Estuvimos Rubén y yo hablando en aquel jardín.
Me estaba contando anécdotas de jiu jitsu mientras yo me lo imaginaba. Se veía tan guapo.¿Porqué no lo había conocido antes?
—¿Te apetece que vayamos de vuelta?—preguntó devolviéndome a la realidad— Estarán a punto de servir la comida.
—Vale, vamos.
Y nos pasamos casi toda la comunión juntos charlando como si fuéramos amigos.
Parecía mi acompañante. Y tal vez mi novio.
Si que estaba mal yo...
Después de la comida, decidimos dar un paseo por allí.
Habíamos cogido bastante confianza y ya éramos como dos amigos.
—No te he preguntado, ¿qué te gusta?¿tienes algún hobby? —dije yo curiosa.
—Bueno, en el conservatorio me dan clases de piano, se me da muy bien.
—Qué guay. Yo solía ir a clases de canto.
—¿Ya no vas? —me miró atentamente.
—No. No tenía mucho tiempo y me desapunté.
—Ah bueno.
—A mi me encanta leer. Voy a una academia de inglés y ahora a jiu jitsu.
—Vaya, interesante. ¿Y porqué decidiste apuntarte a jiu jitsu?
—Porque este verano ya nos queríamos apuntar a algo mis amigas y yo. Queríamos practicar la defensa y eso... Es entretenido y útil.
Me dedicó una media sonrisa y no pude evitar mirarlo.
—¿Qué? —preguntó.
—Nada.
—¿Nada, ojitos?
Ojitos...
Nuevo apodo.
Cada vez me gustaba más.
—Nada, sonrisa bonita.
Y el volvió a reír.
—¿Tienes alguna alergia? —pregunté.
—Sí, al polvo y los perros.
—Ahh.
—¿Y tú? —me miró con una ceja enarcada.
—No tengo, no sé si será un poco...
—Oye, ¿ese no es el tío de antes? —me preguntó interrumpiéndome.
Sí, era él.
El pesado de Nick.
Agradecí que me interrumpiera para decírmelo.
Estaba esquivando varios grupos de gente y venía en dirección hacia nosotros. Pero no nos había visto.
Nosotros a él sí. De milagro.
—Ostras, sí.
—Rápido, ven conmigo.
Extendió su mano y yo la cogí, estaba cálida y era muy agradable. Se giró hacia el lado derecho —donde estaba el edificio en el que se celebraba el banquete, etc. — y abrió una puerta que tenía una ventanita.
Cuando entramos, el interior estaba oscuro pero se podía divisar una sala pequeña con unas cajas y unas estanterías. Era un almacén pequeño.
Rápidamente, me pegó a la pared contra él y haciendo una señal de silencio.
Me recordó a Nick, pero sabía que no se iba a repetir con Rubén.

ESTÁS LEYENDO
Lucha conmigo
Genç KurguCuando Sandra se apunta a artes marciales con sus dos amigas conoce a Rubén, un joven de sonrisa encantadora. Los sentimientos de ella florecen cada vez que lo ve y está cerca de él. Un día, Lucas, un nuevo alumno entra a clase. Al hablar con Sandra...