Había ropas por todos lados, ¿qué debía de ponerse? No tenía la menor idea, esta chica no era del tipo que se preocupaba por esas cosas, sin embargo en esos momentos quería llevar ropa que le quedara bien, ropa que a Tom le gustara. Cailin estaba acostada sobre una pequeña montaña de ropa, ya no sabía qué hacer, no tenía tiempo de salir de compras, ya era muy tarde. Poco más de media noche para ser exactos. No podía hacer nada, más que llevar lo que ella creía, era mejor para pasar las vacaciones.
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—¡¿Por qué no has despertado?! ¡Es tarde! ¡¿Qué es todo este desastre?!—. Gritó Vanessa mientras entraba a la habitación y sonreía de oreja a oreja abriendo las cortinas para permitir que la luz se filtrara por los amplios ventanales y despertara a la chica que aún era cubierta por las sabanas.
—¿Qué hora es?—. Preguntó estirándose en su cama y luego tallando sus ojos.
—Son las ocho, nos vamos a las nueve, ¿recuerdas? Date prisa.
Aún con algo de sueño, Cailin se puso de pie y se dirigió al baño para darse una ducha rápida pero refrescante, una que sin duda le ayudó a despertar. Vistió unos jeans y una blusa de cuadros rojos abotonada. Sus converses algo desgastados no podían faltar.
—¿Qué es eso? ¿de verdad irás vestida así?—. Se quejó mirando las prendas que Cailin utilizaba.
—¿Qué tienen? Son las mejores que tengo.
—No, eso no es ni lindo, ni sexy. ¿No tienes algo mejor?
—Como ya dije, esto es lo mejor que tengo. Ya déjalo, no tengo nada mejor.
—Ya qué, cuando estemos en la cabaña veremos qué hacer, pero no dejaré las cosas así.
¿Cuál era la obsesión con verse sexy? ¿Por qué serlo? Cailin nunca lo entendió sin embargo poco a poco creía comprender el porqué. Más bien lo sabía, sabía lo mucho que deseaba verse linda para Tom, lo mucho que deseaba que él posara su mirada en ella y en su cuerpo por más de tres segundos. Sabía que quería ser la completa atención de la persona que amaba, pero no era así, y aun así, ella continuaba siendo tan masoquista y estúpida.
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La hora de partir había llegado, las jóvenes ciertamente se sentían nerviosas, pasarían días con sus novios y nada era mejor que eso a su parecer.
Mientras Vanessa y Cailin esperaban, platicaban un poco, planeaban algunas, pero Cailin la verdad es que prefería no hacerlo, siempre ha creído que las cosas no planeadas son las mejores, en cambio si lo haces todo sale mal. Esa lógica muchas veces era acertada.
—Que guapas.
Se escuchó una voz masculina detrás de ellas. Cailin conocía esa voz, por lo que una sonrisa se formó en sus labios rosados mientras giraba un poco su rostro para poder recibir un beso de su mejor amigo y luego mirar como ahora saludaba a su mejor amiga. Quien amaba, y sus mejores amigos estarían juntos, creía que no podía ser mejor que todo eso.
Esperar a Tom y Bill no fue mucho, pues en pocos minutos pudieron escuchar el claxon del auto, a lo que Cailin y Vanessa hicieron caso enseguida, en cambio Jeremy algo fastidiado por saber que pasaría tiempo con Tom, rodó los ojos y se quedó sentado por un poco más, no quería ser cortes con el novio de su mejor amiga.
Al salir de casa la que se llevó una sorpresa fue la linda Cailin, su reluciente sonrisa se deshizo en cuanto vio a la sexta integrante de aquel viaje; su maquillaje era bello, aquellos shorts cortos rasgados y blusa que dejaba ver su ombligo le quedaban demasiado bien, lo cual dejaba como una completa tonta a la chica. Ria siempre iba mil pasos delante de ella.
—Mi amor, no sabía que ella igual iría con nosotros—. Hablo Cailin siendo sorprendentemente posesiva y mostrando sus celos por primera vez, pues siempre se quedaba callada y bajaba la mirada. Ella siempre le hablaba con cariño mientras que él simplemente le llamaba por su nombre.
—¿No te dije? Pensé que sí lo había hecho, pero bueno, ella irá con nosotros-. Tom sonó decidido, y firme, como si estuviera dando una orden. Cailin enseguida bajó la guardia y al mismo tiempo la mirada, quedando rendida ante él. —Por cierto... En el auto ya no hay espacio, ¿qué tal si le pides a tu chofer que te lleve?
—Pensé que iríamos juntos...—. Murmuró la castaña decepcionada de escuchar aquello.
—Qué lástima-. Dijo Ria, queriendo encender la furia de Cailin de alguna manera.
Ya no respondió, solo la miró apenas por un poco y miró a Tom apenas por una fracción de segundos. Ambos se giraron y su novio de manera caballeroso le abrió la puerta del auto a su nueva acompañante. «Nunca ha hecho eso conmigo» Pensó la chica mirando aquello.
Jeremy se mantuvo a cierta distancia de ellos, mirando y escuchando todo, por lo que en esos momentos estaba ya algo molesto.
—Está bien, vendrás conmigo.
Habló, y sin más preámbulos, tomó la maleta de cailin y la de él la colgó en su hombro izquierda para al final tomar la mano de la chica y jalarla sin darle tiempo de protestar. Abrió la cajuela de su auto para meter las valijas e hizo que ella esperara a su lado; poco después de nuevo tomó su mano y la llevó hasta el lado del copiloto para abrirle la puerta, con la mano le señaló para que subiera, pero la chica solo le miró a los ojos. ¿Qué decir? La verdad es que esa si era una escena para apreciar: ambos estaban de frente, ella alzaba un poco el rostro, pues él era más alto; se miraban a los ojos, Jeremy estaba molesto, y Cailin solo podía poner cara de cachorro regañado. Ambos estaban aún tomados de la mano
Tom, Tom estaba algo perdido, Ria le decía miles de cosas tonta, que a su parecer, era de lo más interesante, sin embargo para Tom no. Su atención estaba en el espejo retrovisor, mirando todo lo que pasaba entre esos dos. Si lo miraban, enseguida se podría notar que se encontraba molesto.
• • •
Todos ya se encontraban en carretera, habían pasado ya una hora y media, se encontraban entre los altos árboles, ya no había edificios, solo naturaleza pura. Justo lo que Cailin y Jeremy amaban.
Jeremy tomó algo de aire entreabriendo los labios.
—No digas nada—. Habló enseguida la castaña de ojos verdes. Era como si le leyera la mente a su mejor amigo. —El silencio está perfecto ahora.
Haciendo caso a la persona que le gusta, Jeremy volvió a unir sus labios para guardar silencio, guardar sus pensamientos y las palabras que había preparado.
Después de ello, en cuestión de una hora más se encontraban frente una gran, hermosa y elegante cabaña, que tenía como vista un hermoso lago y altos pinos. Cailin al ver todo aquello sonrió recordando los buenos momentos junto a su hermano.
—Vaya que esto está bellísimo—. Dijo Vanessa.
—Aquí podría haber una gran fiesta—. Agregó Tom sonriente y creando diversas ideas en su mente.
—Sin fiestas, no a las cuales incluya a más personas invadiendo esta cabaña—. Intervino enseguida Cailin algo asustada.
Tom con suspiro rodó los ojos y miró a Ria que se puso frente a él con unos lentes de sol para comenzar una plática. Sin embargo su mirada siguió la voz de Jeremy, quien ya estaba a lado de su novia siendo amable y cariñoso, tal como él no lo era como debía. Su mirada se encontró justo con la del otro chico, se miraron con algo de odio, de manera competitiva. Pero, ¿por qué era la competencia y cuál era al final el premio?
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Addicted to you
RomancePrólogo ―No me dejes― exclamó el chico con lágrimas en los ojos. Instagram: @writer.cjg