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Toda la noche no pude dormir ni un solo minuto, estaba realmente mal y no parar de recriminarle por ser tan descuidado debí de poner un alto a Max desde el momento en que Carlos olió sus feromonas en mí. Nunca creí que podría convertirme en un omega porque tendría que pasarme, mi vida ya es lo suficientemente mala para que ahora tenga que pasar por un proceso, era todo muy surrealista. Aun no me sentía diferente, se supone que tendría que detectar algún tipo de olor o algo, aún era nula todo tipo de sensaciones para mí, no sé cómo tenía que sentirme ahora que se supone que estaba cambiando.

No comí durante todo el día, a pesar de que mi amigo me trato de convencer de todo tipo de maneras no acepte; podría jurar que cualquier cosa que comiera lo vomitaría al instante y no quise levantarme de mi cama, solo salí para ir a la consulta, pero cuando regrese inmediatamente me escondí bajo mis cobijas.

La consulta salió bien o eso quería creer, no puse nada de atención a lo que me decían era como si estuviera perdido, trataba de concentrarme, pero me sentía tan melancólico que solo escuchar la palabra "omega" era suficiente para sentirme aún peor. Agradecí que Carlos se fuera para estar junto a su novio y vendrá hasta mañana, yo no iría a ningún lado así que no tenía de qué preocuparse, necesitaba este momento a solas no quería ver a nadie. Tomé las pastillas que me receto el doctor y lo bebí junto con un sorbo de agua, volví a esconderme entre todas las cobijas que tenía

Al estar solo a mi cabeza solo daba vueltas por lo que dirían mis padres sobre todo esto, sé que ellos me hubieran apoyado en lo que fuera necesario, solo quería tenerlos aquí a mi lado para poder descargar todo lo que tengo guardado dentro de mi pecho y que no he podido sacar. Solo necesitaba un abrazo de ellos para saber que todo estaría bien, cerré los ojos recordando bonitos momentos que quedaron marcados en mis recuerdos para tratar de calmar el dolor que sentía en mi pecho.

Desperté por los fuertes golpes y gritos que venían de la parte de abajo, me levanté asustado y salí corriendo a la parte de abajo tratando de averiguar quién estaba tratando de tirar mi puerta. Asustado prendí las luces para tratar de iluminar mi casa que parecía nublado, parecía que pronto llovería.

Seguí escuchando los fuertes golpes qué hacían retumbar mi pobre puerta.

—¡Sergio!¡Abre! — Me acerqué a la puerta y pude notar la silueta a través de la cortina qué para mí era reconocible. —¡Sergio sé que estás ahí, abre ahora!

Max nunca dejaría de dar órdenes, rodee los ojos y solo me gire para ir a la cocina, tenía sed y tal vez me prepararía algo de comer, mi estómago no paraba de rugir de hambre, era momento de forzarme a comer por lo menos un bocado.

Los golpes a la puerta no cesaron, a este punto comenzarían tener una jaqueca si no paraba, comencé a prepararme un sándwich para calmar mi hambre y calenté agua para tomar un poco de té. Los golpes y gritos pararon de un momento a otro provocando un total silencio en el lugar, podía estar tranquilo ahora de que por fin Max se fue, agarre mi plato y taza para dirigirme al comedor.

Le di la primera mordida disfrutando de ese pequeño bocado, hoy quería llamar a Lewis a pesar de que él no podía acercarse mucho para cuidarme quería tenerlo constantemente informado, ese día que nos despedimos parecía muy preocupado y tal vez hablar con él podría calmarlo.

Lewis tendría que regresar pronto con su manada y eso no me gustaba, quería pasar aún más tiempo con él, pero por todo lo que a ocurrido solo nos alejamos. Tal vez era momento de pasar un tiempo con su manada, podría aprovechar esta excusa para irme con él.

Escuche un ruido atrás de mí y gire levantándome asustado al ver a Max a unos en la entrada del comedor. Me levante de la silla, alejándome llevando mi mano al pecho porque sentía que mi corazón se saldría de mi pecho.

Say You Are Mine?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora