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Se acercó a Jaeremy y con ambos brazos abrazó su cuello, aceptando de esa manera el saltar junto con él. Aquello fue algo que le robó a Jeremy una sonrisa de victoria, sobre todo porque bien sabía que Tom les miraba; su mejor amigo rodeó el delgado cuerpo de Cailin y la abrazó, preparándose para dar un salto juntos. La chica estaba nerviosa, trataba de no mirar hacia abajo o en definitiva se arrepentiría lo que estaba por hacer.

—¿Lista?

Con un leve asentimiento, y cerrando los ojos mientras se aferraba más al perfecto cuerpo de Jeremy, afirmó. En cuestión de segundos, Cailin comenzó a gritar y a sentir aquella adrenalina en su cuerpo hasta caer en el agua con cierto impacto. Se sentía emocionada, y como nunca antes, de cierta manera "viva", feliz.

Sus piernas y manos se movieron ayudándola a salir de nuevo a la superficie, al hacerlo tomó una gran bocanada de aire y sonrió como creía nunca antes lo había hecho. Jeremy estaba a su lado, mostrando la misma emoción que Cailin. Los demás gritaban y aplaudían por ver aquel salto.

Se quedó cerca de su amigo, pero su mirada buscaba con algo de desesperación a su novio, el cual estaba sentado, mirándole fijamente y claramente algo molesto, o tal vez mucho. Fue entonces cuando se sintió culpable, nadó hasta la parte más baja y, aunque intentó acercarse a él, Jeremy la abrazó y le di un beso en la frente. Aquél chico siempre tenía hermosos gestos con Cailin, era todo lo contrario de Tom, justo lo que ella deseaba, pero simplemente no lo notaba por el hecho de ser tonta.

Ria le dijo algo al oído a Tom y el asintió una vez tomando un pequeño bote de color, se puso un poco en las manos y luego comenzó a frotarlo sobre el cuerpo de ella, ¿Por qué siempre hacía cosas como esas apropósito? Porque claramente era apropósito, un impulso de molestia que incluso a él le daba por actuar de manera estúpida.

• • •

Una vez más ya era de noche, por alguna razón, todos habían decidido hacer una pequeña fiesta, así que por eso mismo la música se encontraba un poco subida de volumen y el desorden podía ser mucho a pesar de ser solo unas cuantas personas. Absolutamente todos bebían, se divertían, y bailaban a pesar de no saber ni como se baila la macarena.

Bueno, tal vez no todos estaban en ese ambiente, la única excepción, como casi siempre, era Cailin. No estaba de humor, no deseaba estar ahí y la cabeza le dolía, sobre todo por aquella música tan alta. Las pastillas que había tomado no le hacían efecto aún y las horas pasaban tan lentamente que se le hacía eterno, trataba y trataba de dormir pero no lograba conciliar el sueño de ningún modo.

Al final, siendo más de media noche, decidió darse una ducha, tal vez eso le ayudaría en algo. Agua tibia, con sales de baño que le daban un olor delicioso y completamente relajante; de manera pesada y tranquila se desvistió, la música aún le atormentaba, así que al entrar a la tina, tomó su iPod y se colocó los auriculares, cerró los ojos y entonces solo era ella y esa música que lograba relajarle junto con el agua tibia y ese exquisito olor que no sabría bien como clasificar.

¿Cuánto había pasado? ¿Una, dos, o más horas? No sabía, pero ese tiempo fue como si hubiera muerto momentáneamente, con un simple sueño pudo ver su vida, tan ridícula, pero de lo que ella creía y otros hablaban. Era estúpido y extraño, pero algo en ella había cambiado, como si hubiera sido poseída por un valor que ni siquiera ella sabía que tenía. Tenía mucho que hacer, decir y rehacer. De un momento relajante, pasó a estresarse. En su cabeza rondaba Tom, Ria, y por alguna razón, Jeremy también.

Dejó su iPod a un lado, tomó una toalla y salió de la tina para enrollar en ella su mojado cuerpo. Un portazo y su nombre repetidas veces le hizo dar un brinco del susto; sin pensarlo, salió de esa habitación y vio ahí a Jeremy, caminando por el cuarto a duras penas balbuceando cosas que Cailin apenas entendía.

—Jeremy, ¿estás bien?—. Preguntó acercándose al chico, el cual se giró para mirarle.

—¡Ahí estás! Te he buscado toda la noche, ¿dónde has estado, cariño?

Se tambaleó hasta Cailin y ella en un intento de ayudar, se acomodó la toalla para que no cayera. Antes de que ella hiciera algo, Jeremy ya le había jalado y había tomado su rostro para darle un beso. Sin saber qué hacer, la chica solo abrió los ojos como platos, poniendo sus manos sobre los brazos de su mejor amigo. Como si fuera posible, Cailin se sintió brevemente mareada por el fuerte sabor a alcohol de los labios de Jeremy, intentó alejarlo, pero él se oponía con una fuerza mayor a la de ella.

—...Jer...

Pronunció apenas, pues sus labios eran invadidos de manera lenta y luego apasionada. De cierta manera, comenzaba a sentirse asustada, si alguien más entraba y los veía de esa manera, pensarían cosas incorrectas, pero más que nada, Jeremy estaba completamente inconsciente de lo que hacía. Sus manos abrazaron el delgado cuerpo de Cailin y lo pegaron a su perfecto abdomen; los deseos de su amigo podían ser adivinados en seguida. Trató de poner más de su parte y alejarlo a como fuera posible, pero esta vez sus muñecas aprisionó y la llevó hasta la cama, donde tomó lugar sobre ella.

—Jeremy, detente por favor...—. Exclamó ya con cierta desesperación en sus palabras. —¡Dije ya basta!

Esta vez gritó, a lo que Jeremy acató poco después, estaba desorientado, y entonces miró a Cailin con la respiración entrecortada, como si no supiera lo que hacía. Como si un pequeño fuera, comenzó a llorar y a pedir perdón. Ella tampoco contuvo sus lágrimas, él recostó su cabeza sobre el pecho de su amiga, y como consuelo ella le abrazó y sus cabellos acarició mientras mencionaba de manera suave y cariñosa que todo estaba bien.

Antes de que algo más pudiera suceder, y ella tan solo pudiera reaccionar, la puerta de su habitación se abrió, ¿quién irrumpía de tal manera? Claro, no podía llegar en mejor momento, Tom. Cailin se movió, pero Jeremy se quedó en su lugar. El rostro de Tom era totalmente expresivo, molesta sin duda alguna; se acercó a ellos, impotente, como si de un bebé se tratará, Cai abrazó a Jeremy con algo de fuerza, pero eso no evitó que Tom lo tirara al suelo y le diera el primer golpe, ambos se correspondían, pero quien más daño hizo fue Tom, sin razón alguna. Eso creía ella.

—¡Ya basta Tom, déjalo!- Gritaba con desespero, Jeremy no podía hacer mucho, apenas podía ver por culpa del acohol. -¡Maldición, que no seas idiota, suéltalo maldita sea!

Gritó ahora empujándolo. Tom la miró con sorpresa y dejó a un lado a su víctima.

—¡Lárgate de aquí, bestia!

Era la primea vez que Cailin reaccionaba de tal manera, ¿qué la había llevado a ello? Tal vez un impulso de adrenalina, quien sabe, pero se sentía liberada de alguna manera. Se arrodilló frente a su mejor amigo y trató de ayudarle, sangraba mucho para el gusto de la chica, pero por buena suerte, nada era grabe, nada que algo de algodón, alcohol y unas vendas no curaran.

• • •

La verdad es que, aunque trató de dormir el resto de la noche, no podía, siempre estaba al pendiente de su amigo, quien dormía en su cama. Todos en casa se habían enterado de lo sucedido, pero Cailin simplemente ya no dio más explicaciones de las necesarios. No estaba de humor, algo raro en ella a decir verdad, sin embargo, había llegado a sus límites, lo sucedido esa noche, había sido la gota que derramó el vaso.


Addicted to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora