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Ver a Carlos y a Lewis reírse juntos ante mis bromas era de lo más surrealista que podía haber imaginado, nunca creí que ellos se pudieran conocer porque siempre creí que después de que me fuera de la manada de Lewis sería imposible volver a contactarme con él.

Terminé de tomar la taza con chocolate que tenía en las manos, se estaba acercando el invierno y en esta zona la temperatura llegaba a bajar a cero grados en el mejor de los casos, ya no recordaba lo frío que pueda llegar a ser. El día de hoy se estaba llevando a cabo un gran comité de bienvenida para todos los líderes que llegaron a visitarnos, y todo el pueblo estaba de fiesta, todas las calles se llenaron de personas repartiendo todo tipo de alimentos o bebidas.

Y nosotros desde muy temprano comenzamos a recorrer todo, Lewis quería un pequeño tour y eso fue lo que hice, hasta que llegamos a un gran salón de ceremonias donde se dio comienzo a las fiestas con un discurso de José y posteriormente de Max. Ahí fue donde me encontré con Carlos, le presenté a Lewis y ellos rápidamente comenzaron a hablar sobre el contexto de cómo nos conocimos, en un momento de la plática los dos comenzaron a molestarme.

—No los quiero ver nunca más juntos. — Hablé entre risas, quejándome de que no paraban.

—Es que eres muy gracioso, es imposible no molestarte. — Habló Carlos, dándome un pequeño golpe en mi espalda.

—Ya no te molestare más, pero debes de admitir que a veces eres un poco torpe. — Lewis trató de abrazarme, pero me hice el indignado para molestarlo ahora yo.

—Me encantaría estar un momento más con ustedes, le dije a Charles que nos veríamos hace media hora enfrente de la florería para ir a pasear y ya es demasiado tarde.

—Pobre de ese chico tienes que soportar tu impuntualidad, anda ve nosotros nos quedaremos un poco más aquí.

—Espero volver antes de que se vayan, nos vemos. — Carlos se despidió de Lewis y después de mi dándome un abrazo con fuerza. —Aprovecha la oportunidad y ya no pierdas tiempo, ese chico no te quita la mirada cada vez que hablas está a punto de lanzarse sobre ti.

Quería contestarle, pero se fue corriendo mientras me guiñaba el ojo me avergoncé al escuchar las palabras de Carlos, no sabía cómo tomar las palabras que dijo mi amigo; solo esperaba que Lewis no escuchara lo que dijo porque me sentiría apenado

—Ahora entiendo por qué se llevan tan bien, tienen la misma personalidad, son dos hermanos peleando por cada cosa que dice el otro. — Hablo alegre.

—Si, creo que no podría volver a alejarme de él. — Tomé un pedazo de brownie que estaba frente a mi y le di un mordisco. —A decir verdad, también nuestras madres eran inseparables, muchas veces tuvieron el plan de unir los negocios que tenían.

—¿Y qué pasó?

—Comenzaron a negociar para pagar un alquiler, pero nunca terminaron de hablar las cosas porque primero nací yo y después Carlos. Eso no les impidió seguir en comunicación. — Hamilton se acercó a mí y me dio un simple abrazo. —¿Te gustaría ir a algún otro lado? Creo que ya has visto los lugares importantes.

—Podríamos ir a por más brownies y después dirigirnos a tu casa, antes de que anochezca.

El día de ayer Lewis fue a mi casa, estuvimos tanto tiempo hablando que no nos dimos cuenta que el sol se estaba ocultando y era demasiado tarde para que Lewis regrese solo en un lugar que él no conoce, en ese momento decidí que se podía quedar en mi casa durante estos días. Eso podría sonar extraño, pero durante una larga temporada yo viví bajo el mismo techo que él, porque no tenía para poder costearme un lugar donde poder vivir.

—Me gusta tu plan, entonces es hora de irnos para que nos de tiempo de todo.

Lewis pasó su brazo sobre mi hombro y comenzamos a caminar, cuando llegamos a la entrada del salón, pero a mitad del camino nos detuvimos porque se encontró con algunos conocidos. Yo trataba de poner atención a lo que decían, pero no tenía ni la más mínima idea, trate de distraerme comiendo lo que me quedaba del brownie y el chocolate.

Say You Are Mine?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora