Nick era un chico con el que me estaba hablando este verano.
Llevaba un montón de tiempo colada por él.
Incuso vamos al mismo instituto, aunque él es un poco mayor que yo.
Estaba muy obsesionada. Hubo una temporada en la que me tiraba todo el patio mirándolo.Menuda obsesionada.
Este verano, Lucía y yo habíamos conseguido su número de teléfono.
Ella me había ayudado. De no ser por ella no lo hubiera conocido, era muy vergonzosa para esas cosas.
Pero cuando hablábamos yo quería llegar a ser más que amigos y él se lo tomaba de otra forma.
Como si fuéramos compañeros de conversación o simplemente, amigos.Yo veía que no tenía iniciativa, y era la que siempre empezaba hablándole o empezando un tema de conversación. Y eso me cansaba.
Si no fuera por mí, solo hubiéramos hablado 2 veces...¿No empezaba él la conversación porque le daba vergüenza?¿O porque pasaba de mi cara?
Creo que la segunda.
También hablábamos por foto.
Hasta llegamos a hablar por foto 1 mes o por ahí. Hasta que le dije que no quería seguir hablando por foto por descansar y hacer algo distinto.
Pero él se negó.Vale...
¿Me paso toda la vida hablando por foto contigo hasta que esté haciendo ganchillo en la mecedora?
Un día, por una foto, pude deducir que estaba con unos amigos. Había quedado.
Yo también había quedado con Lucía.Hasta que se me ocurrió escribir en la foto: ¿qué haces? Me aburro.
—Nada, esperando a que un amigo me responda — me contestó.
¿Un amigo?
Huele a chamuscado.
—¿Un amigo? —ya había cogido confianza y no me corté.
Además, me impulsó Lucía, que no se pensaba las cosas dos veces.
— Nada, una amiga —me dijo él.
¿Una amiga?
Se extendía el olor a chamuscado.
Lucía estaba con su mirada de: uy.
Alguna vez me había parado a pensar:
¿Y si no sólo estaba yo?—¿Una amiga? —pregunté y el vaso estaba rebosando.
Lucía y yo estábamos deseando recibir la respuesta.
Estábamos muy nerviosas.¿No era un amigo?¿Ahora es una amiga?
Me esperaba lo peor.
—Nada, mi novia.Mi alma se apagó. Mi cabeza se quedó en blanco. Mi cuerpo inmóvil. Y yo con una lista de preguntas inmensas.
¿Qué?
O sea, era un amigo, luego una amiga, pero después su novia.
Tío, ya podrías haberme contestado con un: Nada, es un amigo que tengo en el instituto.
Pero no.
La había cagado. Y bien cagada.
El diablo se había despertado.
Tenía muy mal genio. Quien me toca las narices, se mete en un berenjenal.
Lucía estaba demasiado entretenida en su móvil, pero le interrumpí mostrándole el mensaje. Despacio, levantó la cabeza mirándome con la boca abierta.
— ¿Tu novia?—le pregunté—. No sabía que tenías novia.
—Es que empezé a salir con ella ayer.
Claro.
Y yo me chupo el dedo, ¿no?
Y seguimos teniendo una conversación en la que pareció cabrearnos, o por lo menos yo. Me dijo en una de sus intervenciones que me veía muy cabreada y que ahora él se había rayado.
Rayada yo, perdona.
Hasta que dejamos el tema un poco por el aire y seguimos hablando por foto sin decirnos nada más.
Últimamente no tenía muchas ganas de hablar por foto. O me había cansado o es que me estaba dando cuenta de que él no era mi tipo.
Tampoco estaba durante ese tiempo muy loca por él.
Por eso no me dio un ataque de ansiedad grave.Me tiré un día muy triste.
Pero después de dos semanas, le volví a preguntar de parar de hablar por foto. Y me dijo que vale.
Qué raro.
Y desde aquel entonces no volvimos a hablar.
Llevo mucho tiempo sin hablar con él.
Me he planteado escribirle, en plan amigos. Pero no quiero sufrir más. Ahora si me lo cruzo me va a dar mucha vergüenza saludarle.
Y no era por lo que había pasado, si no hubiera pasado, también me daría vergüenza.Siempre tengo mucha vergüenza.
La verdad es que es alto, no es que sea guapísimo pero tiene su gracia y estaba bueno.
Lo sé por que en una foto vi su abdomen.
Ni tan mal.
Pero tenía muchos puntos a favor y en contra sobre él.
**
Mierda.
Entré al mensaje y le contesté.
—Hola —le dije.
Nada más contestar, el doble tick se llenó de azul como un rayo.
Joder, si que estaba pendiente del teléfono.
—¿Qué tal?— me contestó queriendo seguir conversando.
¿En serio?
¿Y esa iniciativa de ahora?
Antes no me preguntaba ni qué tal.
—Bien, ¿y tu?¿Sigues con tu novia?
Qué borde. Pero me la sudaba.
—Lo dejamos hace poco.
Ja.
—Oh, lo siento — dije yo.
Tendría que ser actriz, triunfaba seguro.
—No te preocupes. Oye, pero si quieres algún día podemos quedar y hablamos. Nunca hemos hablado en persona. ¿Qué piensas?
¿Qué intención tenía este?
—Vale.
Dije yo dejándolo por el aire y no muy convencida.
—Echo de menos hablar contigo.
¿Qué?
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Lucha conmigo
Teen FictionCuando Sandra se apunta a artes marciales con sus dos amigas conoce a Rubén, un joven de sonrisa encantadora. Los sentimientos de ella florecen cada vez que lo ve y está cerca de él. Un día, Lucas, un nuevo alumno entra a clase. Al hablar con Sandra...