Capítulo 12

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Decidí no hacer nada y ya investigaría en mi casa. Durante todo el trayecto en el coche no paraba de pensar en lo que había visto hace un rato.

Rubén estaba súper raro y no me decía nada, cosa en la que podría estar involucrado su padre.
Después, esa chica había entrado y no paraba de darle cariño, pero él aún seguía con la cara de enfadado. Quizás, era su novia. O a lo mejor, alguna chica que no paraba de ir detrás de él.
Y finalmente, el mensaje. El supuesto mensaje de Rubén, aunque me lo hubiese dicho cuando estábamos allí.
Alguien podía estar bien informado y haberse hecho pasar por él.

Pero de tanto pensar, me di cuenta de que ya habíamos llegado a mi casa.
Cuando llegué no paraba de pensar qué hacer.
Me senté en mi cama mirando el techo.

¡Eureka!

Me metí al WhatsApp y le contesté:

-Hola. Sí, muy bien. Acabo de llegar a mi casa, estoy cansadísima. ¿Tu qué has hecho esta tarde?

En cuanto lo envíe, me salí. Pero no me dio tiempo a apagar el móvil cuando me llegó un mensaje.

Era él.

-Nada, he estado en mi casa con la consola.

En cuanto lo leí no pude aguantarme la risa.

Confirmamos. Es un intruso.

En realidad, no estaba tan informado.
Rubén había estado en la clase de jiu jitsu, no en su casa.

Estaba tan pensativa que no me di cuenta del mensaje nuevo.

-El viernes tengo una fiesta. ¿Tú vas a hacer algo el viernes?

-También tengo una fiesta. ¿Puede que la anfitriona sea Claudia?

-Sii

Claudia era una chica de mi clase que solía hacer muchas fiestas. Lo que me llevaba a que el impostor tendría que tener relación con Claudia.

-A ver si nos vemos.

Ahora si que lo voy a pescar.

Dejó el mensaje en visto durante unos minutos.

No me extrañaba que no supiese qué responder ya que, era obvio que no era Rubén. Y si queríamos vernos, él no tenía ningún disfraz de Rubén.

Pero pasaba el tiempo y no me respondía. Una de dos: quería finalizar así la conversación o lo había pillado y no me había respondido.

**
Ya es viernes.

Lo que significa que hay fiesta.

Me puse un vestido rojo ajustado que me llegaba por la mitad del muslo y mis Converse blancas.

Me recogí el pelo en una trenza y me puse rimel en las pestañas, un poco de gloss y maquillaje hecho.
Al final, opté por ponerme unos pendientes de aro, los cuales favorecían el look.

Cuando salí de mi edificio, Paula y Aitana me estaban esperando. Ellas también estaban invitadas e íbamos a ir juntas a la fiesta.

-Holaa -me saludó Aitana mientras me daba un abrazo.

Paula, seguidamente hizo lo mismo dedicándome una sonrisa.

-Qué calor que hace, menos mal que no me he puesto la chaqueta -dije abanicandome con la mano.

-Menos mal, sí -murmuró Paula-. La hubieses llevado todo el rato en la mano, así que menos estorbo para bailar.

Nos reímos las tres a la vez.

-Ale, ¿vamos?- preguntó Aitana.

Las dos afirmamos con la cabeza y nos dirigimos hacia allá.

Durante todo el camino estuvimos hablando de varias cosas, hasta que llegamos a la mega casa de Claudia.

Obviamente, estaba en una urbanización y apartada de las demás casas. Eran duplex, y el de ella era el que más destacaba. Sobre todo por la música y las luces, y la gente cantando.

Nos acercamos hacia la multitud y las tres nos miramos decididas. Entramos entre toda aquella multitud del jardín y la atravesamos con facilidad.

Cuando entramos en la casa yo me entretuve viendo una bola de discoteca en el techo. Pero cuando bajé cabeza me di cuenta de que estaba sola.

Al instante me puse de puntillas y, entre tantas cabezas pude ver la de Paula que estaba hablando con un chico. Y después vi la de Aitana hablando con unas amigas.

Me encogí de hombros y me dirigí a la barra de bebidas en la cocina.

Qué sed que tenía.

Iba tan tranquila andando cuando de repente vi a quien no me apetecía ver.

Lo llamaban Nick. El que está en todos los sitios.

Me paré enseguida. Intenté pensar en cómo pasar por al lado sin que me viera para llegar a coger mi bebida pero alguien me cogió del brazo y me llevó con él.

Casi del susto me caí al suelo.

Pero en cuanto íbamos entre la gente que había por allí levanté la cabeza y lo pude ver.

Ese corte de pelo, esos cabellos despeinados, esa espalda de modelo, ese cuerpazo, solo debía pertenecer a una persona. Rubén.

Mantuve el silencio mientras me guiaba hacia las escaleras del duplex hasta que llegamos a una azotea que tenía unas sillas de playa.

-¿Hola?-pregunté al ver que no me miraba a la cara y estaba parado.

Pero no me contestó y se mantuvo plantado mirando el suelo.

-¿Porqué me has subido aquí?

Después de un rato respondió.

-Porque no quería que el maníaco ese te volviera a tocar.

Pude notar su ternura y como me derretía yo por dentro.
De verdad se preocupaba por mí y me importaba mucho.

-Y has decidido subir aquí conmigo...Gracias.

Vi como se le ensanchaba la sonrisa.

-Oye, ¿te puedo preguntar algo?

Él asintió con la cabeza, pero aún no me miraba.

-¿Te ha pasado algo estos días?

Vi como se ponía tenso.

-Asuntos familiares, nada que te afecte a tí, tranquila. No pienses que es por tí. Lo siento si lo estoy pagando contigo.

Ya me estaba mirando.

Sentí como mi cuerpo se relajó.

-No pasa nada, lo entiendo -dije poniéndole una mano en el hombro-.¿Cómo sabías que aquí había...?

No pude terminar de formular la pregunta cuando se acercó y me dio un beso en los labios.

Por fin. Qué bien se sentía sin nadie interrumpiendo.

No me quité y dejé que siguiera hasta que se separó con una sonrisa.

-Esta es mi casa, Claudia es mi hermana. Por eso sabía que estaba aquí la azotea.

No pude reaccionar porque estaba en shock. Por el beso y la respuesta.

Vale, ya sabía donde estaba su casa.

-Espero que no te haya...

No le dejé terminar cuando me puse un poco de puntillas y le besé en la comisura de sus labios apoyando mi mano en su nuca.

Podría estar haciéndolo durante una semana sin problemas.

Sentí como el ponía sus manos en mi cintura y no abandonaba el beso.

Después de un rato, cuando nos separamos los dos, nos miramos a los ojos.

-Claro que no me ha molestado. Gracias por rescatarme, sonrisa bonita -le susurré en el oído.

Noté como esbozaba una sonrisa y me volvió a besar de nuevo.

Un beso tierno y agradable.

Muy propio de él.

Lucha conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora