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Sacudió un poco la cabeza y parpadeó un par de veces regresando a la realidad, Tom le hablaba, pero Cailin no se había dado cuenta de ello por estar tan concentrada en sus pensamientos.

—¿Qué?

Preguntó ya mirándole, él algo irritado suspiró y negó con la cabeza. ¿Por qué se molestaba tanto con ella? ¿A caso la odiaba? Porque de ser así, ¿por qué mantener una relación que en sí, no iba a ningún buen punto? El hombre se puso de pie con la clara intención de irse a otro lugar, Cailin dejándose llevar por un impulso se puso de pie de manera rápida y le pidió que se detuviera.

—¿Qué pasa?

—Necesito hablar contigo.

Mencionó tratando de no temer a sus propias palabras, Tom con un ademan de cabeza le pidió que le siguiera, cosa que ella hizo en seguida. Con un suspiró salió al balcón junto con él, preparando sus palabras sabiendo que en el momento justo, nada de lo pensado saldría de sus rosados labios.

—¿Qué es lo que te molesta de mí?

Preguntó de repente, tratando de mirarle a los ojos. Le miró confundido, no sabía a qué venía tal pregunta, así que solo la miró por un minuto, algo pensativo y luego le restó importancia encogiendo los hombros y sin responder a la pregunta.

—¿Qué es lo que te gusta de mí?

Volvió a preguntar. Tom de nuevo pensó, pero esta vez se tomó un poco más de tiempo, sin embargo al final Cailin obtuvo la misma respuesta. Se mordió el labio inferior tratando de contener algún sentimiento que sabía, al más alto le parecería estúpido y le molestaría.

—Parece que te la pasas mejor con Ria que conmigo, y... ¿Por qué no dices nada?

Dijo algo irritada y quejándose, pues él solo le miraba, asentía o negaba, ¿Qué quería decir con todo eso?

—¿Y qué quieres que diga? Solo ve directo al grano, no hagas tanto drama.

Dijo cruzando sus brazos y caminando hasta las maderas que limitaban el balcón para apoyarse en ellas. Cailin apretó la mandíbula y cerró los ojos para poder tomar la valentía que claramente no tenía.

—Te estoy diciendo que si no te sientes bien conmigo, simplemente terminemos.

Una vez dicho aquello, abrió los ojos y suspiró, sintiéndose extrañamente libre pero mal al mismo tiempo. Tom reaccionó como casi siempre, a la defensiva. Se giró mirándola, su expresión era rara.

—¿Quieres que terminemos de verdad? Justo estamos iniciando las vacaciones, pensé que podríamos pasarla juntos, pero ya veo que no quieres.

—No, no—. Respondió en seguida, las palabras de Tom le hicieron dar un completo giro a sus ideas, retirando así la poca fuerza que había logrado reunir. —No quiero, pero siento que te molesto todo el tiempo, cuando estás con ella siempre sonríes, conmigo es todo lo contrario. Siento que es muy raro cuando me sonríes de manera sincera.

Haciendo uso de sus encantos, Tom le sonrió y se aceró a ella, la abrazó y de manera simple acarició sus cabellos. Eso derrumbó por completo a Cailin, volviendo a ser tan idiota como siempre. ¿Cómo iban a ser las cosas si siempre pasaba lo mismo? Ella apenas y decía parte de lo que sentía cada vez que terminaban, porque sí, esa no había sido la primera vez que terminaban, era probablemente la cuarta. La pobre chica tenía un gran corazón, el cual se deformaba poco a poco sin si quiera ella notarlo, o tal vez lo hacía, pero no quería aceptarlo.

Sus delgados brazos le rodearon, aceptaba con eso el no quererse alejar de él, porque sino probablemente se sentiría como nada. Como un punto en medio de nada, bien podía ser todo si así lo quería, pero muy poco sabía valorarse a sí misma como para salir de esa.

• • •

Siete cuarenta de la mañana y ella ya estaba en el baño lavando su rostro para poder despertar. Como siempre hacía, se peinó el cabello y lo amarró en una alta y despeinada "cebolla" se vistió con algo ligero y cómodo y finalmente salió para bajar las escaleras y dirigirse al comedor principal, donde al menos la mitad de los invitados, ya estaban tomando asiento para desayunar.

—Bueno días.

Pronunció sonriente, en la mesa solo faltaban Ria y Tom. Las ideas comenzaron a surgir, pero intentó guardar todo y permanecer con una sonrisa. Jeremy estaba sentado, y apenas vio a Cailin, se puso de pie ofreciéndole un lugar a su lado, cosa que ella aceptó con gusto. Para la sorpresa de esta joven, y a pesar de la falta de su novio, se sentía tranquila y feliz. Se hacían bromas, reían, e incluso se ponían retos estúpidos con la comida. ¿Qué era lo que muchos notaban ahí? Lo más obvio, a Cailin y a Jeremy, si no los conocieran, dirían que salen juntos desde hace un largo tiempo, como pareja. Sin embargo, y para la mala suerte de Jeremy, entre ellos solo había una amistad.

—Vamos al lago a divertirnos un poco.

Dijo Jeremy, todos le siguieron ya preparados con sus trajes de baño, en cambio Cailin solo utilizaba una blusa y short, como siempre, no utilizaba su bikini por falta de seguridad a su propio cuerpo, cuando sin duda, todo en ella era perfecto.

Todos salieron con su respectiva pareja y Jeremy y Cailin les guiaron al lugar donde siempre solían jugar cuando eran más jóvenes. Allí había algo similar a un risco, lugar donde muchos les gustaba lanzarse, después estaba la típica cuerda para columpiarse y luego dejarse caer al agua. Eso sin mencionar las motos acuáticas un par de barcos y entre cosas que le pertenecían a los dueños del lugar donde se quedaban.

Todos subieron hasta el dichoso "risco" ¿Altura? Aproximadamente tres metros y medio o cuatro. Estaban animados a aventarse, a excepción de las chicas, siempre era así, ¿no? Los chicos querían demostrar su hombría y las mujeres solo gritarían y aplaudirían emocionadas por lo que hacían.

El primero en tirarse fue Bill, Vanessa, gritaba y aplaudía a su novio como si hubiera volado en vez de haber caído al agua. El segundo fue Jeremy, sin embargo él se dio la media vuelta y fue en busca de Cailin, ella se negaba, tenía miedo, pero él la jaló hasta donde antes estaba.

—Será divertido, solo salta.

—¿Estás loco? Claro que no, tengo miedo. Me parece divertido, pero no.

—Solo hazlo, saltaré después de ti, anda... Bueno... ¿Quieres que saltemos juntos? Súbete a mi espalda y saltaremos juntos, podrías tomar mi mano también o con un solo abrazo.

Aquello fue una situación que Jeremy no dejó pasar y sin duda aprovechó. Cailin dudó, se negaría sin pensarlo más, pero poco antes de eso, Tom y Ria caminaban cerca del lago, ambos miraban hacia su dirección, Ria sonreía tan hipócrita como siempre, y Tom les miraba con los ojos entre cerrados. Entonces una vez más, Cailin se dejó llevar por un impulso en un intento y prueba de llamar la atención de su novio.

Addicted to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora