Iba de camino a clase de jiu jitsu con mis dos amigas.
Cuando llegamos allí íbamos hablando sobre el chisme del día.
Después dejamos nuestras cosas donde la solemos dejar siempre y al girar la cabeza para escanear el escenario -ya que no había tenido oportunidad de hacerlo antes- pude ver a nuestras compañeras, al grupo de chicos que hablaban en el tatami, donde vi entre ellos a Rubén. Sonreí al verlo tan distraído. Y por último, divisé a la última persona que me quedaba: Lucas.
Estaba apoyado en la pared lateral viendo el móvil. Parecía tan tranquilo y pacífico...que daba gusto observarlo.Retiré la mirada y me dispuse a ponerme el kimono junto a Paula y a Aitana.
La clase empezó practicando técnicas. Y para ello me junté con Rubén.
—¿Qué tal hoy? Ah, pero si ya te había visto antes. ¡Qué tonto! Hahaha —dijo él, apunto de ponernos manos a la obra.
La verdad es que me había gustado mucho su sorpresa de esta mañana. Las vistas eran tan preciosas...
—Es verdad, ha pasado tanto tiempo... —respondí irónicamente y los dos nos reímos.
Todo se veía muy normal hasta que me fijé en su cuello. Tenía una área morada en la parte lateral. Él notó que yo miraba a esa zona y se le borró la sonrisa al mismo tiempo que bajaba la mirada.
—Rubén, ¿qué te ha pasado ahí? —pregunté apuntando con un dedo a la marca.
—No es... no es nada.
Enarqué una ceja.
—Solo que un chico de mi instituto me ha golpeado, pero nada importante, tranquila —dijo mirando al suelo.
Algo iba mal.
Sabía casi segura que me estaba mintiendo.
Pero no lo forzé más porque notaba lo incómodo que estaba.Nada más me surgió darle un abrazo.
Notaba lo tensa que estaba su espalda.
Él me respondió al abrazo rodeando sus brazos alrededor de mi cuello.
**Al final de la clase nuestra profesora nos pidió tres minutos de nuestra atención.
Nos pusimos en forma de semicírculo delante de ella.
—Bueno chicos solo quería deciros que ya tengo la fecha de la competición —anunció ella.
Todos vitoreamos y aplaudimos tras unos segundos.
—Será el 15 de diciembre —continuó, sonriendo.
—Valeee —respondió gran parte de la clase.
—Y también tengo algo que comunicaros: me han informado de que tenemos la oportunidad de entrenar con más clases de jiu jitsu de la comunidad en un polideportivo no muy lejos de aquí, pero si que haría falta encargar un autobús. Es un fin de semana en el que lo podremos pasar en grande. ¿Qué os parece, chicos y chicas?
—Qué guayy —respondieron unos.
—¡Qué ganas! —respondieron otros.
—Pero, ¿y cuando sería? —preguntó un compañero.
—Dentro de un mes, osea que el 20 de octubre —indicó la profesora y todos asentimos con la cabeza—. Ya me confirmaréis asistencia. Ahora podéis iros, gracias por atenderme.
Todos nos dirigimos a coger nuestras cosas para marcharnos.
Las tres salimos y nos dirigimos al parking mientras charlábamos de una tarea de castellano que nos habían encargado del instituto.
De repente noté como una mano se posaba en mi hombro. Me giré y vi a Lucas jadeando un poco, por lo que deduje que había corrido unos cuantos metros.
También deduje que iba a decirme algo.
Aitana y Paula se miraron poniéndose de acuerdo con la mirada.
—Sandra, nosotras vamos a acelerar el paso —dijo Paula.
—Sí, te esperamos en el coche — complemento Aitana.
Las dos siguieron hacia delante avanzando.
Ahora Lucas y yo estábamos solos, uno frente al otro.
—¿Quería preguntarte si me podrías dar tu número de teléfono? Ya sabes, para hablar y eso —dijo.
—¡Claro! No me había dado cuenta de que aún no tenía tu número.
En realidad, si que se me había pasado por la cabeza. Y varias veces.
Pero no quería sonar patética.Los dos sonreímos tímidos y nos intercambiamos los números de teléfono.
—Genial, ya está —dijo Lucas esbozando una sonrisilla.
—¡Sí! Te escribiré después —le guiñé un ojo.
Nos quedamos inmóviles, sin saber qué hacer.
Él supo en seguida lo que hacer y se acercó a mí para darme un abrazo. Yo le devolví el abrazo y me cogió lo suficientemente fuerte para levantarme del suelo y auparme levemente.
Luego me bajó al suelo y ambos sonreímos alegremente.
**
Cuando llegué a mi casa revisé el buzón para ver si había alguna carta.
Y estaba en lo cierto: me encontré con una.
Abrí la puertecilla para recoger la correspondencia. Al observarla más detalladamente me di cuenta de que era para mí, pero no indicaba el nombre del remitente.
Me quedé algo extrañada ya que no suelo recibir ninguna carta y también por el hecho de que no pudiera saber quién me la enviaba.
Entré a mi casa para poder verla con más tranquilidad y dejar la mochila de jiu jitsu.
Dejé el equipamiento en una esquina de mi habitación y me senté en mi cama.
Al abrir el sobre me encontré con una hoja de papel y dos fotografías que sobresalían de su continente.Saqué las tres cosas y me fijé bien en las fotos en primer lugar.
Había una en la que salíamos Lucas y yo en la piscina el otro día en la fiesta.
La foto se había hecho desde la distancia y suponiendo que por arriba de la valla.
Me quedé sorprendida. Intentaba que mi cabeza comprendiera que era de verdad: alguien nos había hecho una foto.Dirigí mi mirada a la otra foto en la que salíamos Rubén y yo en su moto el día que fuimos a visitar a Nick al hospital. Esta fotografía también estaba tomada desde la distancia pero se nos veía perfectamente.
Perpleja por la situación decidí coger la hoja de papel y leerla. Esta decía:
Veo que vas a dos bandas, ¿eh?...Lleva cuidado con los sentimientos de las personas o habrán consecuencias al respecto.
Al oír esas palabras resonar en mi mente no me lo podía creer. Simplemente no era algo normal.
Al instante, pensé que no podía ser alguien más que "el falso Rubén", que como siempre, intentaba sacarme de mis casillas.
Por una parte, me obligué a pensar que no debía destruirme la cabeza por una cosa que a lo mejor era una broma pesada.
Pero por otra parte, podría ser algo serio, y no me gustaba ni un pelo.¿Qué le habré hecho yo a esta persona para que no me deje ni respirar tranquila?
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Lucha conmigo
Teen FictionCuando Sandra se apunta a artes marciales con sus dos amigas conoce a Rubén, un joven de sonrisa encantadora. Los sentimientos de ella florecen cada vez que lo ve y está cerca de él. Un día, Lucas, un nuevo alumno entra a clase. Al hablar con Sandra...