Capítulo 8

24 3 0
                                    

Hoy tendríamos que ir otra vez a jiu jitsu para decidir lo que vamos a hacer.
Estaba pensando mucho en aquel mensaje de Nick.

Joder.

¿Por qué tenía que volver a escribirme?¿No sabía que ya había sufrido mucho?

No.

¿Qué iba a saber él?

Me impactó que lo hubiese dejado con su novia. No esperaba que duraran tan poco.
Nada, lo mismo que ha durado hablando conmigo.
Al tío le van las cosas rápidas y cortas...

Esa mañana me fui al instituto pensando mucho en él.

Cuando me iba al patio, tan tranquila por las escaleras, mi campo visual pudo verlo.

Mierda.

Estaba bajando las escaleras desde el piso de arriba y yo iba a bajar también. Lo que era igual a que nos íbamos a cruzar.

Sin saber lo que hacía, me esperé dando diminutos pasos con intención a bajar con él al patio.
Pero él bajaba lento, irritándome. Me estaba poniendo nerviosa.

Qué poca paciencia.

Cuando por fin tocamos el mismo suelo, la misma superficie, volvía a ir lento...

Me miraba con una sonrisa siniestra y sin decir nada.

¿De qué iba este?

Puf.

—Hola... —murmuré.

Él no dijo nada.

Así que me dispuse a ir bajando por las escaleras con un nudo en la garganta pasando de su cara.

Y cuando salí y me dio el aire, suspiré.

No podía ser más vergonzosa.

Pero, ¿y él?
No me había saludado, a no ser que hablase por lo bajini.

Pero sabía que no me había saludado.

Era obvio.

                              **

Aquella tarde, al acabar la academia, nos montamos en el coche del padre de Paula con destino a hacer la segunda prueba.

Cuando llegamos hicimos lo mismo: esperar a que empiece la clase.

Allí estaba el tío alto, en el tatami, hiperactivo con los demás chicos.

Todo iba bien, hasta que la clase fue transcurriendo y tocó luchar.

—Paula con Martina y... Sandra con... Rubén —dijo la profesora—. Rubén, lleva cuidado con ella.

Él asintió con la cabeza

Vaya, los sobrantes nos habían puesto juntos.

¿Cuidado?

Joder, qué miedo.

Todos estaban ya peleando y nosotros nos acercamos e hicimos el saludo.

Tenía unos ojos misteriosos junto aquel despeinado pelo castaño.
Era muy alto y se le notaba fuerte...

Cuando empezamos nos echamos al suelo y comenzamos.

No sabía mucho e hice lo que pude.
Yo era fuerte, no me dejaba vencer. Y aquello mismo hice, aunque él tuviese aquella fuerza y estrategia para hacer varias técnicas, yo me imponía. E intentaba hacer lo que podía.

Peleaba muy bien. Hacía muchas poses extrañas...La cucharita, por ejemplo, o te hacía de caparazón.

No estaba mal el tío.

¿Tendría tableta?

Qué malmensada.

Me bloqueó por un momento con su cuerpo haciendo un caparazón contra mí. Los dos estábamos jadeando y no podíamos más.
Noté como sus suspiros rozaban mi cuello y sentía como me daba gustillo.

No sentaba nada mal. Me sentía bien.

Aquel chico me transmitía buenas vibras.

Cuando acabamos le pregunté cómo se hacía una técnica.

Había mucho jaleo detrás y no podía oírlo bien.

—...¡callaros! —dijo él a los demás y me quedé sorprendida al ver que se preocupó porque escuchara su explicación.

Qué amable.

—...y ya estaría, bro — vi como se le escapaba aquella palabra y se encogió un poco. Él sabía que no quería decir eso, pero no me molestó, me causó una risilla.

Nos miramos y nos fuimos cada uno por un camino distinto, a realizar otra lucha con otra persona.

Al acabar la clase le dijimos a la profesora que si íbamos el siguiente día es que nos apuntaríamos.

Cuando salimos, ellas dos iban delante y yo estaba detrás, enfocada en mi móvil viendo algunos mensajes cuando de repente noté que tenía a alguien atrás que pasó por mi lado.

Era Rubén.

Giré la cabeza al igual que él.

—Adiós —me dijo con una sonrisa amplia.

—Adiós, Rubén —le dije devolviéndole el gesto.

Cuando se alejó, Paula y Aitana giraron la cabeza con la boca abierta y con una ceja enarcada.

Se habían dado cuenta.

Yo les puse cara de: yo tampoco entiendo nada.

Me fijé en los mensajes de nuevo y vi que tenía uno de Nick.

Uf.

—Hoy no me has saludado —vi que ponía en el mensaje.

¡¿Perdona?!

Mira quien habla.

—Yo sí, tu no me has saludado — escribí con una cara frustrada, la cual él no iba a poder ver.

—Yo te he saludado y no me has dicho nada, pues...

¿De qué iba?

—Yo te he saludado, no me habrás oído.

—Bueno, da igual...

Pues vale.

Se comportaba mejor Rubén conmigo que lo conozco de hace 2 días que Nick, que lo conocía desde este verano.

Ese tipo de ojos marrones y pelo negro ha pasado de gustarme mucho a que le odie.

Odiarlo demasiado.

Con Rubén me siento mejor.

Más yo.

Más libre.

Más feliz.

Más agusto.

Más empezando a gustarme.

Lucha conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora