FIN

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La nieve se derritió por completo dejando que las hermosas flores comenzarán a salir de la tierra, la temperatura había subido y ya no tenía que utilizar ningún tipo de chamarra. Agradecía eso, ya no me debía preocupar por que le pasara algo a Sergio al caminar por las banquetas congeladas.

Ahora mismo la temperatura era alta y solo estaba utilizando una playera blanca de tirantes, limpie el sudor de mi frente qué caía con mi brazo, tratando de no pintarme la cara.

Di unos pasos hacia atrás para tener una mejor perspectiva de cómo estaba quedando el cuarto de mi bebé. Después de una plática con Checo, él me convenció qué lo mejor era vivir en la casa de sus padres porque era mucho más amplia qué en la cabaña en la que vivíamos y trate de negarme pero Sergio era muy persuasivo con sus encantos.

Con ayuda de mi padre con el que hice una tregua para llevarnos mucho mejor; Charles y Carlos me ayudaron a poner en mejores condiciones el lugar.

Sergio era el más feliz del mundo y es que me habría perdido ese lindo momento si me negaba. Las habitaciones las arreglamos y solo faltaba la del bebé, negué a que alguien me ayudara porque quería hacerlo yo solo y darle una sorpresa a mi futuro esposo.

Termine de pintar después de días estando encerrado en esta habitación, quería que cualquier tipo de detalle, aunque fuera el más insignificante fuera perfecto. Solo faltaba meter la cuna y algunos muebles qué también pinte dándole un toque especial.

Salí de la habitación y cargue la cuna con cuidado, estaba ansioso de mostrarle el cuarto a Sergio, el omega no había visto nada de lo que hice.

Suspire con cansancio al terminar de acomodar la cuna, mire si estaba derecha en la posición que la puse. Fui ahora por el mueble qué era el más pesado, mis brazos se sentían como gelatinas, pero me importaba poco porque era más mi emoción, cuando estuvo listo, salí de la habitación para cerrarla.

Quería meterme a bañar primero, no quería que Sergio me viera en este aspecto tan desalineado y menos hoy qué estaba pensando en pedirle formalmente qué se casara conmigo.

Levante mis brazos de un lado a otro tratando qué se les quitara la tensión y no me dolieran mañana, mi recorrido al cuarto de baño fue interrumpido al escuchar la voz melodiosa de mi amor cantando, lleno de curiosidad baje las escaleras.

La música se escuchaba de fondo y una imagen esplendorosa estaba frente a mí. Mientras seguía la melodía Checo bailaba dando algunas vueltas lento siguiendo do el ritmo de la canción, con el debí cuidado para no caerse y acariciaba si abdomen qué sólo había creído unos cuantos centímetros siendo evidente las veintisiete semana de embarazo. No sabía cuánto llevaba cantando, pero era feliz de poder estar presente en este momento emotivo.

Levanté mi oreja para escuchar su voz y no la de la artista qué cantaba.

—You are my sunshine, my only sunshine, you make my happy... — Era obvio que esa canción se la estaba cantando a nuestro hijo o hija, la voz de Sergio era tan hermosa como él y la pasión con la que la cantaba provocaba en mi pero la más predominante eran las ganas de llorar.

—When skies are gray... you'll never knows dear. — Me quede escondido atrás de la puerta para no interrumpir este momento. —How much I love you. Please don't take, my sunshine away.

Y cuando termino la canción no pude resistirme para correr a abrazar por la cintura a mi querido Sergio. Escondí mi rostro en la curva de su cuello, me avergüenza que sea consiente que ahora mismo quería llorar.

Say You Are Mine?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora