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Llegamos a mi casa después de un recorrido donde hubo un silencio por mi parte, Max trato de hacerme platica, pero yo no quise responder y tan solo parar el coche yo salí de la camioneta para entrar directo a mi casa, no me importo en absoluto si venía atrás de mi o los gritos llamando mi nombre, azote la puerta detrás de mí cuando entré a mi casa.

Prendí la chimenea esperando que eso ayude a que la temperatura de la casa no fuera tan baja, no sabía si estaba más frío afuera o dentro de la casa y mis manos se sentían congeladas por no estar abrigado adecuadamente. Se estaba haciendo de noche, la casa se veía completamente apagada y la única iluminación era la que la chimenea estaba dándole al lugar. Prefiero mil veces morirme de frío en este momento que tomar la ropa que me ofreció Max después de lo que hizo, fui a mi cuarto a cambiar totalmente mi ropa para estar más abrigado.

Quería comunicarme con Lewis y la única solución que podía encontrar accesible era regresar al pueblo con mi camioneta, nunca le pedí su número para comunicarme con él y tendría que ir a buscarlo. En el camino trataría de encontrar la ropa que tiro en la carretera el rubio, tratando de recorrerla y después tendría que ver en qué condiciones quedó.

Baje las escaleras dispuesto a salir de nuevo y Max me esperaba a lado de la chimenea, creí que se habría ido ya después de que lo ignore. Debí de cerrar la puerta antes de subir a cambiarme, estaba molesto y no pensé en que él entraría. No tenía puesto el abrigo que hace un momento lo cubría, era iluminado por el fuego de la chimenea haciéndolo ver misterioso.

—Deberías de irte, no eres bienvenido.

—A él si lo dejaste quedarse, ¿por qué yo tendría que irme?

—Lo conozco desde hace dos años. — Le expliqué, me acerqué a la puerta y la abrí. —Y a ti no te puedo considerar ni como un conocido.

—Me rompe el corazón escuchar eso.

— Expreso, fingiendo la voz de forma dolorosa.

—Vete, tú y yo teníamos un trato, no entraras a mi casa era una de las cosas que yo pedí.

Se dio la vuelta, quitándose los guantes lanzando a los sillones que estaban a un lado de él, y acortó la distancia conmigo. —Ese trato me da igual, no me iré de esta casa. — Cerró la puerta. —Hoy me quedaré aquí toda la noche, no confío en dejarte solo, tengo el fuerte presentimiento que irás corriendo a buscarlo.

—Lewis y yo solo somos amigos, no tienes por qué preocuparte. No tengo la intención de salir, me estoy congelando; solo hazme caso, es hora de que te vayas. — Hable harto de la situación.

—No me iré de esta casa, pasaré aquí la noche. — La mano del alfa fue a mi cintura, escondió nuevamente su rostro en mi cuello. —Voy a quitar todo rastro que pueda quedar de él en ti, porque a pesar de que tire esos trapos sus feromonas están en tu cuerpo.

—¿Qué pretendes con esto? — quería aclarar las cosas, aun no entendía por qué razón estaba actuando así, celos no podían ser. Creí que se enoja conmigo por lo ocurrido con su padre, ese tema le dio igual, las cosas avanzaron muy rápido para que se enojara, su paciencia fue muy poca y no le importo nada para comenzar a amenazarme.

—No tengo porque darte explicaciones, solo tienes que hacer lo que te digo y si no te ha quedado claro no quiero que vuelvas a acercarte a Hamilton.

—¿Y por qué tendría que seguir tus órdenes? — lo rete, abrumado por la cercanía que teníamos y la forma tan malhumorada con la que habla.

—A decir verdad, es que no tienes más opciones que seguir mis órdenes... — Acaricio mi cabello, dejando un beso en mi mejilla del cual me aparté girando la cara. —Acabo de darme cuenta que tienes lindas pecas. — Su dedo pulgar pasó por mi mejilla, solo cerré mi ojo.

Say You Are Mine?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora