Mi estómago dolía de tanto reír, no podía parar con las cosas que me decía mi amigo, yo lo miraba haciendo replantando algunas plantas a unas macetas que él se encargaba de convertirlas en un lienzo para pintar hermosos diseños siendo diferentes cada uno.
—...estuve a punto de caerme, porque todo el piso estaba mojado.
—Es que aun no entiendo cómo has sobrevivido todo este tiempo sin mí, lo único que tenías que hacer es reparar una tubería, no destruir tu casa. — Mis manos fueron a mis mejillas que ya me dolía de tanto reír.
—Claro, ahora tú me dices que lo hubieras hecho mejor.
—Obvio, al menos no inundaría la casa.
—Ya acabé esta, puedes acercarla a la entrada. — Asentí, cargando la maceta que estaba en el estante de madera frente a mí, con mucho cuidado lo acerque a la puerta para estar listo para el comprador que vendría en unos minutos.
—¿Hoy te quedarás a comer? O estás muy ocupado en tu nuevo trabajo. — Hablo con molestia.
Desde hace un par de días le dije que comenzaría a trabajar para Max, no se lo tomó demasiado bien, entre muchos gritos, reclamos y una gran explicación pudo entender qué era lo mejor para mi vida social; antes de dejarle en claro que no tenía muchas opciones para negarme. Obvio que no le conté que también teníamos un pequeño intercambio por un trato que haríamos porque eso sí que se lo tomaría a mal.
—No puedo, pero mañana vendré por ti para que me acompañes a comprar un nuevo sillón. Se que no te gusta que trabaje para él, pero la paga es buena.
—Si te acompañaré, no me preocupa el pago, solo no quiero que te vuelvas a meterte en problemas.
Lo tomé del brazo para que dejara de trabajar y le di un pequeño apretón. —No me meteré en más problemas. — Sonreí con confiesa, quería demostrarle qué todo estaba bien y no crearle preocupaciones innecesarias.
—Está bien... pero aléjate que pasar tanto tiempo con ese alfa hace que apestes a él.
Solté su brazo y traté de encontrar el olor del que hablaba. —Pero... — Olí mi ropa en busca del olor que decía, pero lo único que detectaba era el olor de mi desodorante, porque hoy aun no me había encontrado con Max. —, te juro que hoy me bañe.
—No hablo de tu olor. — Recibí un zape por parte de Sainz. —Desde hace días sus feromonas se aferran a ti. Solo es un poco molesto para mí, tal vez para los demás no sea tan notable.
Sabía lo mínimo acerca de las feromonas por Carlos y mi madre, lo que podía recordar era que un omega con marca, se vuelve sensible ante las feromonas de otros alfas.
— Mañana tengo muchas cosas que hacer y no se te olvides llegar a tiempo...
Los dos giramos a la entrada cuando escuchamos la puerta abrirse, fue grande mi sorpresa al encontrar a Charles Leclerc entrando a pasos apresurados, el ambiente de tranquilidad se rompió, me quedé a un lado del estante mirando a otro lado. El castaño siguió su camino hasta llegar a donde estaba mi mejor amigo que salió corriendo a abrazarlo, los dos daban vueltas por todo el lugar ignorando completamente mi presencia.
—Hola amor. — Y en ese momento sentí que vomitaría todo lo que comí durante el día.
—Hola cariño... quería venir a verte antes de empezar mi turno.
Durante estos días Sainz me presentó a su "lindo" novio que fue algo extraño al ver que se trataba del sujeto que me dio una patada. Por dentro estaba que me moría por la idea de tener que compartir tiempo con Charles, pero fingí no conocerle y llevarme bien, aunque fue complicado haciendo que la cena fuera un éxito sin ningún inconveniente de por medio.
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Say You Are Mine?
FanfictionOmegaverse La relación entre los dos no inició con el pie izquierdo, desde el momento en el que Max abrió la boca; afirmando que salía con "mi ex prometida". No diría que lo odiaba con todo mi ser, solo tenía una gran necesidad de darle un golpe en...