⭑𝙷𝙴𝙻𝙴𝙽⭑
Por más que intento mantener mis ojos abiertos se vuelven a cerrar, son las diez y treinta de la mañana y la maldita alarma ha sonado durante quince minutos, no quiero ir a trabajar pero esas clases de boxeo no se pagarán solas.
—¡Helen ya es tarde! —grita Jonathan desde abajo, amarro rápidamente mis agujetas y salgo de mi habitación.
—Ya sé que es tarde, me quedé dormida —meto un pan a la tostadora y destapo la mermelada.
—¿A qué hora llegaste anoche? —su pregunta ha ocasionado que aquella flojera que se había adueñado de mí, desaparezca por arte de magia.
—No lo sé, no tan tarde —digo con la boca llena, Dylan pasa detrás de papá y me mira de manera despectiva.
—Llegó a las cuatro con cuarenta minutos —papá niega con la cabeza ante la confesión del mocoso, que por cierto sonríe descaradamente.
—Es increíble, hablaré con Munson —da media vuelta.
—¿Con Emma? —bebo de mi jugo tratando de no verme tan obvia.
—No, con Edward —escupo el jugo salpicando mi uniforme. —Si algún día Emma pasara la noche aquí, no permitiría que saliera a tan altas horas de la noche —
—Papá, el Señor Munson no tiene nada que ver, me salí de su casa porque la cama de Emma es incómoda —me encojo de hombros, espero que esa excusa sea suficiente.
—De acuerdo, pero que sea la última vez, Helen —me da un beso en la mejilla antes de salir de casa.
—¿Me estuviste vigilando? —me dirijo al mocoso, me preocupa que me haya visto bajar del auto de Edward.
—No es de tu incumbencia —entrecierro los ojos.
—Tienes razón, pero hay algo que sí es de mi incumbencia, cuando regrese del trabajo hablaré con Nancy, no quiero que mi hermanito repruebe la secundaria por faltar cada vez que se le da la gana —me acerco y aprieto su cachete, empuja mi mano con fuerza.
—No te atrevas, no te estaba vigilando, sólo salí al baño y escuche cuando cerraste la puerta de tu habitación —
—¿Estás seguro? —asiente con la cabeza. —Está bien, no hablaré —sonríe. —Por ahora —me saca el dedo medio y sube a toda velocidad.
Llaman a la puerta, me acerco y al abrir me encuentro con Emma, entre sus manos sostiene un tupper enorme, supongo que contiene el restante de pastel, lo tomo y lo llevo al refrigerador.
—¡Nos vemos, niño arrogante! —exclamo. —Gracias Emma, no debiste molestarte —sonríe y niega con la cabeza.
—Deja de agradecer, hago todo esto porque en verdad te aprecio —siento un pinchazo en mi corazón, ni siquiera la puedo mirar a los ojos.
—Yo también te aprecio —logro hablar a pesar del enorme nudo que hay en mi garganta, soy una mierda.
—Ayer mi papá llegó muy tarde, tenía mucho que no salía con sus amigos de la preparatoria, pero es bueno que se divierta de vez en cuando —
—Sí, es bueno —me limito a responder nada más que eso.
☯︎
El día ha estado tranquilo, hace una hora me tomé una pastilla para el fuerte dolor de cabeza que amenazaba con matarme, afortunadamente no pasó a mayores y todo va de maravilla, eso creí hasta que observo como JJ cruza la entrada de la heladería, viene con una chica.
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𝙰𝙼𝙰𝚁𝙴𝚂𝙲𝙴𝙽𝚃𝙴
Narrativa generaleEdward Munson tiene ahora 38 años, pero su esencia sigue siendo la misma, le gusta estar en situaciones de riesgo, como por ejemplo; entre las piernas de la mejor amiga de su hija, Helen Byers.