¹⁶

1K 57 1
                                    


Después de haber tomado un largo desayuno y de haber platicado por un rato, como si hubieran trabajado durante horas en algo, se sentían cansados. Dormir un poco le haría bien a ambos, probablemente más a la joven Cailin.

—¿Dormirías conmigo?— Preguntó Cailin.

Era una petición rara viniendo de Cailin, sin embargo fue algo que de sus labios escapó por tan solo pensarlo. Jeremy la miró algo sorprendido, pero tomando en cuenta los sentimientos del chico hacia ella, su respuesta era totalmente clara.

—Claro— Como si de una pareja se tratara, el más alto tomó la mano de la joven y la llevó junto con él hasta su habitación.

Ella estaba cómoda con lo que tenía, pero Jeremy no, él solía dormir en ropa interior, cosa que no omitiría en esos momentos por la chica. Comenzó a desvestirse, y en cuanto Cailin se percató de eso, sus mejillas se inundaron de un color rojo a lo que el hombre sonrió. Solo por esa noche se pondría unos shorts cómodos, así estarían mejor ambos por el momento.

Subieron a la cama y se acomodaron bajo las sábanas, uno frente al otro, mirándose a los ojos. Se podía sentir algo entre ellos, Jeremy tal vez sabía lo que era, pero Cailin no, aún era ajena a lo que el él sentía por ella. Aún era algo incrédula.

—Ven aquí.

Le llamó su amigo después de dos minutos que se habían sentido como dos horas; acomodó un brazo debajo de su espalda y rodeó su cintura, la jaló con suavidad y ella por inercia se dejó llevar recostando su cabeza sobre su pecho. Le acariciaba los cabellos y la chica correspondía con una suave sonrisa. Un beso en la cabeza, y ella cerró los ojos para poder descansar.

• • •

Después de varias horas de sueño, lo que Jeremy menos esperaba tener frente a su puerta era Tom Kaulitz. Lo que le había parecido un momento excelente, ya lo tenía arruinado gracias a él.

—Ah, al demonio contigo Jeremy.

Tom se hartó de esperar una respuesta, así que decidió entrar por la fuerza empujando al dueño de la casa, Jeremy reaccionó casi enseguida poniéndose frente a él pero Tom de nuevo le empujó para poder subir las escaleras.

—¿Qué rayos crees que haces? Largo de mi casa— Dijo Jeremy persiguiéndole por las escaleras. -¿A ti qué te importa si ella está aquí? Ya no es tu problema.

—Es MI novia, pedazo de idiota— Exclamó con enojo Tom mientras le apuntaba con su dedo índice a Jeremy.

—Según sé, ERA, tu novia. Perdiste tu oportunidad, amigo- Comentó con cierta burla.

Se miraban desafiantes, y sus voces eran lo suficientemente altas como para lograr despertar a la joven Cailin. Ella salió de la habitación algo somnolienta, tenía cierta impresión de quien estaba en casa, pero quería cerciorarse de ello por más que no deseara verlo, pero, ¿a quién engañaba? Deseaba con toda su alma verlo.

—Tom, ¿qué haces aquí?— Preguntó Cailin con cierta expresión de impresión, preocupación y susto. Ella estaba en el marco de la puerta mirando a ambos hombres y esperando por una respuesta.

—Vine por ti, creo que eso es obvio.

—Ella no quiere verte, será mejor que te vayas si no quieres que te saque— Amenazó a Tom tomando lugar a lado de Cailin.

—Cailin, por favor, vámonos ya...

Por un omento se vio tentada a ir corriendo hacia sus brazos y decirle sí a todo, pero ya no podía caer en el mismo juego de siempre, menos si sabía que al final perdería más de lo deseado y de lo que se podía permitir.

—No, Tom. Te tendrás que ir solo— Respondió enseguida, cruzó sus brazos a pesar de que en su rostro se notaba cierto dolor. Tom solo la miró, estaba sorprendido por su respuesta, no se movió de su lugar, así que Cailin se acercó a él y lo tomó de la mano. Ella se sintió desvanecer por ese simple tacto, y Tom sentía el corazón ahora correr. Lo jaló llevándolo al primer piso y se detuvo frente a la puerta abierta. —Adiós Tom.

—Pero pensé que...

—No, no me iré contigo, Tom. Solo te mostraba la salida— Respondió de manera seria.

—Cai, por favor ven conmigo y hablemos sobre esto. No quiero...

—Ya hablamos sobre esto.

—¿Lo estás eligiendo a él?

—No estoy eligiendo a nadie, esto no es como un concurso, Tom. Anoche dijimos todo, o eso creo, ya no quiero continuar más con esto.

—Pasamos la noche juntos y te fuiste sin decir nada.

—¿Y eso no te parece familiar?

Justo en el blanco. Tom sabía a lo que se refería, y ciertamente él ya había pensado en lo mismo. Él solía hacerlo mucho, o casi todo el tiempo.

—No dejaré de insistir, te lo estoy advirtiendo, Cailin.

—Por favor déjame...

—¿En paz? Trato de arreglar las cosas... Te estoy pidiendo otra oportunidad.

—Exacto, otra oportunidad, una más de tantas que te he dado. Quien termina derramando lagrimas soy yo, Tom, a ti no te interesa nada que no seas tú, eres un egoísta y no lo aceptas.

Tom bajó la mirada, todo lo que decía era verdad, y la verdad simplemente dolía, más si venía de ella.

—Cailin...

—Ya basta.

—No, por favor.

No preguntó, solo la tomó entre sus brazos y la estrechó contra su pecho. Adoraba abrazarla aunque no lo admitiera. Cailin trataba de tener un corazón duro con él, pero ese abrazo le había tirado las pequeñas barreras que lograba hacer poco a poco.

—Solo... Dame algo de tiempo, déjame pensar las cosas, para entonces te buscaré y... Ya veremos que sucede.

—¿Es una promesa?

Cailin se separó un poco de él y le miró a los ojos, acarició su mejilla y barba y al final le dedicó una media sonrisa, demostrando un poco y nada de ánimo a la vez en aquel gesto hacia el mayor.

—Sí, y la cumpliré, pero por ahora... Por favor vete.

Le dolía pronunciar esas palabras, pero era necesario, necesitaba realmente su espacio y él no se lo estaba dando. Como último, tomó el rostro de Tom entre sus manos y le dio un beso en la mejilla, algo que hizo sonreír a Tom y abrazarla un poco más fuerte; ella se separó y le miró por última vez antes de cerrar la puerta. Se quedó unos segundos y cerró los ojos tratando de no llorar.

—¿Estás bien?— Habló Jeremy desde las escaleras.

Cailin abrió los ojos y le miró, caminó hacia él y le sonrió mientras asentía un par de veces. Claro que estaba mintiendo.

—Estaré bien— Respondió una vez que estuvo frente a él.

Como consuelo, él la abrazó y le dio un beso en la frente mientras acariciaba las suaves mejillas de Cailin.


Addicted to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora