⭑𝙷𝙴𝙻𝙴𝙽⭑
Observo con mucho detenimiento el reflejo que está frente a mí, decidí usar un short blanco y un crop top de color azul cielo. Quizás sí el invitado principal de esta absurda cena no se tratara de JJ, hubiera puesto más esfuerzo en mi atuendo.
Un delicioso aroma ha logrado entrar a mi habitación por la rendija que hay entre la puerta y el piso. Tomo mi brillo labial y sin muchos ánimos coloco un poco sobre mis labios.
—¿Puedo entrar? —reconozco la voz de Nancy.
—Sí, adelante —la puerta se abre, Nancy me mira de arriba a abajo, y hay una enorme sonrisa en su rostro.
—Te ves muy bonita, me gusta como el color azul realza tu tono de piel —sonrío ante sus cumplidos. —¿Dejarás tu cabello suelto? —se acerca hasta donde estoy, deteniéndose justo detrás de mí. Posa sus manos sobre mis hombros, ambas observamos nuestro reflejo en el espejo.
—No lo sé, quería hacerme un chongo alto pero ya es tarde —estoy mintiendo, la verdad es que no me importa absolutamente nada que esté relacionado con este momento.
—No te preocupes tanto, de ambas maneras luces hermosa —toma el cepillo y sin avisar comienza a pasarlo por mi cabello.
Frunzo el ceño ante sus cuidadosos movimientos, y al mismo tiempo mi corazón se estruja, me hubiera gustado que Abigail actuara de esta manera, por lo menos una vez.
Para mí es tan reconfortante que Nancy me trate de esta forma, y que a pesar de que no estuve en su vientre durante nueve meses, no hay día que se olvide de demostrarme su afecto.
—¿Estás emocionada? —su pregunta me saca de mis pensamientos.
—Mucho —aprieto los labios.
—Que bueno, la cena ya está lista, pero Jonathan no, está muy nervioso —
—¿Por qué? —
—Quizás porque está a punto de conocer al chico que hace feliz a su hija —asiento con la cabeza.
—Sí... debe ser eso —si supiera que en realidad quién me hace feliz es un hombre de casi cuarenta años, no estaría nervioso, si no más bien furioso.
—Voy a revisar que todo esté en orden, nos vemos abajo —aprieta mis hombros y al mismo tiempo deja un beso en mi cabeza.
Me miro por última vez en el espejo, y al estar segura de que todo está bien decido bajar. Aquel delicioso olor es más perceptible aquí abajo, y todo lo que hay sobre la mesa luce exquisito. Me acerco al sofá con intención de sentarme, pero justo antes de llegar el timbre suena.
—Debe ser él —dice Nancy desde la cocina, y mientras me acerco a la puerta inhalo todo el aire que me es posible.
—Sí, es él —aviso en cuanto observo su horrible rostro, finjo una sonrisa y antes de invitarlo a pasar, tomo su mano y lo alejo de la entrada.
—Hola, sweetheart —ruedo los ojos ante su estúpido saludo.
—No intentes pasarte de listo —susurro con mucha seguridad, pero mi amenaza sólo ocasiona que su típica sonrisa burlona aparezca en su rostro. —Diremos que nos conocimos en el gimnasio, y que llevamos algunas semanas de estar saliendo —
—Espero no olvidarlo, no tengo muy buena memoria —arruga su nariz, y para contener mis malos comentarios muerdo el interior de mi mejilla.
—Eres un idiota —su sonrisa se borra e inesperadamente siento sus manos en mi cintura, ante esto mis cejas se juntan.
ESTÁS LEYENDO
𝙰𝙼𝙰𝚁𝙴𝚂𝙲𝙴𝙽𝚃𝙴
Ficção GeralEdward Munson tiene ahora 38 años, pero su esencia sigue siendo la misma, le gusta estar en situaciones de riesgo, como por ejemplo; entre las piernas de la mejor amiga de su hija, Helen Byers.