir, hasta que estemos seguros de que todo está bien. — Exclamó demandante, mire a mi amigo omega qué tenía un rostro preocupado.

Decidí hacerles caso, de todos modos, ellos solo querían ayudarme para que me sintiera mejor y yo no estaba ayudándolos a omitir todos mis síntomas.

El doctor estaba a mi lado terminando de tomar mi temperatura por segunda vez en me os de una hora, no entendía por qué tantas molestias.

—Checo solo queremos que nos expliques ¿por qué te fuiste ayer, sin avisar?

Nada más abrir los ojos me encontré a tres personas frente a mí con una cara de preocupación, Lewis, Carlos y el doctor. Yo estaba confundido, pero inmediatamente me bombardearon con todo tipo de preguntas y como podía las contestaba conforme ellos iban terminando de hablar, obvio que no fue muy entendible.

Al parecer ellos llegaron a las doce de la noche a mi casa, Lewis llevaba horas buscándome así que decidió ir a buscar a Carlos y los dos se dirigieron a mi casa parar asegurarse qué estaba buen.

Cuando llegaron a mi casa me encontraron abajo de las cobijas de mi cama, retorciendo de un lado para otro por un fuerte dolor. Los dos se quedaron a mi lado toda la noche y nada más salir el sol, Lewis se fue en busca de un doctor que pudiera atenderme de emergencia.

—Recuerdo estar en el salón de ceremonias junto a Lewis despidiéndonos de todos, comencé a sentirme mareado y creí que lo mejor era salir a tomar aire. Estuve en el jardín, pero cada vez me sentía peor, quería regresar a avisarle a Lewis pero estaba tan mal.

—¿Quién te ayudo a venir haya aquí? — Soltó Lewis de repente.

—Nadie... yo vine solo... — Una pequeña mentira no hace daño a nadie y menos en este momento.

—¿Estás seguro? ¿Te acuerdas como llegaste aquí?

—Si, está mal pero aún podía moverme. No entiendo por qué preguntas tanto. — Me queje, tratando de evitar que siguieran preguntando eso.

—¿Cuáles fueron los síntomas, exactamente? — Pregunto el doctor, era un señor de cabello castaño, una barba del mismo color y desde aquí podría decir que era igual de alto que yo. Su voz era calmada, desprendía una tranquilidad que podía calmar el ambiente qué se estaba produciendo en el ambiente.

—No sé, es difícil explicarlo para mí.

—¿Comiste algo antes?

—Si, desayune bien y estaba tomando chocolate con algunos brownies. — Respondí, tratando de rebuscar entre mis recuerdos algo extraño.

— Tus amigos me dijeron que te encontraron con un fuerte dolor. Podrías describirlo.

—Si. — Hice memoria tratando de ser lo más claro posible. —Mis dedos se sentían hormigueado, era como si mi ropa comenzará se convirtiera en hiedra venenosa. Mi cuerpo picaba por todos lados, no podía coordinar mis movimientos como yo quería y una fuerte onda de calor me invadió. Era algo abrumador todo.

El doctor, parecía pensativo ante mi respuesta que le di, los síntomas jamás los había sentido.

Mire de reojo a mis amigos esperando alguna intromisión para exponer algo ante el doctor, los dos igual estaban sumergidos en sus pensamientos evitando mi mirada. Odie haberlos preocupado de esa manera, no les quise decir la verdad sabía que mentir no estaba bien pero no me gustaba la idea de que Lewis supiera de Max y sabía que solo estaba creando una bola gigante qué podría explotarme.

Say You Are Mine?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora