Capítulo 25

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El timbre sonó.

Los chicos ya habían llegado.

Después de un largo esfuerzo, entre las tres habíamos conseguido decorar la planta baja, distribuir la comida y bebida, elegir la música y por último, prepararnos para la fiesta.

-¡Voy yo a abrir! -grité para que las chicas me oyeran desde el piso de arriba.

Me dirigí a la puerta peinando y acariciando mi pelo con una mano.
Giré el pomo de esta y los tres chicos aparecieron en el umbral de la puerta.

Lucas llevaba unos vaqueros negros cortos desgarrados y una camiseta azul marino.
Matt vestía unos vaqueros cargo cortos con una camiseta blanca.
Iván llevaba vaqueros blancos con una camiseta negra.

-¡Qué guapos! -dije, mirándolos a cada uno.

Los tres esbozaron una sonrisilla.

Unos pasos bajando las escaleras se escucharon desde la entrada y miramos hacia allí.

Paula y Aitana bajaban del piso de arriba.

-Hola, hola -dijo Aitana, alegre. Paula a sus espaldas la seguía sonriendo.

Ambas se pusieron a cada lado mío apoyándose de mis hombros.

-Me parece que vosotras habéis ganado el concurso de belleza -dijo Iván.

-Tienes toda la razón -dijo Lucas, deteniendo su mirada en mí.

Sentí algo de nerviosismo en mi interior y todos empezamos a reír.

Las chicas íbamos con vestido: yo con uno negro, Aitana con uno beige y Paula con uno azul.

Les dejamos paso para que entrasen.

-¿Estamos todos? -preguntó Matt, mirando por toda la planta, una vez ya dentro de la casa.

-Rubén al final no viene. Así que sí, estamos todos -dije yo, algo incómoda.

Silencio.

-¿Y eso? -preguntó Lucas.

-Asuntos familiares -me encogí de hombros.

Lucas asintió lentamente.

Levanté la mirada hacia él, ya que la tenía perdida en el suelo.
De repente solo estábamos él y yo, los demás se habían marchado al salón, concretamente a los sofás.

Me miraba a los ojos intentando descifrar lo que estaba pensando. Pero su mirada reflejaba algo que no conseguía averiguar.

-No te preocupes, yo me aseguraré de que te lo pases en grande -dijo restándole importancia.

Eso es lo que me gusta de Lucas.

Hace que una nube gris y triste sea una nube colorida y alegre.

Me pasó un brazo por los hombros y con un gesto de cabeza me cuestionó si ir hacia donde estaban los demás.
Asentí con la cabeza y sonreí.

Nos fuimos hacia allí y nos sentamos los dos en un sofá que quedaba libre.

Alrededor de los sofás había una mesa con comida y refrescos.

-Y bueno, ¿qué hacemos? -preguntó Lucas.

-¿Jugamos a Mario Kart? Mis tíos tienen el videojuego -dijo Paula.

-De una -dijo Aitana.

-Guay -añadió Matt.

-Me parece bien -dije yo.

-Lo que queráis -dijo Iván e hizo una pausa hasta decir:-. Por alguna casualidad, ¿tienes Fortnite?

Todos estallamos a carcajadas.

Lucha conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora