𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟹𝟶

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⭑𝙷𝙴𝙻𝙴𝙽⭑

Me gustaría que Jonathan y Nancy fueran testigos del desastre que JJ está haciendo en su hogar. No sé que le pasa pero se ha adueñado de cada rincón de esta casa, en especial de la cocina y de la sala. Se la pasa comiendo como si no hubiera un mañana, y también le grita a la pantalla cada vez que pierde una partida de Ghost.

Chase también ha estado aquí, sin embargo su presencia no me incómoda como la de su mejor amigo. En este momento ambos están jugando uno de esos videojuegos sangrientos, gritan como locos y en más de una ocasión se han agarrado a golpes sobre la alfombra.

Quiero juzgarlos por estar embobados frente a una pantalla pero sería muy hipócrita de mi parte. Sigo pendiente de mi teléfono, esperando que Edward me envíe una señal de vida. Me niego a creer que dejarme sola en aquel lugar fue su única respuesta, sé que no es el final, pero al pasar los segundos mis esperanzas se agotan.

—Mis padres quieren que vaya a casa —dice Chase con evidente desagrado. —¿Vienes conmigo? —JJ niega con la cabeza, parece que el juego lo ha hipnotizado.

—Por favor llévatelo —aprieto los labios y junto mis manos. La mirada del castaño se posa en mí y después en JJ.

—Vete Chase, te busco más tarde —más que un simple comentario parece una amenaza. Ruedo los ojos, ya no lo soporto ni un segundo más.

Me acerco a la nevera, tomo una botella de jugo y vierto una cantidad muy generosa de líquido naranja en un vaso de vidrio. Lo acerco a mi boca y justo antes de beber un trago mi teléfono emite una vibración. Es él y no puedo evitar sonreír a la pantalla en el momento en que leo su petición.

Subo a mi habitación y cierro la puerta. Me pongo el collar que me regaló y también un poco de perfume. Lavo mis dientes y tomo una sudadera, bajo las escaleras con mucha emoción, pero también con sigilo. JJ sigue hipnotizado por los gráficos del videojuego, sonrío y tomo la perilla de la puerta principal. Esto fue pan comido.

—¿A dónde vas, Helen Byers? —volteo hacia la sala pero JJ ya no se encuentra ahí. Únicamente nos separan un par de metros.

—Es algo que no te incumbe, no eres mi niñera —sonríe.

—Tienes razón, soy tu novio, y tu padre me pidió cuidar de ti —una risa se me escapa.

—De a mentis —levanto mis cejas, dejándole en claro la cláusula del tonto trato que tenemos. Asiente con la cabeza.

—Pero para ellos es de a devis, así que no irás a ningún lado —se acerca tanto que su rostro queda a escasos centímetros del mío. Posa su mano en la puerta y la cierra. —A menos de que me lleves contigo —

—Pues si a mí novio no le importa verme besando otros labios, o tener sexo con alguien más... no tengo ningún  problema —JJ se ríe, muerdo el interior de mi mejilla.
—¿Por qué te ríes? —

—Es increíble que hagas todo lo que te pide, pareces un perro bien educado —palmea mi cabeza un par de veces.

—No soy ningún perro —da media vuelta mientras niega con la cabeza. —Hago todo esto por amor —

—Entonces debes amarlo mucho —asiento con la cabeza. —Pero apuesto lo que quieras a que él no movería ni un dedo por ti —esa última frase creo una grieta en mi corazón.

—Ni siquiera tienes novia, así que no tienes idea de lo que dices —entrecierro los ojos, notando como su mandíbula se tensa. —No pelearé contigo, JJ, puedes creer lo que quieras. Nos vemos más tarde —tomo la manija y abro la puerta, pero JJ se acerca y la vuelve a cerrar.

—No irás a ningún lado, menos con ese idiota —sus pupilas se mueven de lado a lado sobre las mías. El aire tibio que sale de sus fosas nasales golpea mi rostro y lentamente esbozo una sonrisa.

—¿Acaso mi novio está celoso? —en lugar de responder da media vuelta.

—Piensa lo que quieras. No irás a ningún lado, y puedes hacer todo el berrinche que quieras —mi ceño se frunce al percatarme que de su bolsillo saca mis llaves y también su teléfono. —Te quedarás a ver una película con tu novio, o me iré, y pegaré en todo este maldito pueblo esta foto —me acerca su móvil y toda la sangre que viajaba por mis venas ha bajado de golpe hasta mis pies.

Es una fotografía que tomé en una de esas noches en el motel. Edward está recargado en el respaldo de la cama, mientras que yo estoy recostada en su regazo. Y ambos estamos desnudos.

—¡¿De dónde la sacaste?! —intento arrebatarle el teléfono pero actúa más rápido llevando su mano a su espalda.

—Eso no te incumbe —sonríe y sus estúpidos hoyuelos aparecen. —Lo único que te debe interesar es que esta linda, pero sobre todo comprometedora fotografía no termine en cada esquina de Hawkins

—Eres un idiota —mi sangre está hirviendo.

—¿Qué película quieres ver? —sacude las llaves frente a mi rostro, las tomo y me encargo de cerrar bien la puerta. Luego me las arrebata y las guarda en la bolsita de su playera. —Dame tu teléfono, no quiero que nadie arruine nuestro momento, sweetheart —

Mis oídos reconocen el sonido que emite el microondas cuando está en funcionamiento, huele a mantequilla y también a refresco de naranja. Mis ojos están posados en la enorme pantalla de la sala y mi puño impacta mi mejilla sosteniendo mi cabeza. Han pasado casi dos horas, estoy molesta y resignada.

—Aquí tienes —dice JJ mientras me ofrece un bowl con palomitas de maíz y un vaso con líquido burbujeante.

—No quiero —hace una mueca de desagrado y se sienta a mi lado.

—Que berrinchuda eres —toma un puño de palomitas y las mete a su boca.

La película comienza, no tengo idea de cuál vamos a ver y la verdad es que no me importa en lo más mínimo.

Segundos después uno de mis sonidos favoritos atrapa mi atención por completo. No se necesita ser muy inteligente para reconocer que se trata de alguna de las películas de Harry Potter; mi saga favorita.
Me retiro los zapatos y subo mis piernas al sofá, tomo un puño de palomitas y bebo de mi refresco. Mis ojos se iluminan en el momento en que leo las letras plateadas; Harry Potter y el prisionero de Azkaban.

—¿Te gusta la saga? —asiento con la cabeza. —A mí también, pero esta película me fascina —sonrío.

—A mí igual —de reojo observo como también sonríe, sin embargo ninguno emite otra palabra o sonido, simplemente prestamos atención a la película, como si nunca antes la hubiéramos visto.

☯︎

Aproximadamente faltan quince minutos para que la película llegue a su fin. Remus está atacando a Sirius, su instinto de hombre lobo le impide reconocer a uno de sus grandes amigos. Es una de las partes más emocionantes de la película sin embargo mis párpados parecen tener una enorme roca encima.

Recargo mi cabeza en el respaldo del sofá y meto mis manos entre mis piernas. Hace frío. Los gritos de Hermione y de Ron se escuchan cada vez más lejos. JJ posa su mano en mi mejilla izquierda y me jala hacia él, ocasionando que mi cabeza ahora descanse en su hombro. Cuidadosamente coloca una delgada manta sobre mis piernas y poco a poco les va dando calor.

—Descansa, sweetheart.

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~ ⁿᵒ ᵒˡᵛⁱᵈᵉˢ ᵗᵒᶜᵃʳ ˡᵃ ᵉˢᵗʳᵉˡˡⁱᵗᵃ ~

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