Estamos a 11 de septiembre.
Hace casi dos semanas desde que decidimos ir a jiu jitsu, mejor dicho, probar...
Cuando me he levantado he disfrutado de no pegarme el madrugón, ya que hay adaptación en el instituto para todos los cursos el primer día porque solo es plantear un poco el curso, dar horarios, etc.Así que por mi grupo de amigas hablamos sobre qué ponernos y cuándo íbamos a salir de nuestras casas...Cosas típicas del inicio de curso.
Todo son los nervios, pero luego ya te acostumbras.Cuando entramos y nuestra nueva tutora se presentó y los nuevos compañeros de este año también, la clase de bienvenida dio comienzo.
La verdad es que estuvo bastante bien y cuando salimos, de hecho más tarde que la otra clase, nos contamos, por supuesto, chisme.
Y como es tradición, cuando hacemos este horario especial, nosotras nos fuimos a casa de una amiga a jugar con sus cobayas.Así que una vez que cada una se fue a su casa a comer, yo tenía muchos nervios debido a que esa misma tarde tendríamos la supuesta prueba de ver si nos gustaba o no aquel deporte.
Comí, me preparé para irme a la academia y salí de mi casa. Era también el primer día de academia pero al llevar tanto tiempo yendo se me hacía corriente. También hay que decir que yo me llevo genial con mis compañeros, que gran parte de ellos son amigos desde pequeños, de ahí viene la confianza y no tenía nervios.
Pero cuando acabamos la academia, nos montamos las tres en el coche del padre de Paula. Estábamos con mucha vergüenza.
Cosas típicas de ser nuevo en un sitio.Al llegar al poli, entramos por la puerta principal y, como ya sabíamos dónde estaba cada cosa, encontramos el sitio donde hacían la clase.
Era una sala muy grande con ventanas y toldos por fuera, el suelo cubierto por un tatami... Había sitio suficiente para dejar tus cosas y cambiarte...
Así que al entrar con la cara de novatas, dejamos nuestras cosas en un lado mientras los demás se ponían su kimono, y nosotras nos quedábamos en corrillo de pie.Al entrar pude divisar a lo lejos del tatami a cuatro chicos.
Dos parecían tener unos 2 años menos que nosotras y parecían majos.
Otro parecía de nuestra misma edad, también sería amable, se le veía muy simpático.
Y el otro tendría unos 2 años más que nosotras, en conclusión, unos...¿16?
Quizás.Aquel chico se veía del montón, no de los guaperas que van por ahí de chulos, sino un chico simple pero que tendría sus puntos buenos.
Era alto, castaño, buen cuerpo...Pude ver que nos miraban el cuarteto unos minisegundos.
Compartíamos gustos, éramos muy marujas.
—Bueno, ¿qué opináis de los chicos? —dije yo en un susurro ya que nos podía oír la gente de por allí.
—Puf, nada... Me esperaba algo mejor, era muy difícil que nos encontráramos a un pibón por aquí—dijo Paula con decepción.
—Pero escúchame, el tío ese es súper alto, a mi me tira ese a la más mínima... —dijo Aitana asustada.
Me reí con una carcajada propia de mí.
Me dio por mirar por el tatami otra vez.
Vaya, el tío alto, tal y cual lo habíamos bautizado, estaba mirando hacia nosotras. Pero yo solo miraba hacia allá, mis dos amigas no.
Cacho contacto visual que hicimos...
ESTÁS LEYENDO
Lucha conmigo
Novela JuvenilCuando Sandra se apunta a artes marciales con sus dos amigas conoce a Rubén, un joven de sonrisa encantadora. Los sentimientos de ella florecen cada vez que lo ve y está cerca de él. Un día, Lucas, un nuevo alumno entra a clase. Al hablar con Sandra...