♒︎ 𝙹𝙹 ♒︎
La fiesta que organizó el idiota de Pet fue el lugar perfecto para poder vender toda la mercancía que Henry nos entregó días atrás, ser uno de los dealers del pueblo nunca estuvo en mis planes, pero es la única manera que encontré para hacer dinero, pues todos los locatarios me negaron un puesto en sus negocios.
Las luces de mi casa están apagadas, lo que indica que no hay nadie, y que sin problema puedo fumar un cigarrillo en compañía de Chase, el tonto de mi mejor amigo.
—No entiendo porqué Pet tiene tantos amigos, su casa estaba a punto de reventar, y eso que es inmensa —dice Chase mientras tiene una ardua lucha contra el viento que no le permite encender el cigarrillo mágico.
—Es fácil, su padre es el hombre más rico de Hawkins, es difícil encontrar otro motivo —río mientras me acuesto en la hamaca que se sostiene del par de árboles que hay en mi patio.
—Su padre es el más rico de Hawkins, y Pet el más idiota —
—Tan rico que sólo pudo pagar diez anfetaminas, más le vale que me pague pronto o tendremos problemas, es insoportable, él y Luke logran terminar con mi paciencia en cuestión de segundos —confieso y al mismo tiempo tomo el cigarrillo de las manos de Chase.
—¿Solo ellos? —arquea sus cejas y sonríe.
—Sí... —
—Te estás olvidando de alguien más —
—No sé de qué hablas —me encojo de hombros.
—De la chica Byers —rasco mi frente y al mismo tiempo bostezo.
—¿Qué pasa con ella? —
—Helen también termina con tu paciencia en cuestión de segundos —le da una calada al porro.
—No arruines mi noche mencionando ese horrible nombre —
—¿Por qué la odias tanto? —ruedo los ojos. —Ni siquiera han cruzado una palabra, ¿acaso es porqué te dio una paliza? —
—Si vas a seguir hablando de ella, vete —arruga su nariz.
—Solo responde lo que te pregunté y prometo nunca más hablar de ella —antes de responder dejo que el humo denso abandone mi cuerpo y se pierda en el ambiente.
—Sé que nunca hemos hablado, pero no necesito hacerlo para darme cuenta de lo insoportable que es, casi igual o peor que Pet —
—No me parece insoportable, de lo que sí estoy seguro es de lo hermosa y buena que está —muerde su labio inferior, lo miro de mala manera pues ese gesto me parece tan asqueroso, al menos en él.
—Creo que te gusta —
—Yo no fui quién la defendió —
—Lo habría hecho por cualquier chica, y ya cállate, dijiste que dejarías de mencionarla si te respondía esa pregunta tonta —
—Está bien, me callo —levanta sus manos y nuevamente llena sus pulmones de cannabis.
El silencio, el movimiento de la hamaca meciéndose, y las sustancias de la marihuana han comenzando a relajarme, mi cuerpo es más ligero y el sonido que emiten los grillos es más perceptible.
Mientras observo el cielo nocturno el rostro de Helen Byers aparece, Chase tiene razón, es hermosa, y su cuerpo es perfecto, no importa desde que ángulo lo mires.
Recuerdo aquella noche cuando entró por primera vez al gimnasio, su mirada estaba llena de curiosidad mientras analizaba cada rincón del lugar, parecía alguien dulce, pero cuando la intenté intimidar me demostró que tiene carácter, y eso me gustó, aunque por alguna razón me siento vulnerable ante ella, aún no entiendo el motivo, pero lo único que sé es que no debo bajar la guardia, ni arriba ni abajo del ring.
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𝙰𝙼𝙰𝚁𝙴𝚂𝙲𝙴𝙽𝚃𝙴
Ficción GeneralEdward Munson tiene ahora 38 años, pero su esencia sigue siendo la misma, le gusta estar en situaciones de riesgo, como por ejemplo; entre las piernas de la mejor amiga de su hija, Helen Byers.